Todo está en constante movimiento, cambiando. Lo podamos percibir o no, nada es hoy como fue ayer, instante tras instante todo se transforma. En esta abundante temporada de lluvias el río que fluye nutrido por ellas nunca es el mismo; los charcos, evaporándose, al mediodía pasarán a formar nubes y el rocío, en la temporada de frio que se avecina, formará parte del hielo en la copa de los volcanes.
Hoy es día de San Miguel Arcángel. Esta deidad, cuyo nombre en hebreo significa ¿quién cómo Dios?, está íntimamente asociada al ciclo agrícola, en especial al del maíz, y por ende al de lluvias, al agua, de allí que se le relacione con Tláloc y también, debido a su iconografía, a Quetzalcóatl. Doña Cuca Reyes, alfarera de Tlayacapan, elabora, a partir de un molde con más de un siglo de antigüedad, heredado por lo menos a través de cuatro generaciones, piezas de barro del arcángel que serán utilizadas en la ceremonia de iniciación de los graniceros, quienes habrán de interceder para que el temporal sea bueno. Las cruces de pericón (tagetes lucida, o yauhtli en náhuatl), que este día se colocan en muchas puertas de hogares morelenses, obedecen a que como hoy el arcángel anda enfiestado, el diablo, su adversario, el dragón que sucumbe a sus pies, anda suelto. Estas cruces también se ponen en los cuatro puntos cardinales de la milpa, para protegerla de los vientos. Desde tiempos prehispánicos, al yauhtli se le utiliza en rituales relacionadas al agua y para el culto a Tláloc, e incluso aparece en la punta de su bastón en algunas representaciones. Ha aparecido en diversas excavaciones como la de la ofrenda 130 del Templo Mayor de Tenochtitlán dedicada al Dios de la lluvia y el relámpago. Entre los muchos usos del pericón está el medicinal, pues esta hierba caliente que tiene propiedades ansiolíticas y sedantes, es útil para afecciones del frío por exceso de agua, como las estomacales. Además, acompaña a los elotes hervidos para darles un mejor sabor y de ella las gabaneras de Hueyapan obtienen un hermoso color amarillo para teñir de forma natural la lana que utilizan.
Por todo lo anterior no es de extrañar que hoy también sea el día internacional del maíz, el cereal que nos da cuerpo y alimenta, que acompaña de innumerables formas el día a día y las celebraciones de nuestras vidas y que también formará parte de nuestras ofrendas al morir. Somos los pueblos del maíz, quienes nos antecedieron nos lo dieron en heredad y nosotros habremos de mantenerlo y cuidarlo para que los que vienen puedan cosecharlo.
Todo muta, cambia, esta columna lo hará. Sólo por favor, queridos lectores, tratemos que nuestra influencia en el cambio no sea para peor sino para mejor. Aún estamos a tiempo. Apenas. No desperdiciemos y de ser posible abonemos.
