/ domingo 13 de enero de 2019

Hojas de papel volando | El español de acá y el español de allá

Hace unos días surgió una polémica interesante a raíz de que la empresa productora de la película “Roma”, de Alfonso Cuarón, decidió que para el público de España, habría que hacer un subtitulaje pues “está hablada en español de México”…

El gran José Emilio Pacheco nos platicaba la anécdota siempre con grandes carcajadas. E incluso lo publicó en México. Era de no creerse. Pero sí creerse. Le pasó en España en un viaje al que fue invitado para hablar de su obra poética y de la literatura mexicana.

… Hace unos días, con motivo de la su titulación que se hizo de la película Roma, de Alfonso Cuarón, ‘del Español mexicano al Español de Burgos’ (que está en España) y que adelante comentaré, la reprodujo el escritor y periodista español Juan Cruz…

“Luego sería premio Cervantes, pero a José Emilio Pacheco, poeta grande que venía de Góngora y de Alfonso Reyes, no lo entendían esa mañana en el Hotel Suecia de Madrid, donde había marcado el número de la centralita para reclamar ayuda.

“Se le habían estropeado las conducciones de su baño y quería ducharse. Decirlo fue sencillo, pero explicarlo le resultó dificilísimo. Pues el conserje entendió que aquel señor mexicano le hablaba en extranjero. Y lo que dijo José Emilio fue, en el español que con tanto conocimiento dominaba: “Mándeme al plomero; se dañó la tina y no funciona la regadera”. Mándeme y funciona no necesitaban, para el recepcionista, de traducción alguna, pero ¿qué era plomero, qué significaba tina, qué era una regadera?

“José Emilio se hizo entender. Y al final apareció el fontanero [plomero] que arregló el baño [tina] y, por lo tanto, hizo volver a funcionar la ducha [regadera]”.


Esto tiene que ver con la multiplicidad del idioma Español, las distintas formas de expresión aun dentro de cada país hispanohablante, los acentos que hacen la identidad nacional, la jerga con la que se comunican las comunidades y naciones y el espíritu esencial de un Español único, pero también diverso.

Somos algo así como 450 millones de humanos que hablamos plenamente el español en el mundo. Más de 50 millones lo hablan con alguna limitación y cerca de 20 millones están en proceso de aprendizaje. Según las estudiosas Análie Francine Matías Miranda y Edna María Monhaler, el español es la segunda lengua franca del mundo detrás del mandarín y delante del inglés.

‘Son 22 países los que lo hablan de manera oficial. También se habla español en partes importantes de Estados Unidos, en Israel y Filipinas (como lengua minoritaria). El español es también uno de los idiomas oficiales de la ONU, de la UNESCO, de la Unión Europea, del Mercosur…’

Por supuesto, al haber tantos países con el español como idioma oficial surgen las distinciones históricas, geográficas, culturales y de identidad, que hacen que aun siendo el mismo idioma adquiera, en cada país, particularidades distintas en el uso de algunos términos, en la contraposición en algunos casos, pero sobre todo es un idioma único al mismo tiempo rico en matices y formas…


Y todo esto viene al caso porque hace unos días surgió una polémica interesante a raíz de que la empresa productora de la película “Roma”, de Alfonso Cuarón, decidió que para el público de España, habría que hacer un subtitulaje a la película pues “está hablada en español de México”…

Esto es una barrabasada y es un alto grado de ignorancia en la riqueza de los acentos y formas en que se expresa cada país hispanohablante, como inútil, también, querer hacer predominar el español de España como el ejemplo único del bien hablar español.

Inmediato, el mismo director de la película reaccionó a esta decisión primitiva y sin cepillar. Lo dijo así Alfonso Cuarón: “[Esta su titulación] Es parroquial, ignorante y ofensivo para los propios españoles” Luego agregaría: “Algo de lo que más disfruto es del color y la textura de otros acentos. Es como si Almodóvar necesitara ser subtitulado”…

Jordi Soler, escritor mexicano que ahora vive en Barcelona dijo: “Roma está subtitulada en español peninsular, lo cual es paternalista, ofensivo y profundamente provinciano”.

A pregunta del periódico El País (España) el secretario general de la Asociación de Académicos de la Lengua Española (23 instituciones), el venezolano Francisco Javier Pérez les contestó: “No tiene sentido. Hay voces regionales, coloquialismos, que algunos son conocidos y otros no, pero en ningún caso impiden que entendamos lo que estamos viendo…


¿Cuántas películas españolas han llegado a América Latina y llegan cada día y no requieren o no se nos ha hecho necesario un doblaje toda vez que en ellas se utilizan términos que parecieran incomprensibles para nosotros pero que están de tal forma incluidas en la obra que no hay forma de no entender la esencia misma del cine que vemos?

¿Alguno en México o en Argentina o en Paraguay o Uruguay o Perú… se le ocurriría ponerle subtítulos del Castellano al español de cada país para hacer comprensibles películas como 'El espíritu de la colmena', de Víctor Erice; 'El verdugo', de Luis García Berlanga; 'Plácido', de Luis García Berlanga; 'Arrebato', de Iván Zulueta; 'La caza', de Carlos Saura; 'El sur', de Víctor Erice; 'El extraño viaje', de Fernando Fernán-Gómez; 'El mundo sigue', de Fernando Fernán-Gómez; o 'El desencanto', de Jaime Chávarri?

¿Los Olvidados de Buñuel deja de ser una obra de arte porque está hablada en español de México? Sin ese acento y sin esos modismos y jerga idiomática ¿Sería la misma obra máxima de la cinematografía mundial? ¿Se imaginan en “Enamorada” del Indio Fernández puesta en “vos”, en “curro”, en “¡jolines!”, “hostias”, “¡ostras!”?

Pues eso, que la riqueza humana comienza por la comprensión del uno al otro, en sus propios términos. No es el español de España el mejor español, como tampoco lo es el español de México o el de cualquier otro país latinoamericano: todos hacen un solo idioma enriquecido en cada una de sus partes, con la aportación histórica, cultural, geográfica, económica, artística y a partir de las vicisitudes que cada uno ha vivido y la aportación, asimismo, de las lenguas originales para enriquecer el idioma español: “jitomate”, “aguacate”, “platicar”…”

“¡Ábranla que vengo herido, no los vaya a salpicar!”… Este último dicho está en el libro de José Moreno Villa (v. “Cornucopia mexicana”. 1940) que llegó a México con el exilio republicano durante la Guerra Civil Española y quien quedó enamorado de las formas del lenguaje mexicano, sus dichos, sus giros, sus palabras una a una… Y nunca necesitó traductores para entenderse con México y lo mexicano. Como tampoco le ocurrió al gran León Felipe. Ir a España es lo mismo. Algunos términos son aparentemente incomprensibles, pero no lo son cuando se decide uno comunicarse y cuando provienen de gente sin ánimos supremacistas que evidencian minusvalía.

“En España hay muy poca cultura de la versión original” dicen traductores y subtituladores de cine y programas que llegan a la Península. Lo que se prueba con el insistente u obligado doblaje de las películas de otros idiomas dobladas al español-España y en las que “Robin Hood” pasa a ser “Robín de los bosques”, o que durante muchos años los españoles desconocían la voz original de los actores en otro idioma, sin contar que la voz, en actuación, es parte fundamental de la obra.

Y qué tal eso del “Español neutro”. O español global o español internacional. Con este, dicen los traductores españoles, se intenta crear un estándar artificial del idioma español que acomode al máximo sector posible de la población hispanohablante y se usa principalmente para fines comerciales y llegar a un área más amplia: “Su creación se debe a un intento por unificar y rentabilizar el mercado hispanohablante y así evitar la inversión que supondría realizar distintas adaptaciones para diferentes países” ¿Será?


Así que, mientras son peras o son perones, a Roma le pasaron a dar en la torre con subtítulos en los que:

“Se va a enojar tu mamá” – por – “Tu madre se va a enfadar”

“Qué babosa eres” –por- “Qué tonta eres”

“Nomás no se vayan hasta la orilla” –por- “No os acerquéis al borde”

“¡Vengan!” –por- “¡Venid!”

“Y además quiero un coche más chico” –por- “Y quería un coche más pequeño”

“Si está bien suave” – por- “Está tranquila”…

Visto así, ya pronto veremos el doblaje de El Quijote al nuevo hablar cibernético, porque así lo pide el público:

“En un lugar muy cool llamado La Mancha de cuyo nombre ni idea, hace mucho tiempo que se avispaba un man llamado hidalgo…”.

jhsantiago@prodigy.net.mx

El gran José Emilio Pacheco nos platicaba la anécdota siempre con grandes carcajadas. E incluso lo publicó en México. Era de no creerse. Pero sí creerse. Le pasó en España en un viaje al que fue invitado para hablar de su obra poética y de la literatura mexicana.

… Hace unos días, con motivo de la su titulación que se hizo de la película Roma, de Alfonso Cuarón, ‘del Español mexicano al Español de Burgos’ (que está en España) y que adelante comentaré, la reprodujo el escritor y periodista español Juan Cruz…

“Luego sería premio Cervantes, pero a José Emilio Pacheco, poeta grande que venía de Góngora y de Alfonso Reyes, no lo entendían esa mañana en el Hotel Suecia de Madrid, donde había marcado el número de la centralita para reclamar ayuda.

“Se le habían estropeado las conducciones de su baño y quería ducharse. Decirlo fue sencillo, pero explicarlo le resultó dificilísimo. Pues el conserje entendió que aquel señor mexicano le hablaba en extranjero. Y lo que dijo José Emilio fue, en el español que con tanto conocimiento dominaba: “Mándeme al plomero; se dañó la tina y no funciona la regadera”. Mándeme y funciona no necesitaban, para el recepcionista, de traducción alguna, pero ¿qué era plomero, qué significaba tina, qué era una regadera?

“José Emilio se hizo entender. Y al final apareció el fontanero [plomero] que arregló el baño [tina] y, por lo tanto, hizo volver a funcionar la ducha [regadera]”.


Esto tiene que ver con la multiplicidad del idioma Español, las distintas formas de expresión aun dentro de cada país hispanohablante, los acentos que hacen la identidad nacional, la jerga con la que se comunican las comunidades y naciones y el espíritu esencial de un Español único, pero también diverso.

Somos algo así como 450 millones de humanos que hablamos plenamente el español en el mundo. Más de 50 millones lo hablan con alguna limitación y cerca de 20 millones están en proceso de aprendizaje. Según las estudiosas Análie Francine Matías Miranda y Edna María Monhaler, el español es la segunda lengua franca del mundo detrás del mandarín y delante del inglés.

‘Son 22 países los que lo hablan de manera oficial. También se habla español en partes importantes de Estados Unidos, en Israel y Filipinas (como lengua minoritaria). El español es también uno de los idiomas oficiales de la ONU, de la UNESCO, de la Unión Europea, del Mercosur…’

Por supuesto, al haber tantos países con el español como idioma oficial surgen las distinciones históricas, geográficas, culturales y de identidad, que hacen que aun siendo el mismo idioma adquiera, en cada país, particularidades distintas en el uso de algunos términos, en la contraposición en algunos casos, pero sobre todo es un idioma único al mismo tiempo rico en matices y formas…


Y todo esto viene al caso porque hace unos días surgió una polémica interesante a raíz de que la empresa productora de la película “Roma”, de Alfonso Cuarón, decidió que para el público de España, habría que hacer un subtitulaje a la película pues “está hablada en español de México”…

Esto es una barrabasada y es un alto grado de ignorancia en la riqueza de los acentos y formas en que se expresa cada país hispanohablante, como inútil, también, querer hacer predominar el español de España como el ejemplo único del bien hablar español.

Inmediato, el mismo director de la película reaccionó a esta decisión primitiva y sin cepillar. Lo dijo así Alfonso Cuarón: “[Esta su titulación] Es parroquial, ignorante y ofensivo para los propios españoles” Luego agregaría: “Algo de lo que más disfruto es del color y la textura de otros acentos. Es como si Almodóvar necesitara ser subtitulado”…

Jordi Soler, escritor mexicano que ahora vive en Barcelona dijo: “Roma está subtitulada en español peninsular, lo cual es paternalista, ofensivo y profundamente provinciano”.

A pregunta del periódico El País (España) el secretario general de la Asociación de Académicos de la Lengua Española (23 instituciones), el venezolano Francisco Javier Pérez les contestó: “No tiene sentido. Hay voces regionales, coloquialismos, que algunos son conocidos y otros no, pero en ningún caso impiden que entendamos lo que estamos viendo…


¿Cuántas películas españolas han llegado a América Latina y llegan cada día y no requieren o no se nos ha hecho necesario un doblaje toda vez que en ellas se utilizan términos que parecieran incomprensibles para nosotros pero que están de tal forma incluidas en la obra que no hay forma de no entender la esencia misma del cine que vemos?

¿Alguno en México o en Argentina o en Paraguay o Uruguay o Perú… se le ocurriría ponerle subtítulos del Castellano al español de cada país para hacer comprensibles películas como 'El espíritu de la colmena', de Víctor Erice; 'El verdugo', de Luis García Berlanga; 'Plácido', de Luis García Berlanga; 'Arrebato', de Iván Zulueta; 'La caza', de Carlos Saura; 'El sur', de Víctor Erice; 'El extraño viaje', de Fernando Fernán-Gómez; 'El mundo sigue', de Fernando Fernán-Gómez; o 'El desencanto', de Jaime Chávarri?

¿Los Olvidados de Buñuel deja de ser una obra de arte porque está hablada en español de México? Sin ese acento y sin esos modismos y jerga idiomática ¿Sería la misma obra máxima de la cinematografía mundial? ¿Se imaginan en “Enamorada” del Indio Fernández puesta en “vos”, en “curro”, en “¡jolines!”, “hostias”, “¡ostras!”?

Pues eso, que la riqueza humana comienza por la comprensión del uno al otro, en sus propios términos. No es el español de España el mejor español, como tampoco lo es el español de México o el de cualquier otro país latinoamericano: todos hacen un solo idioma enriquecido en cada una de sus partes, con la aportación histórica, cultural, geográfica, económica, artística y a partir de las vicisitudes que cada uno ha vivido y la aportación, asimismo, de las lenguas originales para enriquecer el idioma español: “jitomate”, “aguacate”, “platicar”…”

“¡Ábranla que vengo herido, no los vaya a salpicar!”… Este último dicho está en el libro de José Moreno Villa (v. “Cornucopia mexicana”. 1940) que llegó a México con el exilio republicano durante la Guerra Civil Española y quien quedó enamorado de las formas del lenguaje mexicano, sus dichos, sus giros, sus palabras una a una… Y nunca necesitó traductores para entenderse con México y lo mexicano. Como tampoco le ocurrió al gran León Felipe. Ir a España es lo mismo. Algunos términos son aparentemente incomprensibles, pero no lo son cuando se decide uno comunicarse y cuando provienen de gente sin ánimos supremacistas que evidencian minusvalía.

“En España hay muy poca cultura de la versión original” dicen traductores y subtituladores de cine y programas que llegan a la Península. Lo que se prueba con el insistente u obligado doblaje de las películas de otros idiomas dobladas al español-España y en las que “Robin Hood” pasa a ser “Robín de los bosques”, o que durante muchos años los españoles desconocían la voz original de los actores en otro idioma, sin contar que la voz, en actuación, es parte fundamental de la obra.

Y qué tal eso del “Español neutro”. O español global o español internacional. Con este, dicen los traductores españoles, se intenta crear un estándar artificial del idioma español que acomode al máximo sector posible de la población hispanohablante y se usa principalmente para fines comerciales y llegar a un área más amplia: “Su creación se debe a un intento por unificar y rentabilizar el mercado hispanohablante y así evitar la inversión que supondría realizar distintas adaptaciones para diferentes países” ¿Será?


Así que, mientras son peras o son perones, a Roma le pasaron a dar en la torre con subtítulos en los que:

“Se va a enojar tu mamá” – por – “Tu madre se va a enfadar”

“Qué babosa eres” –por- “Qué tonta eres”

“Nomás no se vayan hasta la orilla” –por- “No os acerquéis al borde”

“¡Vengan!” –por- “¡Venid!”

“Y además quiero un coche más chico” –por- “Y quería un coche más pequeño”

“Si está bien suave” – por- “Está tranquila”…

Visto así, ya pronto veremos el doblaje de El Quijote al nuevo hablar cibernético, porque así lo pide el público:

“En un lugar muy cool llamado La Mancha de cuyo nombre ni idea, hace mucho tiempo que se avispaba un man llamado hidalgo…”.

jhsantiago@prodigy.net.mx

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