/ domingo 27 de septiembre de 2020

#SinBiotecnologíaNoHayFuturo

La crisis sanitaria nos ha reforzado, entre otros aprendizajes, la conciencia de la Biotecnología como una herramienta fundamental para responder a los grandes problemas de la humanidad: mitigación del cambio climático, rescate de la biodiversidad, mejor calidad de vida para adultos mayores, mejor salud y nutrición para la población de menos recursos, entre otros retos.

En muchos países del planeta, no solamente los más desarrollados sino todos aquellos que cuentan con una estructura científica medianamente consolidada como Cuba, Perú o Tailandia, se está invirtiendo en investigación para vacunas y medicamentos biotecnológicos para responder a la pandemia y ya tienen registrado al menos un producto por país ante la Organizacion Mundial de la Salud. Todos menos México.

En nuestro país se han dado a conocer cuatro prometedores proyectos para vacunas contra COVID-19. Debido a la falta de coordinación dentro del gobierno federal ninguno de ellos ha recibido recursos públicos en la cantidad y con la agilidad necesaria para competir con los de otros país. Posiblemente alguno de ellos, siempre y cuando atraiga recursos privados, podría retomar el paso pero ya no será para el 2121. Esa oportunidad ya se perdió.

Mientras estamos sumidos en la peor crisis económica de nuestra historia no solamente no estamos invitierndo como país en el desarrollo de soluciones sino que la semana pasada recibimos dos noticias preocupantes. Por un lado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACyT publica de manera sopresiva una modificación al reglamento del Sistema Nacional de Investigadores desapareciendo, sin explicación ni consulta previa, a la Biotecnología como un área del conocimiento reconocida para su apoyo y promoción.

En una nota aclaratoria la dependencia informa que, desde su perspectiva, la Biotecnología no desaparece sino que se disuelve entre las otras áreas existentes. La respuesta no satisfizo la inquietud de la comunidad científica incluyendo estudiantes quienes se han expresado en redes sociales con la muy expresiva etiqueta #SinBiotecnologíaNoHayFuturo.

De manera igualmente sorpresiva, nos enteramos que la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados tiene programado para el día de mañana, 29 de septiembre, aprobar un dictámen modificatorio a la Ley de Ciencia y Tecnología que llevaría a la desaparición los fondos para investigación de donde se alimentan prácticamente todos los proyectos científicos del país.

El argumento central proviene de la urgencia de recuperar recursos etiquetados como ociosos para movilizarlos hacia el gasto corriente del gobierno federal. Los recursos de los fondos para investigación se encuentran depositados dentro de fideicomisos porque es indispensable para su ejercicio que se otorguen a proyectos multianuales y es solamente dentro de esta figura que la administración pública tiene oportunidad de hacerlo legalmente. La comunidad científica ha reaccionado a esta situación y comienzan a publicarse comunicados de los diferentes grupos organizados exigiendo a nuestros diputados y diputadas de la comisión entre los que se encuentran los morelenses José Guadalupe Ambrocio Gachuz y Alejandro Mojica Toledo, su voto en contra al dictamen.

En caso de concretarse este doble golpe a la investigación en Biotecnología el estado de Morelos verá gravemente vulnerada su fortaleza científica pues es precisamente esta área una de las más productivas y exitosas. Hemos solicitado al Gobierno Estatal un posicionamiento sobre el tema sin respuesta hasta el momento.

Ante este vacío lo único que queda es volcarse hacia la sociedad y de la mano de ella y para ella seguir avanzando, quizá a un paso más lento pero en la dirección correcta porque no es solamene una consigna, sin biotecnología no hay futuro.


Información adicional de éste y otros temas de interés visiten:

http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

https://www.facebook.com/BValderramaB/

La crisis sanitaria nos ha reforzado, entre otros aprendizajes, la conciencia de la Biotecnología como una herramienta fundamental para responder a los grandes problemas de la humanidad: mitigación del cambio climático, rescate de la biodiversidad, mejor calidad de vida para adultos mayores, mejor salud y nutrición para la población de menos recursos, entre otros retos.

En muchos países del planeta, no solamente los más desarrollados sino todos aquellos que cuentan con una estructura científica medianamente consolidada como Cuba, Perú o Tailandia, se está invirtiendo en investigación para vacunas y medicamentos biotecnológicos para responder a la pandemia y ya tienen registrado al menos un producto por país ante la Organizacion Mundial de la Salud. Todos menos México.

En nuestro país se han dado a conocer cuatro prometedores proyectos para vacunas contra COVID-19. Debido a la falta de coordinación dentro del gobierno federal ninguno de ellos ha recibido recursos públicos en la cantidad y con la agilidad necesaria para competir con los de otros país. Posiblemente alguno de ellos, siempre y cuando atraiga recursos privados, podría retomar el paso pero ya no será para el 2121. Esa oportunidad ya se perdió.

Mientras estamos sumidos en la peor crisis económica de nuestra historia no solamente no estamos invitierndo como país en el desarrollo de soluciones sino que la semana pasada recibimos dos noticias preocupantes. Por un lado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACyT publica de manera sopresiva una modificación al reglamento del Sistema Nacional de Investigadores desapareciendo, sin explicación ni consulta previa, a la Biotecnología como un área del conocimiento reconocida para su apoyo y promoción.

En una nota aclaratoria la dependencia informa que, desde su perspectiva, la Biotecnología no desaparece sino que se disuelve entre las otras áreas existentes. La respuesta no satisfizo la inquietud de la comunidad científica incluyendo estudiantes quienes se han expresado en redes sociales con la muy expresiva etiqueta #SinBiotecnologíaNoHayFuturo.

De manera igualmente sorpresiva, nos enteramos que la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados tiene programado para el día de mañana, 29 de septiembre, aprobar un dictámen modificatorio a la Ley de Ciencia y Tecnología que llevaría a la desaparición los fondos para investigación de donde se alimentan prácticamente todos los proyectos científicos del país.

El argumento central proviene de la urgencia de recuperar recursos etiquetados como ociosos para movilizarlos hacia el gasto corriente del gobierno federal. Los recursos de los fondos para investigación se encuentran depositados dentro de fideicomisos porque es indispensable para su ejercicio que se otorguen a proyectos multianuales y es solamente dentro de esta figura que la administración pública tiene oportunidad de hacerlo legalmente. La comunidad científica ha reaccionado a esta situación y comienzan a publicarse comunicados de los diferentes grupos organizados exigiendo a nuestros diputados y diputadas de la comisión entre los que se encuentran los morelenses José Guadalupe Ambrocio Gachuz y Alejandro Mojica Toledo, su voto en contra al dictamen.

En caso de concretarse este doble golpe a la investigación en Biotecnología el estado de Morelos verá gravemente vulnerada su fortaleza científica pues es precisamente esta área una de las más productivas y exitosas. Hemos solicitado al Gobierno Estatal un posicionamiento sobre el tema sin respuesta hasta el momento.

Ante este vacío lo único que queda es volcarse hacia la sociedad y de la mano de ella y para ella seguir avanzando, quizá a un paso más lento pero en la dirección correcta porque no es solamene una consigna, sin biotecnología no hay futuro.


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