/ sábado 7 de marzo de 2020

Un día sin ellas, un día sin agua

El nexo entre mujeres y agua es indiscutible y preponderante, sobre todo en espacios rurales y periurbanos donde ellas proporcionan prácticamente toda el agua que se ocupa en los hogares.

Cuando el agua falta, las principales perjudicadas son las mujeres. Sobre todo en áreas rurales y en zonas periurbanas donde la pobreza es mayor, el terrible impacto de carecer de agua recae, fundamentalmente, sobre las mujeres.

Son las mujeres las que deben afrontar el reto diario de llevar agua a las casas. Miles de ellas deben caminar varios kilómetros hasta una represa, un manantial, una llave o un depósito para recoger el agua, que transportan sobre sus cabezas, o en sus brazos, en cubetas de veinte litros, que equivalen a un peso de veinte kilos.

Saben dónde están las fuentes de agua, los horarios de servicio de las llaves públicas y los carros cisterna. Las mujeres la recogen, la transportan, la almacenan y administran. Además la reciclan para aprovecharla eficientemente.

Conocen su calidad; usan la menos limpia para lavar y regar, y tratan de preservarla de la contaminación. También son responsables casi en su totalidad de la producción agrícola de autoconsumo.

Sin embargo, poco se les toma en cuenta para decidir en temas relacionados con el agua.

Generalmente se trabaja con los hombres, porque son los dueños de la casa, la tierra o simplemente porque históricamente son los responsables de decidir.

Los recursos hídricos también conllevan una problemática de género.

Aunque las mujeres desempeñan un rol clave en la procuración, la gestión y el cuidado del agua, las desigualdades de género persisten en todo el planeta, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Por ello, la UNESCO, a través del Programa Mundial para la Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP por sus siglas en inglés) se ha comprometido a avanzar hacia el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género en el ámbito hídrico.

Las normas, costumbres y prácticas de género no permiten a las mujeres participar, contribuir ni beneficiarse de la gestión de los recursos hídricos.

La falta de datos desglosados por género supone un obstáculo enorme a la hora de obtener pruebas científicas sobre las desigualdades de género relacionadas con los recursos hídricos y con la formulación de políticas sustentadas sobre hechos demostrables. Por eso, desde el 2014, el WWAP inició un proyecto para la evaluación, monitoreo y reporte de datos con perspectiva de género. Durante dos talleres, más de 100 indicadores fueron identificados por un grupo de treinta expertos internacionales.

Invertir en la aplicación de la perspectiva de género en los recursos hídricos contribuiría a fortalecer la inclusión social, disminuir las desigualdades, erradicar la pobreza y avanzar hacia la seguridad hídrica .

Un día sin ellas sería un día sin agua en muchos hogares. Debemos reconocer la importancia de la responsabilidad y opinión de las mujeres y generar las condiciones que permitan integrarlas en la toma de decisiones, históricamente no se les ha permitido ejercer su derecho de participación, y en muchos casos, se les ha enseñado a guardar silencio y aceptar lo que otros plantean, sin externar y menos defender sus posiciones. #aguaparatodos #9M

El nexo entre mujeres y agua es indiscutible y preponderante, sobre todo en espacios rurales y periurbanos donde ellas proporcionan prácticamente toda el agua que se ocupa en los hogares.

Cuando el agua falta, las principales perjudicadas son las mujeres. Sobre todo en áreas rurales y en zonas periurbanas donde la pobreza es mayor, el terrible impacto de carecer de agua recae, fundamentalmente, sobre las mujeres.

Son las mujeres las que deben afrontar el reto diario de llevar agua a las casas. Miles de ellas deben caminar varios kilómetros hasta una represa, un manantial, una llave o un depósito para recoger el agua, que transportan sobre sus cabezas, o en sus brazos, en cubetas de veinte litros, que equivalen a un peso de veinte kilos.

Saben dónde están las fuentes de agua, los horarios de servicio de las llaves públicas y los carros cisterna. Las mujeres la recogen, la transportan, la almacenan y administran. Además la reciclan para aprovecharla eficientemente.

Conocen su calidad; usan la menos limpia para lavar y regar, y tratan de preservarla de la contaminación. También son responsables casi en su totalidad de la producción agrícola de autoconsumo.

Sin embargo, poco se les toma en cuenta para decidir en temas relacionados con el agua.

Generalmente se trabaja con los hombres, porque son los dueños de la casa, la tierra o simplemente porque históricamente son los responsables de decidir.

Los recursos hídricos también conllevan una problemática de género.

Aunque las mujeres desempeñan un rol clave en la procuración, la gestión y el cuidado del agua, las desigualdades de género persisten en todo el planeta, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Por ello, la UNESCO, a través del Programa Mundial para la Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP por sus siglas en inglés) se ha comprometido a avanzar hacia el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género en el ámbito hídrico.

Las normas, costumbres y prácticas de género no permiten a las mujeres participar, contribuir ni beneficiarse de la gestión de los recursos hídricos.

La falta de datos desglosados por género supone un obstáculo enorme a la hora de obtener pruebas científicas sobre las desigualdades de género relacionadas con los recursos hídricos y con la formulación de políticas sustentadas sobre hechos demostrables. Por eso, desde el 2014, el WWAP inició un proyecto para la evaluación, monitoreo y reporte de datos con perspectiva de género. Durante dos talleres, más de 100 indicadores fueron identificados por un grupo de treinta expertos internacionales.

Invertir en la aplicación de la perspectiva de género en los recursos hídricos contribuiría a fortalecer la inclusión social, disminuir las desigualdades, erradicar la pobreza y avanzar hacia la seguridad hídrica .

Un día sin ellas sería un día sin agua en muchos hogares. Debemos reconocer la importancia de la responsabilidad y opinión de las mujeres y generar las condiciones que permitan integrarlas en la toma de decisiones, históricamente no se les ha permitido ejercer su derecho de participación, y en muchos casos, se les ha enseñado a guardar silencio y aceptar lo que otros plantean, sin externar y menos defender sus posiciones. #aguaparatodos #9M