/ viernes 17 de enero de 2020

Sin inversión no hay solución

El gobierno federal ha sido en buena parte causante de que se haya perdido un año de inversión y crecimiento económico. Y tal parece que en 2020 no habrán cambios abruptos, sino reactivos y dentro de los parámetros normales.

No importa que en las últimas semanas hayamos visto a la IP, en la voz de Claudio X. González, pedir un diálogo con el gobierno para “trabajar en conjunto” y dejar atrás la “retórica polarizante”, mientras no dejemos de priorizar a ultranza la estabilidad como principal preocupación la economía nos debe quedar claro que el país no crecerá.

Lo que tenemos ahora es el crecimiento más bajo desde la última crisis económica y de acuerdo con la última Encuesta de Banco de México los empresarios siguen viendo una economía incierta, con problemas de gobernanza y una creciente inseguridad. Nadie parece tener claro que en una economía subdesarrollada, como la nuestra, la principal preocupación es el aumento de la capacidad productiva y eso se logra con inversión.

Michal KALECKI, un economista heterodoxo del siglo pasado, decía que en los países subdesarrollados no sólo existe una deficiencia de la demanda efectiva debido a la subutilización del capital productivo existente, sino que éste es tan insuficiente que aún usándolo plenamente es incapaz de absorber toda la fuerza de trabajo disponible.

KALECKI señalaba que la expansión de la capacidad productiva es necesaria en una economia subdesarrollada para generar un crecimiento acelerado del ingreso nacional y en los casos en que no exista una clase media que pudiera desempeñar un papel de empresarios dinámicos a gran escala, los volúmenes y estructura de la inversión requerida debía ser efectuada por el Estado.

Comencemos por descartar a la clase media como motor inicial del crecimiento, ya que de acuerdo con los Censos Económicos 2019, lo que tenemos es una contracción de las remuneraciones laborales en los últimos 5 años, es decir, los salarios que se pagan han ido disminuyendo. Y si eso lo complementamos con los datos de las últimas Encuestas de Empleo y Ocupación, donde la informalidad laboral y las condiciones críticas de ocupación siguen aumentando, por esa vía no tenemos la salida.

Ahora pasemos al Estado. Para la Cepal, en 2020 habrá un crecimiento del 1.3 por ciento en virtud de la aceleración de la inversión privada y pública anunciada en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado (con sus 147 proyectos a realizar dentro de los próximos 4 años). El asunto esta en que una cosa es el anuncio y otra que se haga en tiempo el gasto en inversión y que el gobierno cumpla sus promesas.

En México tenemos una inversión del 8 por ciento del PIB, la cual proviene en términos generales de la Inversión Extrajera Directa (3 por ciento); de las grandes empresas (3 por ciento) y del sector público (2 por ciento); lo cual esta muy alejado del 25 por ciento sostenible que necesitamos para salir del crecimiento extremadamente lento.

AMLO podrá decir que la mayor parte de la gente está contenta, que hay austeridad y que se combate a la corrupción, pero mientras no se entienda realmente los problemas de la economía y los detonadores que se necesitan en términos de inversión para romper con nuestra inercia de bajo crecimiento, no saldremos de nuestros laberintos.

La inversión es la solución, no hay una fórmula ni recetas. El primer paso sería reconocer el verdadero estado de nuestra economía y plantear una solución más estructural y menos superficial.


Twitter/Facebook: @CzarArenas

El gobierno federal ha sido en buena parte causante de que se haya perdido un año de inversión y crecimiento económico. Y tal parece que en 2020 no habrán cambios abruptos, sino reactivos y dentro de los parámetros normales.

No importa que en las últimas semanas hayamos visto a la IP, en la voz de Claudio X. González, pedir un diálogo con el gobierno para “trabajar en conjunto” y dejar atrás la “retórica polarizante”, mientras no dejemos de priorizar a ultranza la estabilidad como principal preocupación la economía nos debe quedar claro que el país no crecerá.

Lo que tenemos ahora es el crecimiento más bajo desde la última crisis económica y de acuerdo con la última Encuesta de Banco de México los empresarios siguen viendo una economía incierta, con problemas de gobernanza y una creciente inseguridad. Nadie parece tener claro que en una economía subdesarrollada, como la nuestra, la principal preocupación es el aumento de la capacidad productiva y eso se logra con inversión.

Michal KALECKI, un economista heterodoxo del siglo pasado, decía que en los países subdesarrollados no sólo existe una deficiencia de la demanda efectiva debido a la subutilización del capital productivo existente, sino que éste es tan insuficiente que aún usándolo plenamente es incapaz de absorber toda la fuerza de trabajo disponible.

KALECKI señalaba que la expansión de la capacidad productiva es necesaria en una economia subdesarrollada para generar un crecimiento acelerado del ingreso nacional y en los casos en que no exista una clase media que pudiera desempeñar un papel de empresarios dinámicos a gran escala, los volúmenes y estructura de la inversión requerida debía ser efectuada por el Estado.

Comencemos por descartar a la clase media como motor inicial del crecimiento, ya que de acuerdo con los Censos Económicos 2019, lo que tenemos es una contracción de las remuneraciones laborales en los últimos 5 años, es decir, los salarios que se pagan han ido disminuyendo. Y si eso lo complementamos con los datos de las últimas Encuestas de Empleo y Ocupación, donde la informalidad laboral y las condiciones críticas de ocupación siguen aumentando, por esa vía no tenemos la salida.

Ahora pasemos al Estado. Para la Cepal, en 2020 habrá un crecimiento del 1.3 por ciento en virtud de la aceleración de la inversión privada y pública anunciada en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado (con sus 147 proyectos a realizar dentro de los próximos 4 años). El asunto esta en que una cosa es el anuncio y otra que se haga en tiempo el gasto en inversión y que el gobierno cumpla sus promesas.

En México tenemos una inversión del 8 por ciento del PIB, la cual proviene en términos generales de la Inversión Extrajera Directa (3 por ciento); de las grandes empresas (3 por ciento) y del sector público (2 por ciento); lo cual esta muy alejado del 25 por ciento sostenible que necesitamos para salir del crecimiento extremadamente lento.

AMLO podrá decir que la mayor parte de la gente está contenta, que hay austeridad y que se combate a la corrupción, pero mientras no se entienda realmente los problemas de la economía y los detonadores que se necesitan en términos de inversión para romper con nuestra inercia de bajo crecimiento, no saldremos de nuestros laberintos.

La inversión es la solución, no hay una fórmula ni recetas. El primer paso sería reconocer el verdadero estado de nuestra economía y plantear una solución más estructural y menos superficial.


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