Los panaderos artesanales de la capital morelense buscan que las nuevas generaciones de este oficio no olviden las recetas tradicionales, como el pan de pulque.
Jorge Hernández, presidente de la Asociación de Panaderos Artesanales de Cuernavaca, dijo que este producto ya no se encuentra en puntos de venta.
"Queremos que no solo se dediquen a lo gourmet; el pan de pulque es tradicional y es muy rico, no es fácil de preparar, pero vale la pena".
Explicó que este pan tarda más de 30 horas en realizarse porque el ingrediente estrella necesita reposar por lo menos una noche antes.
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Y es que los panaderos también hacen el pulque, que se obtiene de la aguamiel, un líquido dulce que fluye de las pencas de los magueyes de diez o más años y se vierte en tinajas para su fermentación.
Una vez que se tiene la bebida se mezcla con la masa e inicia su preparado, cuya receta guardan celosamente.
Jorge dijo que el pan está presente desde hace varias generaciones en su familia; sin embargo, se desaniman porque al ser una pieza que demanda más tiempo del habitual son muy pocos los que continúan con su realización.
Durante la "Feria del pan artesanal, café y chocolate" realizada del 3 al 7 de agosto en el centro de Cuernavaca, apostaron a dar degustación de este pan que tuvo buena aceptación de la gente.
"Los muchachos por curiosidad lo prueban y la verdad es que nos interesa que se coloque como uno de los principales productos de aquí".
A pesar de que conlleva una preparación más detallada, su precio es igual al del resto, es decir, la pieza puede costar entre 50 y 120 pesos según el tamaño.
Por último, invitó a sus colegas a no dejar que la tradición de este peculiar pan se pierda, sino que por el contrario lo ofrezcan para ganar más clientes y competir con las panificadoras industriales que manejan combinaciones gourmet.
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