/ domingo 6 de septiembre de 2020

Un recorrido por las vacunas contra Covid-19 (II) Con base en las proteínas de superficie del virus

La estructura del virus SARS-CoV-2 es relativamente sencilla. Su material genético está envuelto en una capa de lípidos, los mismos componentes de la grasa y que son los que le confieren sensibilidad al jabón, formando una esfera desde la cual se proyectan cuatro diferentes estructuras siendo las más voluminosas las llamadas espículas. La función de las espículas es servir de ancla sobre las células del hospedero en lo que resulta ser el primer paso de la infección.

Las espículas están compuestas, a su vez, de un trímero de una proteína conocida como S. La proteína S es, por su importancia durante el proceso de infección, el blanco principal para el diseño de fármacos. La proteína S es también, por su volúmen, el determinante principal involucrado en la producción de anticuerpos y vacunas. Por todas estas razones resulta natural que uno de cada 10 esfuerzos para el desarrollo de vacunas basados en proteínas de superficie del virus se realicen a partir de la proteína S.

Las vacunas basadas en la proteína S pueden ser de alguno de estos dos tipos. El primero y más sencillo se basa en la producción recombinante de la proteína S, ya sea completa o por fragmentos, sola o acompañada de fragmentos de otras proteínas de superficie del virus, la cual se inyecta en solución junto con un estimulador de la respuesta inmune. La principal ventaja de este tipo de vacuna es su bajo costo de producción sin embargo es la menos especifica ya que al no presentar una superficie unificada, el organismo se puede desgastar generando una gran variedad de anticuerpos contra la proteína completa, la mayoría de ellos poco útiles para la función de bloquear una infección. Este es el modelo de vacuna producida por la empresa china Anhui Zhifei Longcom Biopharmaceuticals o el Instituto Finlay de Vacunas de Cuba, entre otros.

El segundo tipo de vacuna consiste en utilizar una estructura que sostenga el fragmento de la proteína del virus presentando una sola superficie para la producción de anticuerpos. Este tipo de estructuras pueden ser tan sencillas como una pinza molecular o tan complejas como otros virus. Entre los virus que se utilizan para el desarrollo de la vacuna contra COVID-19 encontramos adenovirus, varicela, viruela equina, rabia o influenza, entre otros. Cada uno de estos virus ha sido desmantelado previamente dejando exclusivamente su estructura superficial por lo que son completamente inocuos. Este es el tipo de vacuna que está produciendo actualmente Astra Zeneca en México.

Con respecto al medio de aplicación, existe una clara tendencia a que la vacuna sea inyectable, sin embargo también se están desarrollando otras formulaciones como por ejemplo la vacuna oral de la empresa inglesa Stabilitech Biopharma o la nasal de la Universidad de Virginia en Estados Unidos.

Es importante recordar que a la fecha solamente tres de estos desarrollos han llegado a la fase 3 de estudios clínicos y ninguno de ellos ha demostrado todavía ser seguro y eficaz en la prevención de la infección por el virus SARS-CoV-2. Hasta que esto ocurra, debemos asumir que el virus permanecera con nosotros indefinidamente sosteniendo de manera rigurosa todas y cada una de las medidas de prevención: uso de cubrebocas fuera de casa, higiene estricta de manos y superficies, distancia social y evitar congregarse en espacios cerrados y sin ventilación natural.


Información adicional de éste y otros temas de interés visiten:

http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

https://www.facebook.com/BValderramaB/

La estructura del virus SARS-CoV-2 es relativamente sencilla. Su material genético está envuelto en una capa de lípidos, los mismos componentes de la grasa y que son los que le confieren sensibilidad al jabón, formando una esfera desde la cual se proyectan cuatro diferentes estructuras siendo las más voluminosas las llamadas espículas. La función de las espículas es servir de ancla sobre las células del hospedero en lo que resulta ser el primer paso de la infección.

Las espículas están compuestas, a su vez, de un trímero de una proteína conocida como S. La proteína S es, por su importancia durante el proceso de infección, el blanco principal para el diseño de fármacos. La proteína S es también, por su volúmen, el determinante principal involucrado en la producción de anticuerpos y vacunas. Por todas estas razones resulta natural que uno de cada 10 esfuerzos para el desarrollo de vacunas basados en proteínas de superficie del virus se realicen a partir de la proteína S.

Las vacunas basadas en la proteína S pueden ser de alguno de estos dos tipos. El primero y más sencillo se basa en la producción recombinante de la proteína S, ya sea completa o por fragmentos, sola o acompañada de fragmentos de otras proteínas de superficie del virus, la cual se inyecta en solución junto con un estimulador de la respuesta inmune. La principal ventaja de este tipo de vacuna es su bajo costo de producción sin embargo es la menos especifica ya que al no presentar una superficie unificada, el organismo se puede desgastar generando una gran variedad de anticuerpos contra la proteína completa, la mayoría de ellos poco útiles para la función de bloquear una infección. Este es el modelo de vacuna producida por la empresa china Anhui Zhifei Longcom Biopharmaceuticals o el Instituto Finlay de Vacunas de Cuba, entre otros.

El segundo tipo de vacuna consiste en utilizar una estructura que sostenga el fragmento de la proteína del virus presentando una sola superficie para la producción de anticuerpos. Este tipo de estructuras pueden ser tan sencillas como una pinza molecular o tan complejas como otros virus. Entre los virus que se utilizan para el desarrollo de la vacuna contra COVID-19 encontramos adenovirus, varicela, viruela equina, rabia o influenza, entre otros. Cada uno de estos virus ha sido desmantelado previamente dejando exclusivamente su estructura superficial por lo que son completamente inocuos. Este es el tipo de vacuna que está produciendo actualmente Astra Zeneca en México.

Con respecto al medio de aplicación, existe una clara tendencia a que la vacuna sea inyectable, sin embargo también se están desarrollando otras formulaciones como por ejemplo la vacuna oral de la empresa inglesa Stabilitech Biopharma o la nasal de la Universidad de Virginia en Estados Unidos.

Es importante recordar que a la fecha solamente tres de estos desarrollos han llegado a la fase 3 de estudios clínicos y ninguno de ellos ha demostrado todavía ser seguro y eficaz en la prevención de la infección por el virus SARS-CoV-2. Hasta que esto ocurra, debemos asumir que el virus permanecera con nosotros indefinidamente sosteniendo de manera rigurosa todas y cada una de las medidas de prevención: uso de cubrebocas fuera de casa, higiene estricta de manos y superficies, distancia social y evitar congregarse en espacios cerrados y sin ventilación natural.


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