/ viernes 27 de diciembre de 2019

[Tlacuache] Otra mirada a Teopanzolco

Las piedras prehispánicas de los antiguos muros, se empezaron a rehusar para construir bardas y casas circunvecinas

El asentamiento tuvo que ser muy distinto de lo que hoy observamos, con una distribución de las construcciones y su aspecto diferente y cuyas huellas encontramos bajo el suelo de la plaza y otras, que fueron recubiertas por las construcciones más recientes de la época.

En el transcurso de tantos siglos y especialmente durante el siglo XX cuando inició el crecimiento de la ciudad de Cuernavaca, las piedras prehispánicas de los antiguos muros, se empezaron a rehusar para construir bardas y casas circunvecinas. Este hecho, modificó en gran medida el tamaño de lo que fueron originalmente las estructuras prehispánicas de la zona, algunas de las cuales aparecen actualmente como bajas plataformas, pero que, en su época, eran unos basamentos altos e imponentes.


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El paso del tiempo no ahorró tampoco al aspecto estético, como estaban decorados los edificios que hoy lucen con paredes de piedra grisácea, incolora. En muchas paredes todavía se conservan restos del aplanado de estuco, sobre el cual se pintaba con vivos colores. La única evidencia que tenemos es el uso de color turquesa (en las paredes de basamento de Tezcatlipoca) y del rojo, detectado en varias estructuras. Durante su apogeo, Teopanzolco tuvo que lucir esplendido en la cima de la colina a la que se subía desde lo que hoy día es Gualupita. Los majestuosos templos y basamentos debieron ser visibles desde gran distancia. Desgraciadamente, no contamos con alguna descripción de los cronistas del siglo XVI que nos pudieran ampliar el conocimiento de este lugar en la época prehispánica, como lo hay para otros lugares del Valle de México.

A continuación, se presentarán algunas evidencias que se obtuvieron gracias a las exploraciones arqueológicas y que pueden dar luz a lo que fueron originalmente algunas de las construcciones de Teopanzolco.

La mayoría de los edificios prehispánicos que están de pie en Teopanzolco, proceden de la época cuando este territorio estaba bajo el dominio mexica. El patrón de distribución de las construcciones alrededor de la plaza principal, es muy característico de la época posclásica en el altiplano central.

De lado norte, la plaza debió estar flanqueada por una construcción cuyo lugar en la actualidad tomó la moderna caseta de entrada a la zona. Al proceder con la impermeabilización de la pared de la caseta, de lado de la calle, se descubrió una hilera de piedras bien acomodadas, correspondientes a lo que debió ser un muro largo prehispánico de aprox.15 metros de largo. Podemos suponer que la taquilla esta desplantada sobre lo que fue una construcción prehispánica y tuvo que ser alguna construcción importante, ya que, por su ubicación, flanqueaba la plaza principal de lado norte. Posiblemente si se excavara más profundo por debajo de la taquilla se pudiera tener más evidencias sobre la extensión que tenía este edificio y deducir su temporalidad e importancia según materiales arqueológicos encontrados.

Inmediatamente al norte del Gran Basamento se encuentra una plataforma alargada, No.12. Esta construcción fue limpiada de escombro en el año 1985 y fue cuando se descubrió que, en su interior, había otro edificio con características similares al que lo recubría. Al interior de la subestructura, en su parte central, al ras de la superficie, se localizó una fosa funeraria construida de piedras, de medidas aproximadas de 2 m. de largo por 1.50 de ancho, puesta en sentido este-oeste. La profundidad de la fosa era de aprox. 50-60 cm. Era evidente que se trataba de una tumba que estaba saqueada. La presencia de esta tumba al ras de la superficie, indicaría que lo que hoy día se ve como una plataforma, originalmente tuvo que ser un basamento más alto, para que la tumba quedara oculta en su interior. Podemos pensar hipotéticamente, que la subestructura tuvo que tener una altura de más de un metro desde el nivel superior actual, por lo que la construcción que la recubría, debió tener una altura total de más de 3 metros, siendo un basamento y no una plataforma. Actualmente la altura máxima de la pared exterior de lado este, tiene 1.60 m. de altura. En transcurso de los años, las piedras de este edificio prehispánico fueron tomados para hacer construcciones de las casas y bardas de la colonia Vista Hermosa.

Distribución de los edificios prehispánicos / Cortesía | Barbara Konieczna

De lado sur de la plaza principal, se levanta una larga y amplia construcción que, por su tamaño, se podría suponer que se tratase de un edificio con carácter palaciego No.2. En su parte superior se conservan restos del muro de algún cuarto que se edificó encima. De las descripciones de los cronistas del siglo XVI, sabemos que solo la gente principal tenia casas de piedra, levantadas sobre altos basamentos a los que se subía por escalinata. La ubicación de este edificio en una inmediación del gran basamento donde se llevaba a cabo culto de los principales deidades, Tláloc y Huitzilopochtli, nos sugiere que la construcción era habitada por algún personaje principal. Para lograr que el frente de este edificio mirara hacia la plaza y tuviera acceso desde su explanada, en la parte posterior se levantaron muros en talud de 2.50 m de alto para librar el desnivel del terreno. Los muros todavía conservan restos del estucado. No sabemos que altura tuvieron los cuartos, pero por las descripciones podemos suponer que mínimamente eran de 2 metros de altura, con techos planos. Tomando en cuenta que el basamento sobre el cual estaban construidos, era estucado, con más razón las paredes de los cuartos debieron tener aplanados y pinturas. En suma, toda esta edificación tuvo que tener una altura desde nivel de la plaza principal de un poco más de 3 metros.

Cortesía | Barbara Konieczna

Atrás del “palacio” se encuentra una extensa plataforma, No.15 cuyas características constructivas indican que originalmente fue un basamento de un tamaño y altura considerable y que su función era relacionada con otra plaza, no la que hoy vemos y que tuvo que existir rumbo al oeste, en lo que hoy se eleva el auditorio Teopanzolco. Las esquinas monolíticas de este edificio sugieren que debían cargar muros altos, parecidos a los del basamento de Tezcatlipoca. Al excavar una cala de sondeo al interior de esta construcción se vio que las piedras que conformaban el núcleo eran de gran tamaño indicando que este tipo de núcleo debió ser de una gran construcción masiva y alta y no de una baja plataforma. El acceso a este gran basamento era por medio de amplia escalinata de lado oeste, de la cual todavía se conservan restos de la alfarda y de un muro colindante. Sobre el muro, en su parte baja, todavía se pudo apreciar el estucado pintado de rojo. Al interior de esta gran construcción, había otra más antigua, cuyo muro todavía se puede apreciar de lado norte. Como en otros casos, las piedras que conformaban este edificio se usaron para las modernas construcciones de la colonia y las bardas.

Cortesía | Barbara Konieczna

Cortesía | Barbara Konieczna

Cortesía | Barbara Konieczna

Se tiene otra evidencia que en Teopanzolco había otra plaza, rumbo al oeste. Desgraciadamente, los edificios modernos arrasaron con las evidencias que nos podrían dar luz para saber que edificios la rodeaban. El día de hoy, observamos una larga y angosta construcción ubicada atrás de la línea de pequeñas plataformas y basamentos que flanquean la plaza principal de lado oeste, No.10. Es una construcción que podría tener relación con la existencia de un juego de pelota en este lugar. De lado este, tiene dos accesos por medio de escalinatas con alfardas, pero de lado oeste, también hay una escalinata delimitada por alfarda, que debió tener relación con la plaza que se presume había hacia oeste. La reconstrucción que se hizo de este edificio puede confundir sobre su carácter original.

Durante mucho tiempo después del abandono de Teopanzolco a favor de creciente Cuauhnáhuac, esos terrenos eran zona de ranchos, de campos de cultivo, lo que propicio que gran parte de las estructuras más altas, se arrasaron para nivelar el terreno. A esa situación se suma la destrucción que sufrió el sitio en el siglo XX, cuando la ciudad de Cuernavaca empezó expandirse y la piedra de las construcciones prehispánicas se utilizó para conformar tecorrales, bardas y cimientos de las casas.

Se calcula que el asentamiento prehispánico de Teopanzolco estaba habitado desde principios del siglo XII hasta el siglo XV. Son más de 300 años de constantes cambios arquitectónicos, modificaciones y sobreposiciones de edificios, que solamente una cuidadosa investigación arqueológica permite detectar.


REMEMBRANZA

Durante su apogeo, Teopanzolco tuvo que lucir espléndido en la cima de la colina a la que se subía desde lo que hoy día es Gualupita.

El sitio arqueológico de Teopanzolco, ha sufrido diversos cambios.

Los visitantes que acuden a la zona arqueológica de Teopanzolco admiran sus construcciones que se preservaron hasta el día de hoy, y con frecuencia asumen, que así era su aspecto en la época prehispánica, cuando este asentamiento estaba en funciones. La realidad dista mucho de esta visión. No olvidemos que pasaron casi mil años desde que los primeros pobladores tlahuicas iniciaron su vida en este lugar, cuya evidencia más antigua en Teopanzolco se remonta al año 1150 d.C.


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El asentamiento tuvo que ser muy distinto de lo que hoy observamos, con una distribución de las construcciones y su aspecto diferente y cuyas huellas encontramos bajo el suelo de la plaza y otras, que fueron recubiertas por las construcciones más recientes de la época.

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A continuación, se presentarán algunas evidencias que se obtuvieron gracias a las exploraciones arqueológicas y que pueden dar luz a lo que fueron originalmente algunas de las construcciones de Teopanzolco.

La mayoría de los edificios prehispánicos que están de pie en Teopanzolco, proceden de la época cuando este territorio estaba bajo el dominio mexica. El patrón de distribución de las construcciones alrededor de la plaza principal, es muy característico de la época posclásica en el altiplano central.

De lado norte, la plaza debió estar flanqueada por una construcción cuyo lugar en la actualidad tomó la moderna caseta de entrada a la zona. Al proceder con la impermeabilización de la pared de la caseta, de lado de la calle, se descubrió una hilera de piedras bien acomodadas, correspondientes a lo que debió ser un muro largo prehispánico de aprox.15 metros de largo. Podemos suponer que la taquilla esta desplantada sobre lo que fue una construcción prehispánica y tuvo que ser alguna construcción importante, ya que, por su ubicación, flanqueaba la plaza principal de lado norte. Posiblemente si se excavara más profundo por debajo de la taquilla se pudiera tener más evidencias sobre la extensión que tenía este edificio y deducir su temporalidad e importancia según materiales arqueológicos encontrados.

Inmediatamente al norte del Gran Basamento se encuentra una plataforma alargada, No.12. Esta construcción fue limpiada de escombro en el año 1985 y fue cuando se descubrió que, en su interior, había otro edificio con características similares al que lo recubría. Al interior de la subestructura, en su parte central, al ras de la superficie, se localizó una fosa funeraria construida de piedras, de medidas aproximadas de 2 m. de largo por 1.50 de ancho, puesta en sentido este-oeste. La profundidad de la fosa era de aprox. 50-60 cm. Era evidente que se trataba de una tumba que estaba saqueada. La presencia de esta tumba al ras de la superficie, indicaría que lo que hoy día se ve como una plataforma, originalmente tuvo que ser un basamento más alto, para que la tumba quedara oculta en su interior. Podemos pensar hipotéticamente, que la subestructura tuvo que tener una altura de más de un metro desde el nivel superior actual, por lo que la construcción que la recubría, debió tener una altura total de más de 3 metros, siendo un basamento y no una plataforma. Actualmente la altura máxima de la pared exterior de lado este, tiene 1.60 m. de altura. En transcurso de los años, las piedras de este edificio prehispánico fueron tomados para hacer construcciones de las casas y bardas de la colonia Vista Hermosa.

Distribución de los edificios prehispánicos / Cortesía | Barbara Konieczna

De lado sur de la plaza principal, se levanta una larga y amplia construcción que, por su tamaño, se podría suponer que se tratase de un edificio con carácter palaciego No.2. En su parte superior se conservan restos del muro de algún cuarto que se edificó encima. De las descripciones de los cronistas del siglo XVI, sabemos que solo la gente principal tenia casas de piedra, levantadas sobre altos basamentos a los que se subía por escalinata. La ubicación de este edificio en una inmediación del gran basamento donde se llevaba a cabo culto de los principales deidades, Tláloc y Huitzilopochtli, nos sugiere que la construcción era habitada por algún personaje principal. Para lograr que el frente de este edificio mirara hacia la plaza y tuviera acceso desde su explanada, en la parte posterior se levantaron muros en talud de 2.50 m de alto para librar el desnivel del terreno. Los muros todavía conservan restos del estucado. No sabemos que altura tuvieron los cuartos, pero por las descripciones podemos suponer que mínimamente eran de 2 metros de altura, con techos planos. Tomando en cuenta que el basamento sobre el cual estaban construidos, era estucado, con más razón las paredes de los cuartos debieron tener aplanados y pinturas. En suma, toda esta edificación tuvo que tener una altura desde nivel de la plaza principal de un poco más de 3 metros.

Cortesía | Barbara Konieczna

Atrás del “palacio” se encuentra una extensa plataforma, No.15 cuyas características constructivas indican que originalmente fue un basamento de un tamaño y altura considerable y que su función era relacionada con otra plaza, no la que hoy vemos y que tuvo que existir rumbo al oeste, en lo que hoy se eleva el auditorio Teopanzolco. Las esquinas monolíticas de este edificio sugieren que debían cargar muros altos, parecidos a los del basamento de Tezcatlipoca. Al excavar una cala de sondeo al interior de esta construcción se vio que las piedras que conformaban el núcleo eran de gran tamaño indicando que este tipo de núcleo debió ser de una gran construcción masiva y alta y no de una baja plataforma. El acceso a este gran basamento era por medio de amplia escalinata de lado oeste, de la cual todavía se conservan restos de la alfarda y de un muro colindante. Sobre el muro, en su parte baja, todavía se pudo apreciar el estucado pintado de rojo. Al interior de esta gran construcción, había otra más antigua, cuyo muro todavía se puede apreciar de lado norte. Como en otros casos, las piedras que conformaban este edificio se usaron para las modernas construcciones de la colonia y las bardas.

Cortesía | Barbara Konieczna

Cortesía | Barbara Konieczna

Cortesía | Barbara Konieczna

Se tiene otra evidencia que en Teopanzolco había otra plaza, rumbo al oeste. Desgraciadamente, los edificios modernos arrasaron con las evidencias que nos podrían dar luz para saber que edificios la rodeaban. El día de hoy, observamos una larga y angosta construcción ubicada atrás de la línea de pequeñas plataformas y basamentos que flanquean la plaza principal de lado oeste, No.10. Es una construcción que podría tener relación con la existencia de un juego de pelota en este lugar. De lado este, tiene dos accesos por medio de escalinatas con alfardas, pero de lado oeste, también hay una escalinata delimitada por alfarda, que debió tener relación con la plaza que se presume había hacia oeste. La reconstrucción que se hizo de este edificio puede confundir sobre su carácter original.

Durante mucho tiempo después del abandono de Teopanzolco a favor de creciente Cuauhnáhuac, esos terrenos eran zona de ranchos, de campos de cultivo, lo que propicio que gran parte de las estructuras más altas, se arrasaron para nivelar el terreno. A esa situación se suma la destrucción que sufrió el sitio en el siglo XX, cuando la ciudad de Cuernavaca empezó expandirse y la piedra de las construcciones prehispánicas se utilizó para conformar tecorrales, bardas y cimientos de las casas.

Se calcula que el asentamiento prehispánico de Teopanzolco estaba habitado desde principios del siglo XII hasta el siglo XV. Son más de 300 años de constantes cambios arquitectónicos, modificaciones y sobreposiciones de edificios, que solamente una cuidadosa investigación arqueológica permite detectar.


REMEMBRANZA

Durante su apogeo, Teopanzolco tuvo que lucir espléndido en la cima de la colina a la que se subía desde lo que hoy día es Gualupita.

El sitio arqueológico de Teopanzolco, ha sufrido diversos cambios.

Los visitantes que acuden a la zona arqueológica de Teopanzolco admiran sus construcciones que se preservaron hasta el día de hoy, y con frecuencia asumen, que así era su aspecto en la época prehispánica, cuando este asentamiento estaba en funciones. La realidad dista mucho de esta visión. No olvidemos que pasaron casi mil años desde que los primeros pobladores tlahuicas iniciaron su vida en este lugar, cuya evidencia más antigua en Teopanzolco se remonta al año 1150 d.C.


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