/ viernes 10 de enero de 2020

La mariposa: representaciones de transformación

En las excavaciones llevadas a cabo en el valle de Chautla se encontró una vasija que muestra cuatro figuras de mariposas aplicadas con sello en la pared. La vasija puede ser fechada para el Epiclásico, período que inicia entre los años 650/700 d.C. y termina en el 900 d.C. La imagen de esta mariposa es representada desde una vista de frente con las alas extendidas, además se pueden apreciar las patas delanteras y las antenas. La mariposa lleva un círculo en su abdomen que probablemente representa una cuenta de jade redondeada (chalchihuitl), usada como un equivalente del color verde, la fertilidad y la preciosidad, aunque también podría simbolizar la sangre preciosa vertida durante el sacrificio.

Al parecer no hay registros del motivo mariposa hasta antes del periodo Clásico y su lugar de origen probablemente fue Teotihuacán, de menos desde la fase Tlamimilolpa entre 200 – 400 d. C., aunque siguió siendo utilizada hasta finales del periodo Posclásico Tardío. El diseño del sello con el que se decoró la vasija encontrada en el valle de Chautla parece ser un punto medio entre las imágenes de la mariposa que se tienen en el Clásico y las figuras del Posclásico, el cuerpo es semejante a las representaciones teotihuacanas y la cuenta en el abdomen es característico del Posclásico. Dos ejemplos de éstas últimas se tienen en un sello mexica que se encuentra en The Metropolitan Museum of Art de Nueva York y en la lámina 8 del Códice Becker, de origen mixteco.

En cuanto a la disposición del sellado en las cuatro esquinas de la vasija, probablemente se relacione con la idea de la flor de cuatro pétalos como una representación de los cuatro rumbos o cuadrantes en los que está dividido el universo.

Lámina 8 del códice Becker en la que se observan varias mariposas / Cortesía | INAH


La mariposa durante el Período Clásico

Este motivo de mariposa que podemos observar en Teotihuacán aparece en las decoraciones de los incensarios tipo teatro, en sellos, así como vasijas y pintura mural. Von Winnig en su publicación de 1987, examina la presencia de mariposas en murales y cerámica de Teotihuacán, apuntando que solamente en la pintura mural aparece representada de cuerpo completo, mientras que en la cerámica solo aparecen las alas, el tórax, la cabeza y antenas de manera esquematizada. Las mariposas que se muestran en este mural de Tepantitla son de una apariencia naturalista, mostrando las alas laterales y posteriores diferenciadas por su forma y diseño, los ojos son de tamaño exagerado y entre los ojos aparecen las antenas y la probóscide con el que liba el néctar de las flores.

Mariposa en un vaso teotihuacano. Tomado de Von Winning, 1987 / Cortesía | INAH

Este mural de Tepantitla también es llamado Tlalocan y en él se muestra un monte que encierra agua y alimentos, así como una divinidad de carácter acuático que deja caer gotas de sus manos, mientras pequeños hombres nadan, bailan, capturan mariposas, cortan flores o juegan a la pelota. La presencia de las mariposas describe el ambiente de regocijo de los personajes que están en el Tlalocan, una especie de paraíso. Kubler (1967) propone que las montañas y flores podrán ser la residencia de las almas en el más allá y que la mariposa podría ser una representación del alma del muerto, idea compartida por Von Winnig, quien además agrega que la transformación del alma de los muertos es interpretada por la particularidad de la mariposa de poder convertirse de un ser terrestre a uno de naturaleza aérea.

Mariposas representadas en el mural de Tepantitla. / Cortesía | INAH

Por otro lado, para Beatriz de la Fuente (1996) esta escena del Tlalocan se relaciona con el juego de pelota, la decapitación y el sacrificio. Para esta autora en la esquina sureste se puede apreciar a un individuo inerte sostenido de las extremidades por cuatro personajes, una forma conocida para representar a las futuras víctimas del sacrificio, además de una planta que nace de un sacrificado, mostrando mariposas en su tronco y ramas, por lo que estas mariposas son interpretadas como la esencia del sacrificado que al momento de su muerte se transforma en este ser, el cual a su vez alimenta o propicia el nacimiento de las plantas.

La imagen de la mariposa en los incensarios tipo teatro se asocia específicamente con la nariguera y el pectoral que porta el personaje parado sobre la tapa, del cual parecen descender las aplicaciones que adornan la tapa del incensario y que representan plantas importantes para la agricultura, como maíz, algodón y calabaza. Estos incensarios se localizan en contextos doméstico – funerario, por lo que para Manzanilla (2015), además de relacionarse con la muerte, el motivo mariposa está vinculado con el tema de la fertilidad.

Fue durante la fase final de Teotihuacan, conocida como Metepec (600 – 650 d.C.) que surgió la decoración por sellado, en algunos casos muy compleja como la ilustrada por Von Winnig, compuesta por una cabeza de jaguar, alas de mariposa, un escudo y un par de lanzas entre las alas, una vez más relaciona a la mariposa con la guerra.

Vaso teotihuacano con el motivo esquematizado de la mariposa. Sejourné, 1994 / Cortesía | INAH

Representaciones posteriores

Parece haber una continuidad con respecto al significado de la mariposa que se transmitió desde el Clásico hasta el Posclásico. En la zona arqueológica de Tula se observa su representación en esculturas, lápidas y relieves que decoran pilastras, apareciendo en forma de pectoral que portan los atlantes; también en las esculturas conocidas como Chac – mol, que fueron posiblemente usadas como altar y quizá representen guerreros sacrificados, así como en la representación de gobernantes, antepasados, o divinidades.

Posteriormente, para los mexicas los guerreros muertos en la batalla o en sacrificio después de guiar durante 4 años al sol a través del firmamento, se convertían en aves o mariposas como lo indica Heyden en 1992, por lo que la mariposa se utilizaba como emblema en los tocados, escudos y pectorales de los guerreros. También las mariposas tenían relación con el fuego, como lo hace notar Aguilera (1988), la mariposa amarilla parece una flama mientras vuela y por eso se asocia con el "Dios del Fuego".

Para Ramírez, en su trabajo sobre simbolismo de la mariposa del 2000, también durante el Posclásico fueron relacionadas con las flores y la fertilidad, por la que aparecen junto a elementos de vegetación y a algunas deidades como Xochipilli, Macuilxóchitl y Xochiquetzal, como se ejemplifica en la escultura de Xochipilli, mostrando distintos relieves de flores psicotrópicas y de hongos teonanácatl, además de la presencia de mariposas.

Al parecer la asociación entre mariposas con la muerte y la fertilidad ha perdurado entre los grupos indígenas contemporáneos como los Mazatecos, para quienes las almas de los muertos vienen el día de Todos los Santos y el Dos de Noviembre en forma de mariposa (Cowan, 1953: 93). Mientras que en Veracruz se cree que anuncian el tiempo de sembrar, porque cuando hay pocas se pronostica un retraso en la época de lluvia, mientras que cuando hay grandes anuncian una buena temporada de lluvias (Ramírez, 2000:165).

Conclusión

La vasija decorada con los sellos de mariposa fue localizada en el relleno que corresponde a la última etapa constructiva de la llamada Terraza 1, este relleno se usó para cubrir dos templos de una etapa anterior y construir sobre ellos un gran basamento. La ofrenda consistió en esta vasija colocada sobre el cráneo de un individuo infantil.

La práctica de enterrar cráneos acompañados de vasijas fue un fenómeno generalizado en Mesoamérica, teniendo sus ejemplos más tempranos al menos desde la fase Xolalpan de Teotihuacán, como lo reporta Vaillant. Esto aunado a todo el simbolismo asociado a la mariposa como la muerte, el sacrificio, la decapitación y el renacimiento, nos permiten suponer que probablemente el cráneo y la vasija forman parte de la ofrenda de inicio y sacralización del nuevo edificio.

A la representación de la mariposa se le agregó también un carácter bélico hacia las últimas fases de Teotihuacán, como lo evidencia el Mural 1 del Palacio del Sol, en el que podemos observar unas puntas de lanza asomando entre las alas de la mariposa, lo que la relaciona con los guerreros.

Hay una gran diferencia entre la representación de la mariposa en la pintura mural con las imágenes plasmadas en la cerámica, pues en objetos encontramos mariposas más estilizadas, en las se utilizan preferentemente las alas, la probóscide y los ojos. Es posible que esta diferencia se debe a que tienen connotaciones simbólicas distintas, como lo señala Von Winnig, relacionadas a una distinción entre la religión institucional y las costumbres funerarias practicadas por un importante sector secular, probablemente la clase administrativa, entre ellos los embajadores y los mercaderes quienes adoptaron la imagen de la mariposa como su emblema.

En las excavaciones llevadas a cabo en el valle de Chautla se encontró una vasija que muestra cuatro figuras de mariposas aplicadas con sello en la pared. La vasija puede ser fechada para el Epiclásico, período que inicia entre los años 650/700 d.C. y termina en el 900 d.C. La imagen de esta mariposa es representada desde una vista de frente con las alas extendidas, además se pueden apreciar las patas delanteras y las antenas. La mariposa lleva un círculo en su abdomen que probablemente representa una cuenta de jade redondeada (chalchihuitl), usada como un equivalente del color verde, la fertilidad y la preciosidad, aunque también podría simbolizar la sangre preciosa vertida durante el sacrificio.

Al parecer no hay registros del motivo mariposa hasta antes del periodo Clásico y su lugar de origen probablemente fue Teotihuacán, de menos desde la fase Tlamimilolpa entre 200 – 400 d. C., aunque siguió siendo utilizada hasta finales del periodo Posclásico Tardío. El diseño del sello con el que se decoró la vasija encontrada en el valle de Chautla parece ser un punto medio entre las imágenes de la mariposa que se tienen en el Clásico y las figuras del Posclásico, el cuerpo es semejante a las representaciones teotihuacanas y la cuenta en el abdomen es característico del Posclásico. Dos ejemplos de éstas últimas se tienen en un sello mexica que se encuentra en The Metropolitan Museum of Art de Nueva York y en la lámina 8 del Códice Becker, de origen mixteco.

En cuanto a la disposición del sellado en las cuatro esquinas de la vasija, probablemente se relacione con la idea de la flor de cuatro pétalos como una representación de los cuatro rumbos o cuadrantes en los que está dividido el universo.

Lámina 8 del códice Becker en la que se observan varias mariposas / Cortesía | INAH


La mariposa durante el Período Clásico

Este motivo de mariposa que podemos observar en Teotihuacán aparece en las decoraciones de los incensarios tipo teatro, en sellos, así como vasijas y pintura mural. Von Winnig en su publicación de 1987, examina la presencia de mariposas en murales y cerámica de Teotihuacán, apuntando que solamente en la pintura mural aparece representada de cuerpo completo, mientras que en la cerámica solo aparecen las alas, el tórax, la cabeza y antenas de manera esquematizada. Las mariposas que se muestran en este mural de Tepantitla son de una apariencia naturalista, mostrando las alas laterales y posteriores diferenciadas por su forma y diseño, los ojos son de tamaño exagerado y entre los ojos aparecen las antenas y la probóscide con el que liba el néctar de las flores.

Mariposa en un vaso teotihuacano. Tomado de Von Winning, 1987 / Cortesía | INAH

Este mural de Tepantitla también es llamado Tlalocan y en él se muestra un monte que encierra agua y alimentos, así como una divinidad de carácter acuático que deja caer gotas de sus manos, mientras pequeños hombres nadan, bailan, capturan mariposas, cortan flores o juegan a la pelota. La presencia de las mariposas describe el ambiente de regocijo de los personajes que están en el Tlalocan, una especie de paraíso. Kubler (1967) propone que las montañas y flores podrán ser la residencia de las almas en el más allá y que la mariposa podría ser una representación del alma del muerto, idea compartida por Von Winnig, quien además agrega que la transformación del alma de los muertos es interpretada por la particularidad de la mariposa de poder convertirse de un ser terrestre a uno de naturaleza aérea.

Mariposas representadas en el mural de Tepantitla. / Cortesía | INAH

Por otro lado, para Beatriz de la Fuente (1996) esta escena del Tlalocan se relaciona con el juego de pelota, la decapitación y el sacrificio. Para esta autora en la esquina sureste se puede apreciar a un individuo inerte sostenido de las extremidades por cuatro personajes, una forma conocida para representar a las futuras víctimas del sacrificio, además de una planta que nace de un sacrificado, mostrando mariposas en su tronco y ramas, por lo que estas mariposas son interpretadas como la esencia del sacrificado que al momento de su muerte se transforma en este ser, el cual a su vez alimenta o propicia el nacimiento de las plantas.

La imagen de la mariposa en los incensarios tipo teatro se asocia específicamente con la nariguera y el pectoral que porta el personaje parado sobre la tapa, del cual parecen descender las aplicaciones que adornan la tapa del incensario y que representan plantas importantes para la agricultura, como maíz, algodón y calabaza. Estos incensarios se localizan en contextos doméstico – funerario, por lo que para Manzanilla (2015), además de relacionarse con la muerte, el motivo mariposa está vinculado con el tema de la fertilidad.

Fue durante la fase final de Teotihuacan, conocida como Metepec (600 – 650 d.C.) que surgió la decoración por sellado, en algunos casos muy compleja como la ilustrada por Von Winnig, compuesta por una cabeza de jaguar, alas de mariposa, un escudo y un par de lanzas entre las alas, una vez más relaciona a la mariposa con la guerra.

Vaso teotihuacano con el motivo esquematizado de la mariposa. Sejourné, 1994 / Cortesía | INAH

Representaciones posteriores

Parece haber una continuidad con respecto al significado de la mariposa que se transmitió desde el Clásico hasta el Posclásico. En la zona arqueológica de Tula se observa su representación en esculturas, lápidas y relieves que decoran pilastras, apareciendo en forma de pectoral que portan los atlantes; también en las esculturas conocidas como Chac – mol, que fueron posiblemente usadas como altar y quizá representen guerreros sacrificados, así como en la representación de gobernantes, antepasados, o divinidades.

Posteriormente, para los mexicas los guerreros muertos en la batalla o en sacrificio después de guiar durante 4 años al sol a través del firmamento, se convertían en aves o mariposas como lo indica Heyden en 1992, por lo que la mariposa se utilizaba como emblema en los tocados, escudos y pectorales de los guerreros. También las mariposas tenían relación con el fuego, como lo hace notar Aguilera (1988), la mariposa amarilla parece una flama mientras vuela y por eso se asocia con el "Dios del Fuego".

Para Ramírez, en su trabajo sobre simbolismo de la mariposa del 2000, también durante el Posclásico fueron relacionadas con las flores y la fertilidad, por la que aparecen junto a elementos de vegetación y a algunas deidades como Xochipilli, Macuilxóchitl y Xochiquetzal, como se ejemplifica en la escultura de Xochipilli, mostrando distintos relieves de flores psicotrópicas y de hongos teonanácatl, además de la presencia de mariposas.

Al parecer la asociación entre mariposas con la muerte y la fertilidad ha perdurado entre los grupos indígenas contemporáneos como los Mazatecos, para quienes las almas de los muertos vienen el día de Todos los Santos y el Dos de Noviembre en forma de mariposa (Cowan, 1953: 93). Mientras que en Veracruz se cree que anuncian el tiempo de sembrar, porque cuando hay pocas se pronostica un retraso en la época de lluvia, mientras que cuando hay grandes anuncian una buena temporada de lluvias (Ramírez, 2000:165).

Conclusión

La vasija decorada con los sellos de mariposa fue localizada en el relleno que corresponde a la última etapa constructiva de la llamada Terraza 1, este relleno se usó para cubrir dos templos de una etapa anterior y construir sobre ellos un gran basamento. La ofrenda consistió en esta vasija colocada sobre el cráneo de un individuo infantil.

La práctica de enterrar cráneos acompañados de vasijas fue un fenómeno generalizado en Mesoamérica, teniendo sus ejemplos más tempranos al menos desde la fase Xolalpan de Teotihuacán, como lo reporta Vaillant. Esto aunado a todo el simbolismo asociado a la mariposa como la muerte, el sacrificio, la decapitación y el renacimiento, nos permiten suponer que probablemente el cráneo y la vasija forman parte de la ofrenda de inicio y sacralización del nuevo edificio.

A la representación de la mariposa se le agregó también un carácter bélico hacia las últimas fases de Teotihuacán, como lo evidencia el Mural 1 del Palacio del Sol, en el que podemos observar unas puntas de lanza asomando entre las alas de la mariposa, lo que la relaciona con los guerreros.

Hay una gran diferencia entre la representación de la mariposa en la pintura mural con las imágenes plasmadas en la cerámica, pues en objetos encontramos mariposas más estilizadas, en las se utilizan preferentemente las alas, la probóscide y los ojos. Es posible que esta diferencia se debe a que tienen connotaciones simbólicas distintas, como lo señala Von Winnig, relacionadas a una distinción entre la religión institucional y las costumbres funerarias practicadas por un importante sector secular, probablemente la clase administrativa, entre ellos los embajadores y los mercaderes quienes adoptaron la imagen de la mariposa como su emblema.

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