/ domingo 12 de agosto de 2018

Aurora Reyes, primera muralista mexicana

Y como afirmaba el escritor francés George Steiner: “Lo que no se nombra no existe”, por eso hoy nombraremos a la primera mujer muralista de México, Aurora Reyes, “la Cachorra”, como la llamaban por ser la hija de León Reyes, aparte de su bravura y su gran melena castaña.

No es difícil imaginarla al lado de su gran amiga Frida Kahlo, quien fue su compañera en la Escuela Nacional Preparatoria y a quien dedicó el “retrato de Frida frente al espejo” Un año después, fue expulsada de la escuela por haberle propinado una golpiza a la prefecta que la acusó con su padre por tener nexos con Diego Rivera y con los maestros de San Carlos llamándola “libertina y jefe de banda de ladrones”. Después de este percance, se dedicó de tiempo completo a la Academia de San Carlos donde no terminó sus estudios y prefirió ser autodidacta.

Con el tiempo Aurora se convirtió en la primera muralista de México y también en gran poetisa cuando el arte era un terreno donde no estaban incluídas las mujeres. Como muralista, se formó bajo los valores estéticos e ideológicos de la Escuela Mexicana de Pintura conjuntamente con Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Como buena bohemia, acudía a los Cafés Paris en la Ciudad de México de esa época, lugar donde también llegaban otras grandes mujeres que conforman nuestra historia: Lola Álvarez Bravo (fotógrafa), Lupe Marín (actriz y modelo), María Izquierdo (pintora), Otilia y Esperanza Zambrano (poetisas eróticas), Rebeca Uribe (poetisa), Magdalena Mondragón (periodista), entre muchas otras mujeres, así como los escritores Pablo Neruda, Alí Chumacero, Efraín Huerta, Octavio Paz, Salvador Novo, Xavier Urrutia, José Gorostiza, Andrés Henestrosa, la pintora Remedios Varo y Benjamin Peret, el escritor y ensayista del surrealismo, André Bretónel, el escritor español Luis Felipe, Juan Soriano del cual tenemos un museo aquí en Morelos, y unos jovenzuelos José López Portillo y Luis Echeverría Álvarez, a este último ella misma lo presentó con el circulo intelectual de aquel entonces.

Aurora se unió en 1935 al grupo de intelectuales que conformaban la Tribuna de México, una generación de libre pensamiento. Además de ser poetisa, intelectual, activista y maestra, en 1936 se unió al Partido Comunista y la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), en donde hacían propaganda de sus ideas revolucionarias a través de sus trabajos escritos y artísticos luchando contra el sistema político y en particular, contra la censura del Gobierno en el arte. Este grupo se opuso también a las ideas políticas de Hitler y de Mussolini.

En la antología “Poetisas del siglo XX", Editada por UNAM, Héctor Valdés nos dice que los años 40 constituyeron una verdadera eclosión de la poesía femenina: Guadalupe Amor, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Emma Godoy, Margarita Paz Paredes y desde luego, Aurora Reyes. "Estas dos últimas —nos dice el antologador— “harán de la poesía una bandera revolucionaria en el sentido político."

En 1947 Aurora Reyes edita el poemario "Hombre de México" y en 1953 entrega a la luz pública “Humanos paisajes”, del que Carlos Pellicer solía decir: "Con este libro Aurora Reyes se coloca en un sitio privilegiado dentro de los poetas modernos".

Siempre estuvo comprometida con la causa femenina y en contra de las desventajas sociales en las que se veían sometidas las mujeres. Fue promotora de los derechos humanos y especificamente por el derecho al voto y que las mujeres pudieran ocupar cargos públicos. Esto lo plasma en sus pinturas como por ejemplo, “Mujer de Guerra” (1934), en la cual muestra a una madre en actitud combativa cargando a su hijo sin dejar de sostener el fusil. En sus poemas se aprecia la misma dinámica de inconformidad y de denuncia en una sociedad que comienza a despertar en medio de la desigualdad de género y del hartazgo político: “Hombre de México” (1948).

Durante su vida realizó siete murales. En 1936, completó su mural “Atentado a las maestras rurales” en el Centro Escolar de la Revolución. Esta obra la hizo tras los atentados que sufrieron los maestros a raíz de la Constitución de 1917 cuando se estableció la educación laica y gratuita, misma que desencadenó la llamada Guerra Cristera impulsada por el clero y que, entre otras cosas, propició el atentado contra la vida de muchos maestros. El colegio todavía está en funciones pero el mural está en franco deterioro. Entre 1960 y 1972 pintó cuatro murales en el Auditorio 15 de mayo, en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y en 1978 hizo su sexto mural en la casa de Hernán Cortés de Coyoacán.

De carácter aguerrido y revolucionario, Aurora participó en 1960 en una lucha a favor de los prisioneros políticos. En 1968, no obstante le había dado “cobijo” intelectual a un insipiente Luis Echeverría, nunca le perdonó su participación en la matanza estudiantil. “Te quiero para que seas la primera mujer directora de Bellas Artes de este país”, le dijo Luis Echeverría, a lo cual ella respondió: “Yo no hago trato con asesinos”, y le cerró la puerta en la nariz con su respectiva mentada de madre. Eso le costó a Aurora Reyes que fuera borrada de la historia cultural en este país además de ser una política perseguida. Se dice que tuvo que esconderse en el hospital psiquiátrico La Castañeda en ese entonces.

No cabe duda que una persona de tanta controversia como lo era Aurora Reyes en vida, no dejaría de serlo después de su muerte. En junio de 2014, Fausto Alzati, director de la Televisión Educativa, censuró precisamente el poema “Hombre de México” que leería su nieto en el Salón de la Plástica Mexicana durante un homenaje a la poetisa, porque sintió que aludían al ahora saliente presidente Enrique Peña Nieto. Poco después, Fausto Alzati fue despedido de su cargo.

Aurora Reyes nació en Hidalgo del Parral, Chihuahua, el 9 de septiembre de 1908 en la misma ciudad donde muriera Pancho Villa. Sobrina de Don Alfonso Reyes. Su abuelo, el general Bernardo Reyes, murió durante el cuartelazo del 9 de febrero de 1913, hecho que inició la llamada Decena Trágica que culminó con el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el arribo de Victoriano Huerta al poder.

La revuelta mantuvo en riesgo la vida de los parientes cercanos al general Reyes, por lo que la familia de Aurora debió trasladarse a la Ciudad de México. Aurora murió en la Ciudad de México el 26 de abril de 1985. Sus cenizas descansan al pie de una magnolia que sembró en su casa de Coyoacán, calle de Xochicaltitla. En el tronco del árbol está pegada una placa de metal en donde se reproducen unos sencillos versos que ella escribió a esta hermosa flor. Se dice que cada aniversario de su muerte, sus amigos, reunidos en torno del árbol, contemplan cómo en la altura se abre, "blanca y luminosa", una esplendorosa magnolia.

Así las grandes mujeres de nuestra historia. Hoy, nombramos a Aurora Reyes.


POR: REICELDA OXILIA

Y como afirmaba el escritor francés George Steiner: “Lo que no se nombra no existe”, por eso hoy nombraremos a la primera mujer muralista de México, Aurora Reyes, “la Cachorra”, como la llamaban por ser la hija de León Reyes, aparte de su bravura y su gran melena castaña.

No es difícil imaginarla al lado de su gran amiga Frida Kahlo, quien fue su compañera en la Escuela Nacional Preparatoria y a quien dedicó el “retrato de Frida frente al espejo” Un año después, fue expulsada de la escuela por haberle propinado una golpiza a la prefecta que la acusó con su padre por tener nexos con Diego Rivera y con los maestros de San Carlos llamándola “libertina y jefe de banda de ladrones”. Después de este percance, se dedicó de tiempo completo a la Academia de San Carlos donde no terminó sus estudios y prefirió ser autodidacta.

Con el tiempo Aurora se convirtió en la primera muralista de México y también en gran poetisa cuando el arte era un terreno donde no estaban incluídas las mujeres. Como muralista, se formó bajo los valores estéticos e ideológicos de la Escuela Mexicana de Pintura conjuntamente con Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Como buena bohemia, acudía a los Cafés Paris en la Ciudad de México de esa época, lugar donde también llegaban otras grandes mujeres que conforman nuestra historia: Lola Álvarez Bravo (fotógrafa), Lupe Marín (actriz y modelo), María Izquierdo (pintora), Otilia y Esperanza Zambrano (poetisas eróticas), Rebeca Uribe (poetisa), Magdalena Mondragón (periodista), entre muchas otras mujeres, así como los escritores Pablo Neruda, Alí Chumacero, Efraín Huerta, Octavio Paz, Salvador Novo, Xavier Urrutia, José Gorostiza, Andrés Henestrosa, la pintora Remedios Varo y Benjamin Peret, el escritor y ensayista del surrealismo, André Bretónel, el escritor español Luis Felipe, Juan Soriano del cual tenemos un museo aquí en Morelos, y unos jovenzuelos José López Portillo y Luis Echeverría Álvarez, a este último ella misma lo presentó con el circulo intelectual de aquel entonces.

Aurora se unió en 1935 al grupo de intelectuales que conformaban la Tribuna de México, una generación de libre pensamiento. Además de ser poetisa, intelectual, activista y maestra, en 1936 se unió al Partido Comunista y la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), en donde hacían propaganda de sus ideas revolucionarias a través de sus trabajos escritos y artísticos luchando contra el sistema político y en particular, contra la censura del Gobierno en el arte. Este grupo se opuso también a las ideas políticas de Hitler y de Mussolini.

En la antología “Poetisas del siglo XX", Editada por UNAM, Héctor Valdés nos dice que los años 40 constituyeron una verdadera eclosión de la poesía femenina: Guadalupe Amor, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Emma Godoy, Margarita Paz Paredes y desde luego, Aurora Reyes. "Estas dos últimas —nos dice el antologador— “harán de la poesía una bandera revolucionaria en el sentido político."

En 1947 Aurora Reyes edita el poemario "Hombre de México" y en 1953 entrega a la luz pública “Humanos paisajes”, del que Carlos Pellicer solía decir: "Con este libro Aurora Reyes se coloca en un sitio privilegiado dentro de los poetas modernos".

Siempre estuvo comprometida con la causa femenina y en contra de las desventajas sociales en las que se veían sometidas las mujeres. Fue promotora de los derechos humanos y especificamente por el derecho al voto y que las mujeres pudieran ocupar cargos públicos. Esto lo plasma en sus pinturas como por ejemplo, “Mujer de Guerra” (1934), en la cual muestra a una madre en actitud combativa cargando a su hijo sin dejar de sostener el fusil. En sus poemas se aprecia la misma dinámica de inconformidad y de denuncia en una sociedad que comienza a despertar en medio de la desigualdad de género y del hartazgo político: “Hombre de México” (1948).

Durante su vida realizó siete murales. En 1936, completó su mural “Atentado a las maestras rurales” en el Centro Escolar de la Revolución. Esta obra la hizo tras los atentados que sufrieron los maestros a raíz de la Constitución de 1917 cuando se estableció la educación laica y gratuita, misma que desencadenó la llamada Guerra Cristera impulsada por el clero y que, entre otras cosas, propició el atentado contra la vida de muchos maestros. El colegio todavía está en funciones pero el mural está en franco deterioro. Entre 1960 y 1972 pintó cuatro murales en el Auditorio 15 de mayo, en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y en 1978 hizo su sexto mural en la casa de Hernán Cortés de Coyoacán.

De carácter aguerrido y revolucionario, Aurora participó en 1960 en una lucha a favor de los prisioneros políticos. En 1968, no obstante le había dado “cobijo” intelectual a un insipiente Luis Echeverría, nunca le perdonó su participación en la matanza estudiantil. “Te quiero para que seas la primera mujer directora de Bellas Artes de este país”, le dijo Luis Echeverría, a lo cual ella respondió: “Yo no hago trato con asesinos”, y le cerró la puerta en la nariz con su respectiva mentada de madre. Eso le costó a Aurora Reyes que fuera borrada de la historia cultural en este país además de ser una política perseguida. Se dice que tuvo que esconderse en el hospital psiquiátrico La Castañeda en ese entonces.

No cabe duda que una persona de tanta controversia como lo era Aurora Reyes en vida, no dejaría de serlo después de su muerte. En junio de 2014, Fausto Alzati, director de la Televisión Educativa, censuró precisamente el poema “Hombre de México” que leería su nieto en el Salón de la Plástica Mexicana durante un homenaje a la poetisa, porque sintió que aludían al ahora saliente presidente Enrique Peña Nieto. Poco después, Fausto Alzati fue despedido de su cargo.

Aurora Reyes nació en Hidalgo del Parral, Chihuahua, el 9 de septiembre de 1908 en la misma ciudad donde muriera Pancho Villa. Sobrina de Don Alfonso Reyes. Su abuelo, el general Bernardo Reyes, murió durante el cuartelazo del 9 de febrero de 1913, hecho que inició la llamada Decena Trágica que culminó con el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el arribo de Victoriano Huerta al poder.

La revuelta mantuvo en riesgo la vida de los parientes cercanos al general Reyes, por lo que la familia de Aurora debió trasladarse a la Ciudad de México. Aurora murió en la Ciudad de México el 26 de abril de 1985. Sus cenizas descansan al pie de una magnolia que sembró en su casa de Coyoacán, calle de Xochicaltitla. En el tronco del árbol está pegada una placa de metal en donde se reproducen unos sencillos versos que ella escribió a esta hermosa flor. Se dice que cada aniversario de su muerte, sus amigos, reunidos en torno del árbol, contemplan cómo en la altura se abre, "blanca y luminosa", una esplendorosa magnolia.

Así las grandes mujeres de nuestra historia. Hoy, nombramos a Aurora Reyes.


POR: REICELDA OXILIA

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