En días pasados, el público se dio cita en la sala Manuel M. Ponce del Centro Cultural Jardín Borda durante la presentación del libro El Zapatista que escapó al CISEN, de Fulgencio Ménes Morán, quien estuvo acompañado de grandes amigos.
Para esta importante presentación, se contó con la participación de Tarcisio Navarrete Montes de Oca; Rosendo Robles Hernández; Reynaldo Olivares y José Martínez Cruz.
En este libro, Fulgencio Ménes Morán, narra sus memorias sobre un momento muy difícil en su vida, su desaparición durante la década de los setenta en Morelos; dando testimonio como sobreviviente a la tortura y la prisión a raíz de la desaparición forzada.
Durante su participación, Tarcisio Navarrete destacó la importancia de escribir estas memorias como un acto de sanación del alma, y un ejercicio para superar los miedos, haciendo referencia al prologo del libro escrito por José Martínez Cruz.
El autor proyecta que un momento sintió deseo de ir contra sus agresores e ir fomentando una idea de venganza, pero que finalmente Fulgencio logró derrotar esos instintos bajos de acabar con el otro. Él señala que cuando comenzó a escribir, se encontraba tentado a usar adjetivos agresivos, peyorativos y ofensas denigrantes contra lo que denomina los verdugos del poder. Y me encanta que ahora dice que ha evolucionado como escritor y como persona, superando el odio, y quien logra superar el odio, digamos que ha caído en un valor superior del amor Tarcisio Navarrete
Fulgencio Menes Morán es un luchador social que vivió en carne propia la tortura, los tratos crueles y denigrantes que tenía el gobierno con quienes se oponían al poder.
Fulgencio recuerda, y lo hace al paso de los años. La detención arbitraria, la tortura, la desaparición forzada. Utilizando el recurso de la memoria, ubica el modo autoritario de gobernar y ordenar a los policías cometer toda clase de violaciones a los derechos humanos. La tortura como método de investigación para lograr confesiones a modo. Durante esos años 70s, no existía aún la ley para prevenir y sancionar la tortura. Fue Don Sergio Méndez Arceo quien emitió un Decreto de excomunión a los torturadores, que dio a conocer desde el púlpito de la Catedral y lo publicamos en un número de La Trinchera del Oprimido, un día 16 de abril de 1976. Años después, llevamos cabo una campaña denominada plebiscito contra la tortura, donde se recabaron opiniones en papeletas y se llevaron al Congreso del Estado de Morelos para que se aprobara una iniciativa de ley contra la tortura. Actualmente es vigente la Ley para prevenir y sancionar la tortura y se debe aplicar el Protocolo de Estambul para garantizar los derechos de las personas cuando sufren esta clase de tratos crueles. Inhumanos y degradantes. Pero en ésos años se aplicaba la tortura de manera generalizada, sobre todo contra los desaparecidos y presos políticos como Fulgencio Ménes Morán
Expresa José Martínez Cruz, quien conoció al autor en la cárcel de Cuernavaca, ubicada en la avenida Atlacomulco, en una de las visitas que organizaron para visitar a compañeros que se encontraban presos políticos.
Durante su participación, Rosendo Robles Hernández compartió con los presentes algunas anécdotas y recuerdos que vivió mientras fue parte del Campamento 2 de octubre, fundado por Francisco de la Cruz.
En la presentación, también se hizo hincapié de que las luchas por defender los derechos humanos y reivindicar a los hombres y mujeres desaparecidas forzosamente, tiene un eco en el arte, por lo que se contó con grabados y pinturas del artista Reynaldo Olivares, para que el público pudiera admirarla.
Finalmente, Fulgencio Ménes agradeció a los presentes por acompañarlo en esta importante presentación y respondió algunas preguntas que realizó el público.
