Despréciame,
que con cada desdén,
intento volverme más fuerte,
y te vuelves más mía.
Despréciame,
que con cada una de tus negativas,
te desengañas más de tus propias razones,
y tus frases esquivas.
Despréciame,
que con cada rechazo,
se te cae más la defensa,
y mi ofensiva se ríe,
de tu oculta inocencia.
Despréciame,
que tu sola te convences,
de lo opuesto que predicas,
y tu sola vas cayendo,
sin saber en qué deriva.
Despréciame,
pero ten cuidado,
de volverme muy fuerte,
y hartarme de tus evasivas
y tus frases esquivas
que puede que cuando tú cedas,
se haya terminado el sueño de amor
que te tenía preparado,
lleno de dulces y besos ,
y entonces... yo te desprecie.
1999