/ jueves 28 de junio de 2018

Criadas y señoras

La historia tristemente se repite una y otra vez

Las redes sociales se inundan con la deplorable noticia de la separación de niños y padres emigrantes de origen latino en Estados Unidos. En Facebook hay un video de un grupo de mujeres estadounidenses (mayormente blancas) representando a las Iglesias de su país, que se manifiestan indignadas frente a la muy lamentable decisión de su presidente y claman por revertir de manera inmediata esa separación tan discriminatoria en nombre del Señor. La historia tristemente se repite una y otra vez. Esas escenas de despojo las hemos visto en otras imágenes de la historia humana y todavía no queremos entender el origen de la supuesta supremacía blanca y de los otros pueblos “elegidos de los dioses”.

Por la tarde, pasaron en la televisión “Criadas y señoras”. Una película que se sitúa en los años 60, en Jackson Mississipi, donde el personal de servicio de las familias blancas estaba integrado por gente de color que resultaba ser indispensable, particularmente para las mujeres que no se ocupaban de su hogar, ni se ocupaban de sus hijos y aun así, las trataban peor que animales y no estaban dispuestas a soportar ningún tipo de “insolencia” por parte de ellas.

Lo que más llamó mi atención, fue la reproducción de una escena que parecía ser la misma que yo acababa de ver en Facebook horas antes: mujeres blancas, cristianas, preocupadas por sus actividades sociales y de caridad. En la película, daba la sensación que sólo complementaban su existencia para darle sentido a su vida y a la sociedad que estaban formando en aquel entonces a través de subastas, venta de pastelillos, bailes navideños, ayuda a los niños de África entre otras cosas más, pero que ellas no estaban dispuestas en ceder un ápice ante alguna petición de esas mujeres que les resolvían la vida a cambio de unos cuantos dólares. Desde luego que en estas historias que rompen el corazón también existen las gratas excepciones en ese entorno femenino, del cual no puedo sustraerme y al cual llamaremos: seguimiento de sistemas patriarcales.

No olvidemos que a este país también trajeron africanos y fueron explotados en nombre de todas nuestras “civilizadas y primermundistas costumbres”. No olvidemos tampoco que ya existía la esclavitud en nuestras antiguas civilizaciones en nombre de la expansión y los diferentes Dioses. En ambos casos, también los esclavos podían ser comprados, vendidos, heredados y hasta hipotecados según las necesidades del amo.

En México y en muchos otros países de Latinoamérica, no hemos sido diferentes. He presenciado en un sin fin de ocasiones que todavía hay mujeres despiadadas con “las otras mujeres” a las cuales suponen “inferiores” y se refieren a ellas de manera arrogante con adjetivos ínfimos que ni siquiera me permito escribir, pero el día domingo, a esas mujeres crueles las vemos con los ojos en blanco rezando por todas las prebendas y en un sin fin de actividades benéficas para los pobres en nombre del Señor.

Cuál ha sido entonces la base de discriminación? Una pregunta que tiene que ser contestada necesariamente a través de la lectura y el conocimiento de la historia para cambiar lo aprendido de una vez por todas, erradicar la falta de educación, la falta de oportunidades, la explosión demográfica y desde luego, la falta de sensibilidad de los que han gobernado este continente a través de los siglos.

Esta enorme extensión de tierra debería ser la representante de la riqueza de nuestras diferencias étnicas, de la abundancia, del respeto a nuestros recursos naturales. Nos han educado para todo lo contrario: ser sumisos, agachados, endeudados y siempre agradecidos con las migajas que recibimos en el nombre del Señor y nuestros gobernantes.

¿Cuándo será el momento en que los seres humanos pensemos solamente en los que habitamos este planeta al cual estamos destruyendo de manera acelerada? ¿Cuándo será que las mujeres soltemos de una vez por todas ese patriarcado que nos ha mantenido presas a través de la historia y sin embargo perpetramos a toda costa? ¿Cuándo seremos las mujeres solidarias con las mismas mujeres sin importar condición ni color de piel? ¿Cuándo serán las mujeres dueñas de su cuerpo y decidir el número de hijos que quieran y puedan criar para poder educarlos y no se vean ellos en la penosa necesidad de cruzar esa espantosa frontera del Norte.? ¿Cuándo se comenzará a hablar del control natal en las agendas de nuestros países? La visceralidad estalla en aquéllos que tienen pavor de ver a las mujeres libres de pensamiento y obra.

¿Queremos cambiar esta pesadilla humana? En esta pelota llamado mundo vivimos todos, nadie sale de aquí ni vivo ni muerto y sin embargo, no cortamos de raíz todos los divisionismos posibles que han demostrado ser la prisión del pensamiento humano y que hacen miserable nuestras vidas. Yo quiero pensar como Juan Soriano, (que justo le acaban de hacer su museo aquí en Cuernavaca), como Richard Dawking, (catalogado como el pensador mundial número 1 en 2013 por la revista británica Prospect), Lord Byron, Eduardo Galeano, Simón de Beauvoir, Ikram Antaki, Ayn Rad, Ricardo Garibay, Germán Dehesa, Stephen Hawking, Diane Lane. (entre miles de otros) ¿Qué tienen todos ellos en común? Pues los invito a investigarlo y mientras les anticipo que son mentes filosóficas en aras de la libertad del pensamiento humano para mejorarnos como especie.

Las redes sociales se inundan con la deplorable noticia de la separación de niños y padres emigrantes de origen latino en Estados Unidos. En Facebook hay un video de un grupo de mujeres estadounidenses (mayormente blancas) representando a las Iglesias de su país, que se manifiestan indignadas frente a la muy lamentable decisión de su presidente y claman por revertir de manera inmediata esa separación tan discriminatoria en nombre del Señor. La historia tristemente se repite una y otra vez. Esas escenas de despojo las hemos visto en otras imágenes de la historia humana y todavía no queremos entender el origen de la supuesta supremacía blanca y de los otros pueblos “elegidos de los dioses”.

Por la tarde, pasaron en la televisión “Criadas y señoras”. Una película que se sitúa en los años 60, en Jackson Mississipi, donde el personal de servicio de las familias blancas estaba integrado por gente de color que resultaba ser indispensable, particularmente para las mujeres que no se ocupaban de su hogar, ni se ocupaban de sus hijos y aun así, las trataban peor que animales y no estaban dispuestas a soportar ningún tipo de “insolencia” por parte de ellas.

Lo que más llamó mi atención, fue la reproducción de una escena que parecía ser la misma que yo acababa de ver en Facebook horas antes: mujeres blancas, cristianas, preocupadas por sus actividades sociales y de caridad. En la película, daba la sensación que sólo complementaban su existencia para darle sentido a su vida y a la sociedad que estaban formando en aquel entonces a través de subastas, venta de pastelillos, bailes navideños, ayuda a los niños de África entre otras cosas más, pero que ellas no estaban dispuestas en ceder un ápice ante alguna petición de esas mujeres que les resolvían la vida a cambio de unos cuantos dólares. Desde luego que en estas historias que rompen el corazón también existen las gratas excepciones en ese entorno femenino, del cual no puedo sustraerme y al cual llamaremos: seguimiento de sistemas patriarcales.

No olvidemos que a este país también trajeron africanos y fueron explotados en nombre de todas nuestras “civilizadas y primermundistas costumbres”. No olvidemos tampoco que ya existía la esclavitud en nuestras antiguas civilizaciones en nombre de la expansión y los diferentes Dioses. En ambos casos, también los esclavos podían ser comprados, vendidos, heredados y hasta hipotecados según las necesidades del amo.

En México y en muchos otros países de Latinoamérica, no hemos sido diferentes. He presenciado en un sin fin de ocasiones que todavía hay mujeres despiadadas con “las otras mujeres” a las cuales suponen “inferiores” y se refieren a ellas de manera arrogante con adjetivos ínfimos que ni siquiera me permito escribir, pero el día domingo, a esas mujeres crueles las vemos con los ojos en blanco rezando por todas las prebendas y en un sin fin de actividades benéficas para los pobres en nombre del Señor.

Cuál ha sido entonces la base de discriminación? Una pregunta que tiene que ser contestada necesariamente a través de la lectura y el conocimiento de la historia para cambiar lo aprendido de una vez por todas, erradicar la falta de educación, la falta de oportunidades, la explosión demográfica y desde luego, la falta de sensibilidad de los que han gobernado este continente a través de los siglos.

Esta enorme extensión de tierra debería ser la representante de la riqueza de nuestras diferencias étnicas, de la abundancia, del respeto a nuestros recursos naturales. Nos han educado para todo lo contrario: ser sumisos, agachados, endeudados y siempre agradecidos con las migajas que recibimos en el nombre del Señor y nuestros gobernantes.

¿Cuándo será el momento en que los seres humanos pensemos solamente en los que habitamos este planeta al cual estamos destruyendo de manera acelerada? ¿Cuándo será que las mujeres soltemos de una vez por todas ese patriarcado que nos ha mantenido presas a través de la historia y sin embargo perpetramos a toda costa? ¿Cuándo seremos las mujeres solidarias con las mismas mujeres sin importar condición ni color de piel? ¿Cuándo serán las mujeres dueñas de su cuerpo y decidir el número de hijos que quieran y puedan criar para poder educarlos y no se vean ellos en la penosa necesidad de cruzar esa espantosa frontera del Norte.? ¿Cuándo se comenzará a hablar del control natal en las agendas de nuestros países? La visceralidad estalla en aquéllos que tienen pavor de ver a las mujeres libres de pensamiento y obra.

¿Queremos cambiar esta pesadilla humana? En esta pelota llamado mundo vivimos todos, nadie sale de aquí ni vivo ni muerto y sin embargo, no cortamos de raíz todos los divisionismos posibles que han demostrado ser la prisión del pensamiento humano y que hacen miserable nuestras vidas. Yo quiero pensar como Juan Soriano, (que justo le acaban de hacer su museo aquí en Cuernavaca), como Richard Dawking, (catalogado como el pensador mundial número 1 en 2013 por la revista británica Prospect), Lord Byron, Eduardo Galeano, Simón de Beauvoir, Ikram Antaki, Ayn Rad, Ricardo Garibay, Germán Dehesa, Stephen Hawking, Diane Lane. (entre miles de otros) ¿Qué tienen todos ellos en común? Pues los invito a investigarlo y mientras les anticipo que son mentes filosóficas en aras de la libertad del pensamiento humano para mejorarnos como especie.

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