/ martes 11 de septiembre de 2018

Unis y Ninis

Dicen que las casualidades no existen. Que son “causalidades”, que hay una o varias manos que mecen la cuna y luego dejan que la inercia haga el resto. Esto viene a cuento por lo que ocurre tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Ambas instituciones atraviesan por sendas crisis, justo en el año y cerca del mes cuando se cumple medio siglo del Movimiento Estudiantil de 1968. ¿Coincidencia?


Luego del artero ataque de violentos porros a alumnos del CCH Azcapotzalco, vinieron las preguntas. “¿de dónde?” Las especulaciones apuntaban a grupos políticos con presuntos vínculos con el PRI, otros a pugnas entre grupos internos de la UNAM, o personajes como Claudia Sheinbaum. La más grave hipótesis tiene que ver con grupos del narcotráfico en la CDMX que controlan el narcomenudeo y el jugoso negocio de venta y distribución de drogas en la UNAM, vinculados primero al Cártel de Tláhuac y tras la caída de El Ojos, en manos de la Unión Tepito que controlaba El Betito.


Esos grupos de crimen organizado se beneficiarían indudablemente de una crisis que desestabilice a la universidad, además de que son los principales generadores de violencia en los planteles y el campus universitarios. La UNAM ha entrado en una espiral de violencia provocada, dicen, por grupos de choque que han encontrado un gran caldo de cultivo en un entorno entre permisivo y cargado de una malentendida autonomía, además de severas deficiencias en los sistemas de seguridad de nuestra máxima casa de estudios.


El fenómeno no es nuevo. ¿Se acuerdan del Mosh y su banda? Siempre hay incrustados grupúsculos y cíclicamente se denuncian excesos como el del auditorio Justo Sierra conocido como Che Guevara, el más grande e importante al interior de Ciudad Universitaria. Han pasado 18 años desde que fue tomado por “fósiles” este espacio emblemático para la UNAM, sede de conciertos, platicas de Octavio Paz e incluso del mítico Consejo General de Huelga de 1968; además, de ser considerado desde 1963 Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este es un foco importante tanto de distribución de droga como de generación de violencia, pues algunos de los ocupantes del Auditorio Justo Sierra que lo secuestraron desde 1999 cuentan con antecedentes penales o son investigados por delitos como narcomenudeo, daño en propiedad ajena, amenazas, robo, lesiones, ataques a la paz pública y ataques a las vías de comunicación.


Y la UAEM, bueno, pues ya se parece al México de los 80´s: endrogada (literal) saqueada, insolvente y con una deuda externa que no vean. Entre la Estafa Maestra, la crisis por los fondos de pensiones y jubilaciones, la inseguridad, la incertidumbre y el déficit presupuestal, no se ve fácil la solución. Si estalla la huelga, muchos jóvenes se quedarán sin estudiar ni trabajar, como ninis, pues, con el riesgo de ser tentados por las presiones-invitaciones a entrarle a actividades sumamente rentables pero suicidas, como los huachicoleros, ponerse a halconear o sicarear o de plano, tirar droga o personas.


A esto se suma, ojo, la movilización “solidaria” de alumnos de la Normal de Amilcingo, que ahí están, junto con las huestes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y que ya mostraron músculo hace unos días. Ahí hay un tigre como del que hablaba López Obrador y otro que éste tendrá que domar, pues están duros lo zarpazos entre Yeidckol Polevnsky, José Manuel Sanz y el propio Cuau por diferencias entre Morena, el PES y las posiciones en el Congreso del Estado.


Rabín ya habló, y dijo que no fue excluido del equipo de Cuauhtémoc Blanco, porque el acuerdo fue trabajar en unidad por Morelos. Política y de altura, su respuesta. El gobernador electo reviró pidiéndole a Yeidckol que se quedara “calladita”, que no anda comprando diputados y que no dijera “que ganó por AMLO”, mientras que la dirigente nacional de Morena habló de la nobleza de Salazar para dejarle la candidatura a Blanco, que sin ellos no ganaba y que la política no es comprar jugadores (diputados) como en el futbol. Ni que fuera draft. Y hablando de candidaturas, corre el rumor de que la Operación Cuaunavaca del PES-PRI-Temoc-Sanz, busca dejar a Raúl Iragorri como alcalde, mientras que la dirigencia nacional de Morena apoya con todo a Toño Villalobos. Total, que unos y otros tienen mucho que aprender, y cosas que no se enseñan en la escuela.


Bien dijo el gran Jorge Luis Borges: “La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.”


Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

Dicen que las casualidades no existen. Que son “causalidades”, que hay una o varias manos que mecen la cuna y luego dejan que la inercia haga el resto. Esto viene a cuento por lo que ocurre tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Ambas instituciones atraviesan por sendas crisis, justo en el año y cerca del mes cuando se cumple medio siglo del Movimiento Estudiantil de 1968. ¿Coincidencia?


Luego del artero ataque de violentos porros a alumnos del CCH Azcapotzalco, vinieron las preguntas. “¿de dónde?” Las especulaciones apuntaban a grupos políticos con presuntos vínculos con el PRI, otros a pugnas entre grupos internos de la UNAM, o personajes como Claudia Sheinbaum. La más grave hipótesis tiene que ver con grupos del narcotráfico en la CDMX que controlan el narcomenudeo y el jugoso negocio de venta y distribución de drogas en la UNAM, vinculados primero al Cártel de Tláhuac y tras la caída de El Ojos, en manos de la Unión Tepito que controlaba El Betito.


Esos grupos de crimen organizado se beneficiarían indudablemente de una crisis que desestabilice a la universidad, además de que son los principales generadores de violencia en los planteles y el campus universitarios. La UNAM ha entrado en una espiral de violencia provocada, dicen, por grupos de choque que han encontrado un gran caldo de cultivo en un entorno entre permisivo y cargado de una malentendida autonomía, además de severas deficiencias en los sistemas de seguridad de nuestra máxima casa de estudios.


El fenómeno no es nuevo. ¿Se acuerdan del Mosh y su banda? Siempre hay incrustados grupúsculos y cíclicamente se denuncian excesos como el del auditorio Justo Sierra conocido como Che Guevara, el más grande e importante al interior de Ciudad Universitaria. Han pasado 18 años desde que fue tomado por “fósiles” este espacio emblemático para la UNAM, sede de conciertos, platicas de Octavio Paz e incluso del mítico Consejo General de Huelga de 1968; además, de ser considerado desde 1963 Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este es un foco importante tanto de distribución de droga como de generación de violencia, pues algunos de los ocupantes del Auditorio Justo Sierra que lo secuestraron desde 1999 cuentan con antecedentes penales o son investigados por delitos como narcomenudeo, daño en propiedad ajena, amenazas, robo, lesiones, ataques a la paz pública y ataques a las vías de comunicación.


Y la UAEM, bueno, pues ya se parece al México de los 80´s: endrogada (literal) saqueada, insolvente y con una deuda externa que no vean. Entre la Estafa Maestra, la crisis por los fondos de pensiones y jubilaciones, la inseguridad, la incertidumbre y el déficit presupuestal, no se ve fácil la solución. Si estalla la huelga, muchos jóvenes se quedarán sin estudiar ni trabajar, como ninis, pues, con el riesgo de ser tentados por las presiones-invitaciones a entrarle a actividades sumamente rentables pero suicidas, como los huachicoleros, ponerse a halconear o sicarear o de plano, tirar droga o personas.


A esto se suma, ojo, la movilización “solidaria” de alumnos de la Normal de Amilcingo, que ahí están, junto con las huestes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y que ya mostraron músculo hace unos días. Ahí hay un tigre como del que hablaba López Obrador y otro que éste tendrá que domar, pues están duros lo zarpazos entre Yeidckol Polevnsky, José Manuel Sanz y el propio Cuau por diferencias entre Morena, el PES y las posiciones en el Congreso del Estado.


Rabín ya habló, y dijo que no fue excluido del equipo de Cuauhtémoc Blanco, porque el acuerdo fue trabajar en unidad por Morelos. Política y de altura, su respuesta. El gobernador electo reviró pidiéndole a Yeidckol que se quedara “calladita”, que no anda comprando diputados y que no dijera “que ganó por AMLO”, mientras que la dirigente nacional de Morena habló de la nobleza de Salazar para dejarle la candidatura a Blanco, que sin ellos no ganaba y que la política no es comprar jugadores (diputados) como en el futbol. Ni que fuera draft. Y hablando de candidaturas, corre el rumor de que la Operación Cuaunavaca del PES-PRI-Temoc-Sanz, busca dejar a Raúl Iragorri como alcalde, mientras que la dirigencia nacional de Morena apoya con todo a Toño Villalobos. Total, que unos y otros tienen mucho que aprender, y cosas que no se enseñan en la escuela.


Bien dijo el gran Jorge Luis Borges: “La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.”


Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

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