/ domingo 23 de enero de 2022

Un minuto de silencio

Esta semana fuimos testigos de dos incidentes no relacionados, cada uno de los cuales, en un país funcional, hubiera cimbrado la opinión pública.

El cuerpo sin vida de Tadeo, fallecido a los tres meses de edad de causas naturales, fue ingresado de manera subrepticia al penal de Puebla el pasado 10 de enero. Con base en el estado del cuerpo, las autoridades consideran que pudo haber sido utilizado para introducir drogas al penal. Pesquisas posteriores indican que el cuerpo fue exhumado clandestinamente de un panteón en Iztapalapa.

En Morelos, Ricardo de seis años desapareció el 16 de enero después de haber sido visto en compañía de un profesor jubilado con quien tenía contacto. A pesar de la rápida respuesta de su familia y de las autoridades, fue encontrado sin vida un par de días después con huellas de maltrato.

La violencia en la que estamos sumidos en México tiene muchas y muy dolorosas representaciones y los menores no están exentos de su flagelo. De acuerdo al informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en 2021 se reportaron cada día 12 casos de menores desaparecidos o no localizados.

Desde que se tiene registro, 80,344 menores han sido reportados como desaparecidos o no localizados, de los cuales 1 de cada 5 no ha sido recuperado. Estamos hablando de que no sabemos donde están más de 15 mil menores, 8,704 mujeres y 7,082 hombres.

Más grave aún, entre enero y noviembre de 2021, 2,240 menores mexicanos fueron asesinados, un incremento de 3% con respecto al año anterior. No es posible descartar la participación de grupos organizados en la desaparición y muerte de los menores, sin embargo, la pandemia incrementó también la violencia doméstica, empeorando las condiciones para los más vulnerables.

Esta otra crisis es uno de los argumentos más fuertes de los colegas que abogaron por el regreso a clases. Para muchos niños y niñas, la escuela es el único lugar seguro y la falta de continuidad en su educación incrementa el riesgo de ser reclutados por bandas delincuenciales.

Por omisión o complicidad, el Estado mexicano le ha fallado a miles de niños, niñas y adolescentes en garantizarles el más fundamental de sus derechos: el derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo. En este sentido es preocupante que, de acuerdo al reporte de la Redim, el presupuesto para investigación y persecución de delitos cometidos en materias de derechos humanos haya sufrido una reducción del 97% el año pasado.

Por Tadeo, por Ricardo y por los miles de menores privados del goce de la vida familiar, reflexionemos un minuto en silencio sobre el daño que nos hacemos como sociedad al dejarnos arrastrar a una espiral de confrontación y descrédito entre sectores, entre poderes, entre autoridades, que solamente agota nuestra legítima capacidad de indignación ante lo realmente importante.

PD. El contagio por ómicron sigue en su fase ascendente, con Aguascalientes como el primer estado en regresar al semáforo rojo. Las medidas a seguir son las de siempre: reducir el número de contactos, uso obligatorio de cubrebocas, evitar aglomeraciones y espacios cerrados o mal ventilados, así como la protección de las vacunas a las cuales, por cierto, no tienen derecho los menores de 15 años en nuestro país.

PD2. La sesión de asociados del CIDE se programó de nuevo para el día de hoy con el mismo orden del día, mientras que los colegas del IMTA siguen en resistencia ante la extinción de su Instituto.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten:
Reivindicando a Plutón o Brenda Valderrama en Facebook

Esta semana fuimos testigos de dos incidentes no relacionados, cada uno de los cuales, en un país funcional, hubiera cimbrado la opinión pública.

El cuerpo sin vida de Tadeo, fallecido a los tres meses de edad de causas naturales, fue ingresado de manera subrepticia al penal de Puebla el pasado 10 de enero. Con base en el estado del cuerpo, las autoridades consideran que pudo haber sido utilizado para introducir drogas al penal. Pesquisas posteriores indican que el cuerpo fue exhumado clandestinamente de un panteón en Iztapalapa.

En Morelos, Ricardo de seis años desapareció el 16 de enero después de haber sido visto en compañía de un profesor jubilado con quien tenía contacto. A pesar de la rápida respuesta de su familia y de las autoridades, fue encontrado sin vida un par de días después con huellas de maltrato.

La violencia en la que estamos sumidos en México tiene muchas y muy dolorosas representaciones y los menores no están exentos de su flagelo. De acuerdo al informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en 2021 se reportaron cada día 12 casos de menores desaparecidos o no localizados.

Desde que se tiene registro, 80,344 menores han sido reportados como desaparecidos o no localizados, de los cuales 1 de cada 5 no ha sido recuperado. Estamos hablando de que no sabemos donde están más de 15 mil menores, 8,704 mujeres y 7,082 hombres.

Más grave aún, entre enero y noviembre de 2021, 2,240 menores mexicanos fueron asesinados, un incremento de 3% con respecto al año anterior. No es posible descartar la participación de grupos organizados en la desaparición y muerte de los menores, sin embargo, la pandemia incrementó también la violencia doméstica, empeorando las condiciones para los más vulnerables.

Esta otra crisis es uno de los argumentos más fuertes de los colegas que abogaron por el regreso a clases. Para muchos niños y niñas, la escuela es el único lugar seguro y la falta de continuidad en su educación incrementa el riesgo de ser reclutados por bandas delincuenciales.

Por omisión o complicidad, el Estado mexicano le ha fallado a miles de niños, niñas y adolescentes en garantizarles el más fundamental de sus derechos: el derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo. En este sentido es preocupante que, de acuerdo al reporte de la Redim, el presupuesto para investigación y persecución de delitos cometidos en materias de derechos humanos haya sufrido una reducción del 97% el año pasado.

Por Tadeo, por Ricardo y por los miles de menores privados del goce de la vida familiar, reflexionemos un minuto en silencio sobre el daño que nos hacemos como sociedad al dejarnos arrastrar a una espiral de confrontación y descrédito entre sectores, entre poderes, entre autoridades, que solamente agota nuestra legítima capacidad de indignación ante lo realmente importante.

PD. El contagio por ómicron sigue en su fase ascendente, con Aguascalientes como el primer estado en regresar al semáforo rojo. Las medidas a seguir son las de siempre: reducir el número de contactos, uso obligatorio de cubrebocas, evitar aglomeraciones y espacios cerrados o mal ventilados, así como la protección de las vacunas a las cuales, por cierto, no tienen derecho los menores de 15 años en nuestro país.

PD2. La sesión de asociados del CIDE se programó de nuevo para el día de hoy con el mismo orden del día, mientras que los colegas del IMTA siguen en resistencia ante la extinción de su Instituto.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten:
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