/ miércoles 3 de agosto de 2022

Vamos adelante | La economía mexicana crece a pesar de la crisis mundial

De acuerdo con cifras recién publicadas por el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) en el segundo trimestre de 2022 la economía mexicana volvió a crecer 2 por ciento, por lo que México es uno de los pocos países que han reforzado su desarrollo, a pesar de los efectos que genera la guerra en Ucrania y la inflación en el mundo, así como los coletazos de la pandemia de Covid.

Así lo anunció el presidente López Obrador en su conferencia de la mañana del 29 de julio. El diagnóstico coincide además con los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI) organismo que vaticina un crecimiento del 2.4 por ciento de la economía mexicana en este año, lo cual convierte al país en una isla de crecimiento y solidez en un mar de inflación, crisis y decaimiento de la economía en la mayoría de los países.

Este auge nacional tiene bases muy sólidas: las finanzas públicas son sanas, y los ingresos del gobierno por la vía fiscal crecieron a ritmo de 10 por ciento en este año. La deuda pública de México es solo del 50% de su PIB, mientras la de EU es del 134% (30 trillones de dólares) y la de Japón alcanza 257% de su PIB (unos 12 trillones de dólares)

El gasto social en México se ha ejercido normalmente, en beneficio de millones de personas, al tiempo que las empresas internacionales recién han cambiado la calificación de las finanzas mexicanas de negativa a positiva estable. Esto se debe al buen manejo de la deuda externa, y al hecho de que el gobierno y Pemex pagaron o renegociaron su deuda al corto plazo, con lo cual sanearon la actividad productiva en general.

Al mismo tiempo, la economía mexicana está recibiendo gran cantidad de inversiones del exterior, principalmente por la reubicación de las empresas de EU que operaban en China y recién han emigrado a México, básicamente porque nuestro país está mucho más cerca del mercado más grande del mundo, así como por sus excelentes vías de comunicación.

Asimismo, México estableció un convenio con inversionistas de EU durante la reciente visita de AMLO a Washington, por cerca de 40 mil millones de dólares, además de otras inversiones por unos 35 mil millones de dólares que están llegando al país por acuerdos con el propio FMI. A los organismos internacionales no se les puede engañar, éstos miden la capacidad real de los países para crecer y recibir capital del exterior. A eso se dedican.

En materia monetaria, el peso mexicano ha sorprendido al mundo con su fortaleza y estabilidad. Un tipo de cambio estable es vital para promover la llegada de inversiones. Además, existe en México mano de obra calificada del más alto nivel, y las instalaciones mexicanas de parques industriales en la frontera con EU tienen rápida conexión; en la región del Bajío hay facilidades de transporte, y finalmente en el sureste del país, los parques industriales tendrán rápido acceso al Ferrocarril del Istmo y el Tren Maya, que facilitarán el movimiento de mercancías y su exportación.

La inflación en EU, por otro lado, ha llegado a 8.6 puntos porcentuales en 2022 y es la más elevada de los últimos 40 años. EU ha tenido una baja en su producción por segundo trimestre consecutivo, por lo que ha entrado en lo que especialistas llaman “recesión técnica”.

Mientras por otra parte el aumento de precios en Argentina alcanza un 51.7 por ciento; en Brasil es de 11.9; en Chile la inflación es de 11 puntos porcentuales. En México la inflación llega solo a 7 por ciento, principalmente porque el gobierno mantiene el control sobre el precio de los combustibles derivados del petróleo. La gasolina mexicana conserva los precios de 2018 con poca elevación, gracias a que el gobierno no cobra el IEPS en el despacho de los combustibles.

Sobre la economía de EU se cierne la amenaza de la stanflación (inflación con estancamiento) que constituye la peor perspectiva que puede tener. El panorama mundial es sumamente crítico. Solo la economía de China se mantendrá operando con números positivos, con un porcentaje de crecimiento de 4.8 de su PIB.

En México, sin embargo, subsisten muchos problemas ancestrales, como la enorme desigualdad de ingresos entre diversos sectores y clases sociales. Las oportunidades de estudio y preparación académica de los mexicanos distan mucho de ser iguales, y en varias regiones indígenas la población se encuentra en el límite inferior de la pobreza, con ingresos muy bajos.

Por eso es fundamental que el gobierno mexicano tenga en sus manos los instrumentos básicos para un mejor reparto de la riqueza. Así, con relación a la clase empresarial, el gobierno se ha negado a solicitar créditos del exterior para subsidiar empresas privadas en problemas, tal como exigían los empresarios en la época más dura de la crisis generada por la pandemia.

En relación con las clases desposeídas, sin acceso a las ventajas urbanas o a las universidades, el gobierno ha venido aumentando las pensiones a los adultos mayores; a madres solteras, a estudiantes y a jóvenes que no pueden estudiar ni los admiten en empleos, el gobierno les paga una pensión mientras reciben capacitación para hacerlo.

Finalmente, uno de los factores más importantes para mantener el ingreso de las familias en regiones marginales, es la entrada masiva de apoyos en dólares que desde el exterior les envían sus familiares, sobre todo desde EU. El año pasado, el monto de esas divisas fue superior a 50 mil millones de dólares (un billón de pesos) y se espera que en este año aumente un 10 por ciento. Por lo pronto, hasta el mes de mayo esas divisas han aumentado 16 por ciento respecto al año 2021.

La mayoría de esas divisas van a dar a los poblados más pequeños, pobres y marginales, precisamente porque ahí radican esas familias. Son regiones de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y otros estados, las cuales desde hace años se han convertido en zonas de “expulsión demográfica” o sea por la pobreza, erosión de sus tierras y falta de oportunidades, son abandonadas por los jóvenes de esas familias que en su mayoría se dirigen a EU, en busca de empleo y oportunidades que este país no les puede dar.

De acuerdo con cifras recién publicadas por el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) en el segundo trimestre de 2022 la economía mexicana volvió a crecer 2 por ciento, por lo que México es uno de los pocos países que han reforzado su desarrollo, a pesar de los efectos que genera la guerra en Ucrania y la inflación en el mundo, así como los coletazos de la pandemia de Covid.

Así lo anunció el presidente López Obrador en su conferencia de la mañana del 29 de julio. El diagnóstico coincide además con los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI) organismo que vaticina un crecimiento del 2.4 por ciento de la economía mexicana en este año, lo cual convierte al país en una isla de crecimiento y solidez en un mar de inflación, crisis y decaimiento de la economía en la mayoría de los países.

Este auge nacional tiene bases muy sólidas: las finanzas públicas son sanas, y los ingresos del gobierno por la vía fiscal crecieron a ritmo de 10 por ciento en este año. La deuda pública de México es solo del 50% de su PIB, mientras la de EU es del 134% (30 trillones de dólares) y la de Japón alcanza 257% de su PIB (unos 12 trillones de dólares)

El gasto social en México se ha ejercido normalmente, en beneficio de millones de personas, al tiempo que las empresas internacionales recién han cambiado la calificación de las finanzas mexicanas de negativa a positiva estable. Esto se debe al buen manejo de la deuda externa, y al hecho de que el gobierno y Pemex pagaron o renegociaron su deuda al corto plazo, con lo cual sanearon la actividad productiva en general.

Al mismo tiempo, la economía mexicana está recibiendo gran cantidad de inversiones del exterior, principalmente por la reubicación de las empresas de EU que operaban en China y recién han emigrado a México, básicamente porque nuestro país está mucho más cerca del mercado más grande del mundo, así como por sus excelentes vías de comunicación.

Asimismo, México estableció un convenio con inversionistas de EU durante la reciente visita de AMLO a Washington, por cerca de 40 mil millones de dólares, además de otras inversiones por unos 35 mil millones de dólares que están llegando al país por acuerdos con el propio FMI. A los organismos internacionales no se les puede engañar, éstos miden la capacidad real de los países para crecer y recibir capital del exterior. A eso se dedican.

En materia monetaria, el peso mexicano ha sorprendido al mundo con su fortaleza y estabilidad. Un tipo de cambio estable es vital para promover la llegada de inversiones. Además, existe en México mano de obra calificada del más alto nivel, y las instalaciones mexicanas de parques industriales en la frontera con EU tienen rápida conexión; en la región del Bajío hay facilidades de transporte, y finalmente en el sureste del país, los parques industriales tendrán rápido acceso al Ferrocarril del Istmo y el Tren Maya, que facilitarán el movimiento de mercancías y su exportación.

La inflación en EU, por otro lado, ha llegado a 8.6 puntos porcentuales en 2022 y es la más elevada de los últimos 40 años. EU ha tenido una baja en su producción por segundo trimestre consecutivo, por lo que ha entrado en lo que especialistas llaman “recesión técnica”.

Mientras por otra parte el aumento de precios en Argentina alcanza un 51.7 por ciento; en Brasil es de 11.9; en Chile la inflación es de 11 puntos porcentuales. En México la inflación llega solo a 7 por ciento, principalmente porque el gobierno mantiene el control sobre el precio de los combustibles derivados del petróleo. La gasolina mexicana conserva los precios de 2018 con poca elevación, gracias a que el gobierno no cobra el IEPS en el despacho de los combustibles.

Sobre la economía de EU se cierne la amenaza de la stanflación (inflación con estancamiento) que constituye la peor perspectiva que puede tener. El panorama mundial es sumamente crítico. Solo la economía de China se mantendrá operando con números positivos, con un porcentaje de crecimiento de 4.8 de su PIB.

En México, sin embargo, subsisten muchos problemas ancestrales, como la enorme desigualdad de ingresos entre diversos sectores y clases sociales. Las oportunidades de estudio y preparación académica de los mexicanos distan mucho de ser iguales, y en varias regiones indígenas la población se encuentra en el límite inferior de la pobreza, con ingresos muy bajos.

Por eso es fundamental que el gobierno mexicano tenga en sus manos los instrumentos básicos para un mejor reparto de la riqueza. Así, con relación a la clase empresarial, el gobierno se ha negado a solicitar créditos del exterior para subsidiar empresas privadas en problemas, tal como exigían los empresarios en la época más dura de la crisis generada por la pandemia.

En relación con las clases desposeídas, sin acceso a las ventajas urbanas o a las universidades, el gobierno ha venido aumentando las pensiones a los adultos mayores; a madres solteras, a estudiantes y a jóvenes que no pueden estudiar ni los admiten en empleos, el gobierno les paga una pensión mientras reciben capacitación para hacerlo.

Finalmente, uno de los factores más importantes para mantener el ingreso de las familias en regiones marginales, es la entrada masiva de apoyos en dólares que desde el exterior les envían sus familiares, sobre todo desde EU. El año pasado, el monto de esas divisas fue superior a 50 mil millones de dólares (un billón de pesos) y se espera que en este año aumente un 10 por ciento. Por lo pronto, hasta el mes de mayo esas divisas han aumentado 16 por ciento respecto al año 2021.

La mayoría de esas divisas van a dar a los poblados más pequeños, pobres y marginales, precisamente porque ahí radican esas familias. Son regiones de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y otros estados, las cuales desde hace años se han convertido en zonas de “expulsión demográfica” o sea por la pobreza, erosión de sus tierras y falta de oportunidades, son abandonadas por los jóvenes de esas familias que en su mayoría se dirigen a EU, en busca de empleo y oportunidades que este país no les puede dar.