/ martes 6 de abril de 2021

¿Qué son los partidos políticos en México?

Los partidos políticos son el vínculo entre los ciudadanos y el poder público, son el vehículo para que aquellos puedan acceder a cargos públicos para buscar el bien común, sin embargo, en México esto ha quedado atrás si es que alguna vez se cumplió con ello.

Podemos encontrar el origen de los partidos políticos modernos en Europa, teniendo ejemplo de ello a Inglaterra y Francia en los siglos XVII y XVIII. En un primer momento determinadas personas se reunían en clubes o cafés donde se hablaba o discutía sobre los asuntos del momento, generándose así grupos con intereses o ideas afines sobre la cosa pública, y que posteriormente se fueron organizando teniendo en sus filas a personajes reconocidos ya sea por ser parte de la aristocracia, por su calidad moral o su gran fortuna. Ya en las asambleas parlamentarias los diputados con ideas afines se juntaban formando grupos parlamentarios, siendo esto el origen de los grupos conservadores y liberales. De tal forma que los primeros partidos políticos se conformaban por grupos de personajes selectos para posicionar a determinados miembros o al diputado líder, y que obedecían a intereses de una élite que estaba lejos de las problemáticas del resto de la población.

Ya en un segundo momento, en el siglo XIX con el surgimiento y desarrollo de las ideas de corte socialista y el creciente movimiento del sector obrero surgen los partidos políticos de masas que buscan agrupar a un gran número de miembros para ser un frente sólido que lograra posicionar las demandas de los sectores más débiles social y económicamente hablando. Gracias a que estos partidos tenían un gran número de miembros que aportaban recursos al partido, la elección de sus candidatos fue más democrático y no solamente entre la cúpula como en los partidos de notables. Cabe mencionar que los partidos políticos son dispositivos para crear una ideología y buscar así políticas que compaginen con sus ideales e intereses de grupo o de sectores afines.

Por lo tanto, un partido político es una organización de individuos o grupos de individuos que comparten intereses y una ideología para poder posicionar candidatos para ocupar cargos de elección popular y que cuentan con un programa de acción para resolver los temas que aquejan a la sociedad o sectores de ella, es decir, lograr el bien común. En este sentido podemos extraer los siguientes elementos a considerar en un partido político: a) son organizaciones formales, b) que deben integrarse por miembros que comparten una ideología e intereses, c) cuentan con un programa de acción y, d) principalmente buscan que sus candidatos accedan al poder gubernamental.

Ahora bien, ¿qué pasa con los partidos políticos en México? Por cuestiones de espacio situémonos en el siglo XX donde como sabemos fue el predominio por más de 70 años de un solo partido, el partido oficial, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que nació como el PNR (Partido Nacional Revolucionario) que fue producto del México post-revolucionario que buscó cohesionar los diferentes grupos y partidos pequeños de ese entonces para tener un partido que sería uno de los dos pilares fuertes del sistema político mexicano (el otro sería un presidencialismo fuerte). Fue tal la fuerza y el poder político del partido oficial que hasta dio la pauta para que nacieran otros partidos políticos y entre ellos el PAN (Partido Acción Nacional) que le sirvió para legitimar al régimen y que por décadas jugó un papel no de oposición sino de acompañamiento.

De tal forma que el partido en el poder se caracterizó por un autoritarismo y en consecuencia un hermetismo que iba generando un malestar en la sociedad, recordemos los movimientos obreros, estudiantiles y del gremio médico que fueron reprimidos en los años sesenta, y que para la elección de 1976 el único candidato registrado y en consecuencia ganador de la elección presidencial fue el del PRI, José López Portillo. Esto produjo una reforma política-electoral al año siguiente para darles cabida a los partidos pequeños en el Congreso, empezando así una apertura más partidista en la democracia mexicana, y con ello comenzó a gestarse una preponderancia del Poder Legislativo que solo lo era de nombre porque todas las iniciativas de ley nacían o debían ser aprobadas en Los Pinos.

Con la reforma de 1977 se estableció el registro condicionado de partidos políticos como medida que facilitó la creación de nuevos partidos que podían participar en las elecciones, aunque sólo mantendrían su registro si alcanzaban el 1.5% de los votos. Esto vino a cambiar la contienda electoral donde los partidos quedaron definidos como entidades de interés público teniendo como finalidad promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, haciendo posible el acceso de estos al ejercicio del poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo. En este sentido, el sistema político mexicano tuvo una reconfiguración en sus subsistemas de partidos, de poderes y electoral que con reformas subsecuentes iban equilibrando las fuerzas políticas partidistas dando una apariencia de democratización electoral que tuvo su clímax en el año 2000 con la llegada del PAN a la presidencia de México; sin embargo, los resultados no fueron los esperados para la ciudadanía pues aunque ya el PRI había dejado de ser el partido hegemónico, con la llegada del neoliberalismo y la globalización a partir de los años ochenta los partidos políticos y sus líderes se apegaron a una agenda internacional que implicó una política económica que favorecía a la iniciativa privada y a las grandes trasnacionales donde los gobernantes denominados por Jaime Osorio como la clase reinante buscaron ser parte de la élite empresarial, es decir, la clase dominante, y por ende se abonó más a que la política se tomara para hacer grandes negocios, como se documentó en la investigación de la Casa Blanca en el sexenio de Peña Nieto.

De tal manera que los partidos políticos en México se convirtieron en instrumentos para que personajes con un perfil más empresarial se posicionaran en cargos públicos que facilitarán la confección de leyes e instituciones que coadyuvaran en políticas que acrecentaran la desigualdad social, donde los partidos jugaron un papel para legitimar acciones y proyectos como el Pacto por México que fue aplaudido por el PRI, PAN y PRD, principalmente, y que solo mostró la corrupción que impera en el sistema de partidos. Ante esta insatisfacción en 2018 millones de mexicanos votaron por un proyecto cuyo discurso prometía un cambio radical en la política mexicana, por lo que llegó a la presidencia el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) encabezado por López Obrador, que si bien es cierto se presentó como una propuesta que iba en contra de todos los vicios de los partidos políticos mexicanos habidos hasta ese entonces, vemos que hay personajes que siguen reproduciendo las viejas prácticas priistas que tanto lastimaron a la democracia mexicana y que se han posicionado en MORENA para competir por cargos a elección popular en 2021 dejando a un lado a militantes que no solo fueron parte de la fundación de dicho partido sino que buscan un verdadero cambio en la forma de hacer política.

Lo anterior lo observamos en muchos casos a nivel municipal donde se eligen candidatos con un criterio subjetivo y ajeno a la militancia partidista poniendo a parientes, cónyuges o parejas sentimentales que son ajenos a la política, o también en virtud de que los partidos en el plano municipal parecen ser propiedad de algún grupo familiar que se adjudica las candidaturas para sus allegados configurando una especie de cacicazgo, y no se diga los personajes de siempre que ya ocuparon muchos cargos sin dar resultados y que nuevamente los partidos de siempre los vuelven a postular para asegurarles aunque sea un cargo de regidor. Entonces en México los partidos políticos se desvirtúan en su objetivo de ser organizaciones de ciudadanos, siendo el acceso de estos al ejercicio del poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan, pues hemos visto que los políticos saltan del PRI al PRD, el PRD hace alianzas con el PAN y éste se alía con el PRI, o si no obtienen una candidatura o pierden la elección fundan partidos como Morelos Progresa para estar nuevamente en las boletas electorales, dejando la ideología política a un lado como un accesorio que se quita y se pone.

Los partidos políticos son el vínculo entre los ciudadanos y el poder público, son el vehículo para que aquellos puedan acceder a cargos públicos para buscar el bien común, sin embargo, en México esto ha quedado atrás si es que alguna vez se cumplió con ello.

Podemos encontrar el origen de los partidos políticos modernos en Europa, teniendo ejemplo de ello a Inglaterra y Francia en los siglos XVII y XVIII. En un primer momento determinadas personas se reunían en clubes o cafés donde se hablaba o discutía sobre los asuntos del momento, generándose así grupos con intereses o ideas afines sobre la cosa pública, y que posteriormente se fueron organizando teniendo en sus filas a personajes reconocidos ya sea por ser parte de la aristocracia, por su calidad moral o su gran fortuna. Ya en las asambleas parlamentarias los diputados con ideas afines se juntaban formando grupos parlamentarios, siendo esto el origen de los grupos conservadores y liberales. De tal forma que los primeros partidos políticos se conformaban por grupos de personajes selectos para posicionar a determinados miembros o al diputado líder, y que obedecían a intereses de una élite que estaba lejos de las problemáticas del resto de la población.

Ya en un segundo momento, en el siglo XIX con el surgimiento y desarrollo de las ideas de corte socialista y el creciente movimiento del sector obrero surgen los partidos políticos de masas que buscan agrupar a un gran número de miembros para ser un frente sólido que lograra posicionar las demandas de los sectores más débiles social y económicamente hablando. Gracias a que estos partidos tenían un gran número de miembros que aportaban recursos al partido, la elección de sus candidatos fue más democrático y no solamente entre la cúpula como en los partidos de notables. Cabe mencionar que los partidos políticos son dispositivos para crear una ideología y buscar así políticas que compaginen con sus ideales e intereses de grupo o de sectores afines.

Por lo tanto, un partido político es una organización de individuos o grupos de individuos que comparten intereses y una ideología para poder posicionar candidatos para ocupar cargos de elección popular y que cuentan con un programa de acción para resolver los temas que aquejan a la sociedad o sectores de ella, es decir, lograr el bien común. En este sentido podemos extraer los siguientes elementos a considerar en un partido político: a) son organizaciones formales, b) que deben integrarse por miembros que comparten una ideología e intereses, c) cuentan con un programa de acción y, d) principalmente buscan que sus candidatos accedan al poder gubernamental.

Ahora bien, ¿qué pasa con los partidos políticos en México? Por cuestiones de espacio situémonos en el siglo XX donde como sabemos fue el predominio por más de 70 años de un solo partido, el partido oficial, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que nació como el PNR (Partido Nacional Revolucionario) que fue producto del México post-revolucionario que buscó cohesionar los diferentes grupos y partidos pequeños de ese entonces para tener un partido que sería uno de los dos pilares fuertes del sistema político mexicano (el otro sería un presidencialismo fuerte). Fue tal la fuerza y el poder político del partido oficial que hasta dio la pauta para que nacieran otros partidos políticos y entre ellos el PAN (Partido Acción Nacional) que le sirvió para legitimar al régimen y que por décadas jugó un papel no de oposición sino de acompañamiento.

De tal forma que el partido en el poder se caracterizó por un autoritarismo y en consecuencia un hermetismo que iba generando un malestar en la sociedad, recordemos los movimientos obreros, estudiantiles y del gremio médico que fueron reprimidos en los años sesenta, y que para la elección de 1976 el único candidato registrado y en consecuencia ganador de la elección presidencial fue el del PRI, José López Portillo. Esto produjo una reforma política-electoral al año siguiente para darles cabida a los partidos pequeños en el Congreso, empezando así una apertura más partidista en la democracia mexicana, y con ello comenzó a gestarse una preponderancia del Poder Legislativo que solo lo era de nombre porque todas las iniciativas de ley nacían o debían ser aprobadas en Los Pinos.

Con la reforma de 1977 se estableció el registro condicionado de partidos políticos como medida que facilitó la creación de nuevos partidos que podían participar en las elecciones, aunque sólo mantendrían su registro si alcanzaban el 1.5% de los votos. Esto vino a cambiar la contienda electoral donde los partidos quedaron definidos como entidades de interés público teniendo como finalidad promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, haciendo posible el acceso de estos al ejercicio del poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo. En este sentido, el sistema político mexicano tuvo una reconfiguración en sus subsistemas de partidos, de poderes y electoral que con reformas subsecuentes iban equilibrando las fuerzas políticas partidistas dando una apariencia de democratización electoral que tuvo su clímax en el año 2000 con la llegada del PAN a la presidencia de México; sin embargo, los resultados no fueron los esperados para la ciudadanía pues aunque ya el PRI había dejado de ser el partido hegemónico, con la llegada del neoliberalismo y la globalización a partir de los años ochenta los partidos políticos y sus líderes se apegaron a una agenda internacional que implicó una política económica que favorecía a la iniciativa privada y a las grandes trasnacionales donde los gobernantes denominados por Jaime Osorio como la clase reinante buscaron ser parte de la élite empresarial, es decir, la clase dominante, y por ende se abonó más a que la política se tomara para hacer grandes negocios, como se documentó en la investigación de la Casa Blanca en el sexenio de Peña Nieto.

De tal manera que los partidos políticos en México se convirtieron en instrumentos para que personajes con un perfil más empresarial se posicionaran en cargos públicos que facilitarán la confección de leyes e instituciones que coadyuvaran en políticas que acrecentaran la desigualdad social, donde los partidos jugaron un papel para legitimar acciones y proyectos como el Pacto por México que fue aplaudido por el PRI, PAN y PRD, principalmente, y que solo mostró la corrupción que impera en el sistema de partidos. Ante esta insatisfacción en 2018 millones de mexicanos votaron por un proyecto cuyo discurso prometía un cambio radical en la política mexicana, por lo que llegó a la presidencia el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) encabezado por López Obrador, que si bien es cierto se presentó como una propuesta que iba en contra de todos los vicios de los partidos políticos mexicanos habidos hasta ese entonces, vemos que hay personajes que siguen reproduciendo las viejas prácticas priistas que tanto lastimaron a la democracia mexicana y que se han posicionado en MORENA para competir por cargos a elección popular en 2021 dejando a un lado a militantes que no solo fueron parte de la fundación de dicho partido sino que buscan un verdadero cambio en la forma de hacer política.

Lo anterior lo observamos en muchos casos a nivel municipal donde se eligen candidatos con un criterio subjetivo y ajeno a la militancia partidista poniendo a parientes, cónyuges o parejas sentimentales que son ajenos a la política, o también en virtud de que los partidos en el plano municipal parecen ser propiedad de algún grupo familiar que se adjudica las candidaturas para sus allegados configurando una especie de cacicazgo, y no se diga los personajes de siempre que ya ocuparon muchos cargos sin dar resultados y que nuevamente los partidos de siempre los vuelven a postular para asegurarles aunque sea un cargo de regidor. Entonces en México los partidos políticos se desvirtúan en su objetivo de ser organizaciones de ciudadanos, siendo el acceso de estos al ejercicio del poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan, pues hemos visto que los políticos saltan del PRI al PRD, el PRD hace alianzas con el PAN y éste se alía con el PRI, o si no obtienen una candidatura o pierden la elección fundan partidos como Morelos Progresa para estar nuevamente en las boletas electorales, dejando la ideología política a un lado como un accesorio que se quita y se pone.

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