/ viernes 19 de agosto de 2022

Salud mental sin estigmas

¿Han escuchado hablar de los principios básicos para conseguir la felicidad, las relaciones armoniosas y la seguridad de todos los pueblos?

El primero de ellos es el más imponente y sostiene que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. El segundo afirma que la salud “es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”, y el resto, plantean que la cooperación entre las personas y los Estados benefician a todos y que la ausencia de colaboración constituye una amenaza global.

Hoy en día, hablar de salud mental nos acerca al reconocimiento de una necesidad humana, que permite desempeñarnos en actividades diarias, ser productivos y contribuir a la comunidad, tal como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este término, ha salido de los espacios profesionales y se ha instalado enérgicamente como tema de discusión en la opinión pública. Con la pandemia, hemos visto que el bienestar emocional es importante para todas y todos, y puede hacernos vulnerables tanto individual como colectivamente.

Estamos viviendo un momento en que la Tierra le obligó al mundo a detenerse, de pronto se apagaron las luces, se cristalizaron los momentos con nuestros seres queridos y nuestros sueños se vieron postergados, ¿por cuánto tiempo? ¡No lo sabemos!

Han pasado más de tres años desde que el coronavirus lo modificó todo, nuestra forma de convivir, estudiar, trabajar; y que nos deja en un escenario de incertidumbre; y nos obliga a cambiar y adaptarnos a esta realidad.

A su vez, la pandemia ha puesto contra las cuerdas al gobierno de la salud global, evidenciado que el sistema de salud pública no está preparado para atender la alta demanda social desde una perspectiva integral y de derechos. Por lo que las nuevas condiciones y concepciones históricas hacen de la salud mental un tópico de creciente preocupación y ocupación.

Haciendo alusión a nuestro estado, Morelos forma parte de las 17 de 32 entidades que tienen leyes de salud mental, pero no cumple con los parámetros mínimos de presupuesto y atención recomendados por la OMS.

Es decir, la poca atención que se brinda es para la solución de una afección ya visible, mientras que el monitoreo de la salud psicológica en es casi inexistente. Por lo que, la atención y el bienestar psicológico en nuestro estado, es un derecho que se ha convertido en privilegio.

Frente a ello, debemos seguir más que nunca haciendo eco de estas necesidades, pues hoy tenemos la oportunidad de integrar la salud mental como temática para el gobierno, visibilizando que es un derecho fundamental que debe estar presente de forma transversal en las distintas políticas públicas.

Es urgente romper las barreras para acceder a una atención oportuna y de calidad. La salud mental debe estar al frente y al centro de las respuestas sociales, levantemos la voz y trabajemos de forma colectiva para que los trastornos mentales puedan prevenirse, tratarse y curarse.

Como autoridades y representantes ciudadanos, debemos dar respuesta inmediata a quienes tienen problemas de salud mental. Pero también debemos abrir un debate social sobre las causas profundas y prolongadas que están en el origen de las mismas. Las condiciones de vida, la precariedad laboral y la incertidumbre hacia el futuro aumentan el riesgo de padecer ansiedad, angustia, depresión o trastornos más graves, que lamentablemente no estamos preparados para atender.

Vamos por un Morelos con mayor promoción del bienestar emocional, poniendo el foco de atención en la infancia, la adolescencia y otros grupos vulnerables como las mujeres o las personas mayores.

Tenemos que actualizar todas nuestras herramientas para poder responder desde un enfoque transversal y de salud pública a los desafíos presentes y futuros. Nuestro objetivo es intensificar el esfuerzo para que se cumpla el lema de la Organización Mundial de la Salud; “Atención de salud mental para todos”.

Morelos, sumemos voluntades por el derecho a crecer en bienestar para alcanzar una vida plena y saludable.

¿Han escuchado hablar de los principios básicos para conseguir la felicidad, las relaciones armoniosas y la seguridad de todos los pueblos?

El primero de ellos es el más imponente y sostiene que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. El segundo afirma que la salud “es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”, y el resto, plantean que la cooperación entre las personas y los Estados benefician a todos y que la ausencia de colaboración constituye una amenaza global.

Hoy en día, hablar de salud mental nos acerca al reconocimiento de una necesidad humana, que permite desempeñarnos en actividades diarias, ser productivos y contribuir a la comunidad, tal como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este término, ha salido de los espacios profesionales y se ha instalado enérgicamente como tema de discusión en la opinión pública. Con la pandemia, hemos visto que el bienestar emocional es importante para todas y todos, y puede hacernos vulnerables tanto individual como colectivamente.

Estamos viviendo un momento en que la Tierra le obligó al mundo a detenerse, de pronto se apagaron las luces, se cristalizaron los momentos con nuestros seres queridos y nuestros sueños se vieron postergados, ¿por cuánto tiempo? ¡No lo sabemos!

Han pasado más de tres años desde que el coronavirus lo modificó todo, nuestra forma de convivir, estudiar, trabajar; y que nos deja en un escenario de incertidumbre; y nos obliga a cambiar y adaptarnos a esta realidad.

A su vez, la pandemia ha puesto contra las cuerdas al gobierno de la salud global, evidenciado que el sistema de salud pública no está preparado para atender la alta demanda social desde una perspectiva integral y de derechos. Por lo que las nuevas condiciones y concepciones históricas hacen de la salud mental un tópico de creciente preocupación y ocupación.

Haciendo alusión a nuestro estado, Morelos forma parte de las 17 de 32 entidades que tienen leyes de salud mental, pero no cumple con los parámetros mínimos de presupuesto y atención recomendados por la OMS.

Es decir, la poca atención que se brinda es para la solución de una afección ya visible, mientras que el monitoreo de la salud psicológica en es casi inexistente. Por lo que, la atención y el bienestar psicológico en nuestro estado, es un derecho que se ha convertido en privilegio.

Frente a ello, debemos seguir más que nunca haciendo eco de estas necesidades, pues hoy tenemos la oportunidad de integrar la salud mental como temática para el gobierno, visibilizando que es un derecho fundamental que debe estar presente de forma transversal en las distintas políticas públicas.

Es urgente romper las barreras para acceder a una atención oportuna y de calidad. La salud mental debe estar al frente y al centro de las respuestas sociales, levantemos la voz y trabajemos de forma colectiva para que los trastornos mentales puedan prevenirse, tratarse y curarse.

Como autoridades y representantes ciudadanos, debemos dar respuesta inmediata a quienes tienen problemas de salud mental. Pero también debemos abrir un debate social sobre las causas profundas y prolongadas que están en el origen de las mismas. Las condiciones de vida, la precariedad laboral y la incertidumbre hacia el futuro aumentan el riesgo de padecer ansiedad, angustia, depresión o trastornos más graves, que lamentablemente no estamos preparados para atender.

Vamos por un Morelos con mayor promoción del bienestar emocional, poniendo el foco de atención en la infancia, la adolescencia y otros grupos vulnerables como las mujeres o las personas mayores.

Tenemos que actualizar todas nuestras herramientas para poder responder desde un enfoque transversal y de salud pública a los desafíos presentes y futuros. Nuestro objetivo es intensificar el esfuerzo para que se cumpla el lema de la Organización Mundial de la Salud; “Atención de salud mental para todos”.

Morelos, sumemos voluntades por el derecho a crecer en bienestar para alcanzar una vida plena y saludable.