/ martes 19 de mayo de 2020

 Una estela de mentiras

Mientras en el mundo nos acercamos inexorable y rápidamente a la cifra de los 5 millones de seres humanos con COVID-19, varios países se preparan ya hacia un paulatino regreso a la “nueva normalidad” levantándose entre la incertidumbre y necesidad, los habitantes de los países afectados han apostado por retomar algunas actividades según sea posible o sensato.

La nueva epidemia tiene ingredientes no observados en anteriores, un ambiente altamente politizado y una economía globalizada que ha mostrado una esperada fragilidad, algunos líderes mundiales verán fortalecidas sus plataformas ideológicas mientras otros definitivamente habrán sucumbido políticamente ante el feroz ataque de los grupos opositores a sus proyectos, ningún país ha exentado esta situación, Barack Obama y Donald Trump expresidente y presidente de los Estados Unidos, se han dedicado al intercambio de feroces descalificaciones en cuanto a sus respectivos desempeños al frente de la Casa Blanca, en España se multiplican las manifestaciones contra el gobierno de Pedro Sánchez, el país ibérico encabeza la lista de las naciones más golpeadas económicamente por el confinamiento obligatorio.

Este terrible ambiente de polarización política ha resultado inherente a la nueva versión pandémica del siglo XXI, se ha instalado también en México, uno escucha más ataques políticos que información útil sobre las recomendaciones a la población en esta crisis sanitaria y económica.

Una de las increíblemente activas voces y manos tuiteras han resultado ser las de Felipe Calderón Hinojosa, Ex Presidente de México en el período 2006-2012, el mismo quien en un afán de obtener una legitimidad cuestionada en las elecciones hizo una declaración de guerra contra el crimen organizado, hecho que marcó históricamente su sexenio, pues hoy no se puede mencionar ni entender el mandato calderonista sin tener presente la llamada “guerra contra el narco”.

Esa estrategia que transformó al país en un enorme cementerio y cuyos resultados nunca pudieron aterrizar (al menos no para beneficio de la población) fue motivo de orgullo para el calderonismo, a pesar de las voces cada vez más numerosas cuestionando la transparencia de ese embate y sus métodos.

En el Juicio del Siglo, llamado así por las implicaciones políticas y sociales, llevado a cabo en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, salieron las primeras declaraciones ante una autoridad extranjera de algo que ya se había denunciado y desechado hace años por parte del sistema judicial mexicano y era la colusión de autoridades mexicanas con el crimen organizado, en ese proceso, uno de los testigos, Jesús Reynaldo Zambada García, importante ex integrante del Cártel de Sinaloa, declaró que en ocasiones diferidas entre los años de 2001 a 2006 entregó millonarias cantidades de dólares a Genaro García Luna a cambio de protección, dichos sobornos se dieron desde el paso del “ex súper-policía” como Director de la extinta AFI (Agencia Federal de Investigación) durante el periodo foxista hasta su desempeño como Secretario de Seguridad Pública bajo las órdenes directas de Felipe Calderón, cuando era pues, el mariscal de campo de toda la estrategia contra las diversas organizaciones delictivas en nuestro país.

El Ex Secretario, como era de esperarse lo negó como los políticos niegan las cosas que no saben, no pueden o no desean explicar, cuando son acusados de algo, o sea, “categóricamente”.

Sin embargo, las autoridades norteamericanas ya casi tenían el cerco cerrado en torno a el, El 10 de Diciembre de 2019 se dio a conocer la detención (real) del hacedor de montajes Genaro García Luna, la noticia, avasalladora por todo lo que significó ese personaje para el Calderón, debía ser devastadora políticamente; pero el Ex Presidente se abrazó a la tabla de salvación que para él supone la ignorancia de lo ocurrido a su alrededor, confiado tal vez en la endémica amnesia de nosotros los mexicanos a través de la historia, no solo renunció al silencio decoroso, sino, inició una batalla política por hacerse de un nuevo partido, en Febrero de este año festejó jubiloso el haber reunido los requisitos solicitados por el INE y dijo en apoteósica frase: “México Libre pondrá un hasta aquí a Morena y al Gobierno”, hoy el problema radica en saber quién se lo pondrá a él.

Como lo hemos mencionado de forma reiterada, López Obrador y su régimen requieren un contrapeso político que sirva como antídoto a un posible autoritarismo, el presidente ha mostrado poca capacidad para rectificar, no está en su naturaleza, pero en la sequía de personajes no podemos darnos el lujo de desdeñar la estatura moral, una inminente sentencia contra el ex “Superpolicía” significaría la develación de una guerra simulada, más de 6 años perdidos en el esfuerzo por erradicar la violencia en nuestro país.

La Estela que puede ser el Waterloo final de las aspiraciones calderonistas no es el monumento de 104 metros, de escaso atractivo y aberrante sobreprecio, es la estela de mentiras que parece rondar a Felipe Calderón y podría volverse en contra suya en cualquier momento; a propósito de su reciente libro, estoy ejercitando el estómago para darle una adecuada lectura.

Mientras en el mundo nos acercamos inexorable y rápidamente a la cifra de los 5 millones de seres humanos con COVID-19, varios países se preparan ya hacia un paulatino regreso a la “nueva normalidad” levantándose entre la incertidumbre y necesidad, los habitantes de los países afectados han apostado por retomar algunas actividades según sea posible o sensato.

La nueva epidemia tiene ingredientes no observados en anteriores, un ambiente altamente politizado y una economía globalizada que ha mostrado una esperada fragilidad, algunos líderes mundiales verán fortalecidas sus plataformas ideológicas mientras otros definitivamente habrán sucumbido políticamente ante el feroz ataque de los grupos opositores a sus proyectos, ningún país ha exentado esta situación, Barack Obama y Donald Trump expresidente y presidente de los Estados Unidos, se han dedicado al intercambio de feroces descalificaciones en cuanto a sus respectivos desempeños al frente de la Casa Blanca, en España se multiplican las manifestaciones contra el gobierno de Pedro Sánchez, el país ibérico encabeza la lista de las naciones más golpeadas económicamente por el confinamiento obligatorio.

Este terrible ambiente de polarización política ha resultado inherente a la nueva versión pandémica del siglo XXI, se ha instalado también en México, uno escucha más ataques políticos que información útil sobre las recomendaciones a la población en esta crisis sanitaria y económica.

Una de las increíblemente activas voces y manos tuiteras han resultado ser las de Felipe Calderón Hinojosa, Ex Presidente de México en el período 2006-2012, el mismo quien en un afán de obtener una legitimidad cuestionada en las elecciones hizo una declaración de guerra contra el crimen organizado, hecho que marcó históricamente su sexenio, pues hoy no se puede mencionar ni entender el mandato calderonista sin tener presente la llamada “guerra contra el narco”.

Esa estrategia que transformó al país en un enorme cementerio y cuyos resultados nunca pudieron aterrizar (al menos no para beneficio de la población) fue motivo de orgullo para el calderonismo, a pesar de las voces cada vez más numerosas cuestionando la transparencia de ese embate y sus métodos.

En el Juicio del Siglo, llamado así por las implicaciones políticas y sociales, llevado a cabo en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, salieron las primeras declaraciones ante una autoridad extranjera de algo que ya se había denunciado y desechado hace años por parte del sistema judicial mexicano y era la colusión de autoridades mexicanas con el crimen organizado, en ese proceso, uno de los testigos, Jesús Reynaldo Zambada García, importante ex integrante del Cártel de Sinaloa, declaró que en ocasiones diferidas entre los años de 2001 a 2006 entregó millonarias cantidades de dólares a Genaro García Luna a cambio de protección, dichos sobornos se dieron desde el paso del “ex súper-policía” como Director de la extinta AFI (Agencia Federal de Investigación) durante el periodo foxista hasta su desempeño como Secretario de Seguridad Pública bajo las órdenes directas de Felipe Calderón, cuando era pues, el mariscal de campo de toda la estrategia contra las diversas organizaciones delictivas en nuestro país.

El Ex Secretario, como era de esperarse lo negó como los políticos niegan las cosas que no saben, no pueden o no desean explicar, cuando son acusados de algo, o sea, “categóricamente”.

Sin embargo, las autoridades norteamericanas ya casi tenían el cerco cerrado en torno a el, El 10 de Diciembre de 2019 se dio a conocer la detención (real) del hacedor de montajes Genaro García Luna, la noticia, avasalladora por todo lo que significó ese personaje para el Calderón, debía ser devastadora políticamente; pero el Ex Presidente se abrazó a la tabla de salvación que para él supone la ignorancia de lo ocurrido a su alrededor, confiado tal vez en la endémica amnesia de nosotros los mexicanos a través de la historia, no solo renunció al silencio decoroso, sino, inició una batalla política por hacerse de un nuevo partido, en Febrero de este año festejó jubiloso el haber reunido los requisitos solicitados por el INE y dijo en apoteósica frase: “México Libre pondrá un hasta aquí a Morena y al Gobierno”, hoy el problema radica en saber quién se lo pondrá a él.

Como lo hemos mencionado de forma reiterada, López Obrador y su régimen requieren un contrapeso político que sirva como antídoto a un posible autoritarismo, el presidente ha mostrado poca capacidad para rectificar, no está en su naturaleza, pero en la sequía de personajes no podemos darnos el lujo de desdeñar la estatura moral, una inminente sentencia contra el ex “Superpolicía” significaría la develación de una guerra simulada, más de 6 años perdidos en el esfuerzo por erradicar la violencia en nuestro país.

La Estela que puede ser el Waterloo final de las aspiraciones calderonistas no es el monumento de 104 metros, de escaso atractivo y aberrante sobreprecio, es la estela de mentiras que parece rondar a Felipe Calderón y podría volverse en contra suya en cualquier momento; a propósito de su reciente libro, estoy ejercitando el estómago para darle una adecuada lectura.