/ martes 23 de noviembre de 2021

Sacudida a los líderes de USA y Canadá

El discurso de AMLO en la reunión realizada durante la semana pasada en Washington entre los líderes del T-MEC fue una llamada de alerta que el presidente mexicano dirigió a sus pares, junto con una sacudida para que se pongan activos con el fin de evitar el estancamiento económico de la región, lo que entre otras cosas puede significar un peligro de guerra.

Las bases de su razonamiento geopolítico son muy claras: como región, la de Norteamérica solo ha sido superada actualmente en pequeña parte por las economías asiáticas –especialmente la china—pero todo indica que esa ventaja irá creciendo de manera paulatina, hasta que América del norte pase a ocupar un lugar secundario en el mercado mundial, dominado plenamente por los chinos en el próximo periodo de 30 años.

Los datos son duros y claros: actualmente, el bloque comercial formado por USA, Canadá y México participa con un 13 % del conjunto de intercambios comerciales del mundo, mientras la economía china lo hace con 14.4% del mismo. Pero no siempre ha sido así. Hace 30 años, en 1990 la economía del gigante asiático apenas ocupaba un pequeño porcentaje del mercado mundial. Solo participaba con el 1.7% de los intercambios, mientras USA y sus aliados tenía el control del 16% de ese mercado.

En la actualidad, esa ventaja se ha anulado y hay un empate virtual, pero las proyecciones sobre el ritmo de crecimiento de la producción y el comercio mundiales indican que para 2051 la participación de China será de 42 % de ese comercio, mientras la de Norteamérica apenas será de un 12 por ciento.

En el curso de los próximos 30 años, la tentación de la principal potencia norteamericana será el tratar de mantener el equilibrio, y contener por la fuerza –o a base de sanciones-- el crecimiento de la economía china. Pero como USA tiene una crisis interna en su aparato productivo, no tendrá más remedio que aumentar sus compras de productos de China, y eso generará peligros cada día más graves de un conflicto bélico. Y eso no le conviene a nadie, tal como indicó el presidente mexicano.

Una de las propuestas de solución de AMLO fue la sustitución de importaciones a nivel regional. Por ejemplo: ya que no se producen suficientes “chips” o semiconductores en nuestras economías, los bienes se importan del exterior. Esto hace que en los puertos del Pacífico (San Francisco, Los Angeles, San Diego en USA; Lázaro Cárdenas y Manzanillo en México) se acumulen numerosos buques con enormes cantidades de mercancías, congestionando los puertos y generando aumento de los costos.

Si tales semiconductores –cada día más pequeños y perfeccionados-- se produjeran en esta región, se abatiría la necesidad de tantas importaciones, se fomentaría el empleo de mano de obra calificada y los puertos podrían desazolvarse. Y eso abre camino para que la mano de obra calificada procedente de México encuentre plena ocupación tanto en nuestro país como en USA, por lo que procede exigir la flexibilización inmediata de los requisitos para manejar los flujos migratorios, ya que hay muchos trabajadores mexicanos calificados que no reciben salarios justos porque en USA se les mantiene en una situación migratoria irregular.

Algunos comentarios han señalado que México, en un futuro, pudiera optar por abrir sus puertas a la inversión china, con el fin de crear empleos para nuestra mano de obra calificada y hacer posible que nuestro país aumente sustancialmente su producción con alto contenido de valor, como podría ser la de mejores vehículos automotores, barcos, aviones, etc.

La construcción del Ferrocarril Transístmico (Coatzacoalcos-Salina Cruz) abre inmensas posibilidades a la inversión china, porque conecta directamente el flujo comercial de Asia rumbo a los países occidentales. En esa zona se podrían fabricar mercancías con alto contenido tecnológico a bajos precios, para surtir el mercado nacional y exportar a otros países.

Esto no es un sueño, sino algo perfectamente posible dentro de las condiciones actuales, en un mundo donde se genera una revolución tecnológica cada 6 meses. Con la mundialización del comercio y los intercambios, eso ha dejado de ser impensable. Por lo pronto hay que crear más y mejores empleos y sentar las bases de un crecimiento constante para satisfacer las exigencias de una población nacional cada día más calificada y demandante.

Por lo demás, la visita de AMLO a USA nos dejó mucho material para la reflexión. El recibimiento triunfal que le brindó la población mexicana migrante se explica esencialmente porque ellos pertenecen a familias que viven en las zonas más marginadas de México, las cuales han sido beneficiadas por los programas sociales del gobierno. Así lo expresaron algunos migrantes en varias entrevistas.

Ese fenómeno explica también el explosivo crecimiento de las remesas que los migrantes envían a sus familiares. Este año rebasarán los 50 mil millones de dólares (un billón de pesos) que envían para fomentar el consumo familiar, pero que podrían usarse también para la creación de diversas empresas de beneficio colectivo en las regiones beneficiadas.

Por otra parte, debemos plantear un asunto mayor: en los hechos, el pueblo mexicano es un pueblo binacional. Por la difícil historia que hemos vivido como nación, hoy en México habitamos casi 130 millones de mexicanos y en USA por lo menos otros 40 millones. Uno de cada 4 mexicanos vive actualmente en ese país, unos legalizados y otros ilegales, pero todos con la misma inspiración: trabajar y abrirse camino a base de esfuerzo, estudio y tenacidad.

No por casualidad la Selección Nacional de futbol juega como local tanto en los partidos amistosos como de competencia en los estadios de USA. En la mayoría de los casos, las tribunas se vuelven tricolores. El sentimiento de solidaridad con el paisanaje es el factor principal, pero también el recuerdo, la añoranza, el deseo de mantener la tradición, el renovar las costumbres. Los migrantes son una parte esencial de la población mexicana.

El ciclo de la historia se repite en otro nivel. Al igual que en la Revolución Mexicana, por conservar sus costumbres los campesinos de Morelos hicieron una revolución. Así, hoy los migrantes mexicanos tuvieron que ir a otros países para conservar sus núcleos familiares en México, donde las familias son la base y la fuente de la cultura popular.

Por eso, cuando AMLO habla de un bloque regional de Norteamérica, lo hace en nombre de por lo menos 170 millones de mexicanos que viven y trabajan en la región.

El discurso de AMLO en la reunión realizada durante la semana pasada en Washington entre los líderes del T-MEC fue una llamada de alerta que el presidente mexicano dirigió a sus pares, junto con una sacudida para que se pongan activos con el fin de evitar el estancamiento económico de la región, lo que entre otras cosas puede significar un peligro de guerra.

Las bases de su razonamiento geopolítico son muy claras: como región, la de Norteamérica solo ha sido superada actualmente en pequeña parte por las economías asiáticas –especialmente la china—pero todo indica que esa ventaja irá creciendo de manera paulatina, hasta que América del norte pase a ocupar un lugar secundario en el mercado mundial, dominado plenamente por los chinos en el próximo periodo de 30 años.

Los datos son duros y claros: actualmente, el bloque comercial formado por USA, Canadá y México participa con un 13 % del conjunto de intercambios comerciales del mundo, mientras la economía china lo hace con 14.4% del mismo. Pero no siempre ha sido así. Hace 30 años, en 1990 la economía del gigante asiático apenas ocupaba un pequeño porcentaje del mercado mundial. Solo participaba con el 1.7% de los intercambios, mientras USA y sus aliados tenía el control del 16% de ese mercado.

En la actualidad, esa ventaja se ha anulado y hay un empate virtual, pero las proyecciones sobre el ritmo de crecimiento de la producción y el comercio mundiales indican que para 2051 la participación de China será de 42 % de ese comercio, mientras la de Norteamérica apenas será de un 12 por ciento.

En el curso de los próximos 30 años, la tentación de la principal potencia norteamericana será el tratar de mantener el equilibrio, y contener por la fuerza –o a base de sanciones-- el crecimiento de la economía china. Pero como USA tiene una crisis interna en su aparato productivo, no tendrá más remedio que aumentar sus compras de productos de China, y eso generará peligros cada día más graves de un conflicto bélico. Y eso no le conviene a nadie, tal como indicó el presidente mexicano.

Una de las propuestas de solución de AMLO fue la sustitución de importaciones a nivel regional. Por ejemplo: ya que no se producen suficientes “chips” o semiconductores en nuestras economías, los bienes se importan del exterior. Esto hace que en los puertos del Pacífico (San Francisco, Los Angeles, San Diego en USA; Lázaro Cárdenas y Manzanillo en México) se acumulen numerosos buques con enormes cantidades de mercancías, congestionando los puertos y generando aumento de los costos.

Si tales semiconductores –cada día más pequeños y perfeccionados-- se produjeran en esta región, se abatiría la necesidad de tantas importaciones, se fomentaría el empleo de mano de obra calificada y los puertos podrían desazolvarse. Y eso abre camino para que la mano de obra calificada procedente de México encuentre plena ocupación tanto en nuestro país como en USA, por lo que procede exigir la flexibilización inmediata de los requisitos para manejar los flujos migratorios, ya que hay muchos trabajadores mexicanos calificados que no reciben salarios justos porque en USA se les mantiene en una situación migratoria irregular.

Algunos comentarios han señalado que México, en un futuro, pudiera optar por abrir sus puertas a la inversión china, con el fin de crear empleos para nuestra mano de obra calificada y hacer posible que nuestro país aumente sustancialmente su producción con alto contenido de valor, como podría ser la de mejores vehículos automotores, barcos, aviones, etc.

La construcción del Ferrocarril Transístmico (Coatzacoalcos-Salina Cruz) abre inmensas posibilidades a la inversión china, porque conecta directamente el flujo comercial de Asia rumbo a los países occidentales. En esa zona se podrían fabricar mercancías con alto contenido tecnológico a bajos precios, para surtir el mercado nacional y exportar a otros países.

Esto no es un sueño, sino algo perfectamente posible dentro de las condiciones actuales, en un mundo donde se genera una revolución tecnológica cada 6 meses. Con la mundialización del comercio y los intercambios, eso ha dejado de ser impensable. Por lo pronto hay que crear más y mejores empleos y sentar las bases de un crecimiento constante para satisfacer las exigencias de una población nacional cada día más calificada y demandante.

Por lo demás, la visita de AMLO a USA nos dejó mucho material para la reflexión. El recibimiento triunfal que le brindó la población mexicana migrante se explica esencialmente porque ellos pertenecen a familias que viven en las zonas más marginadas de México, las cuales han sido beneficiadas por los programas sociales del gobierno. Así lo expresaron algunos migrantes en varias entrevistas.

Ese fenómeno explica también el explosivo crecimiento de las remesas que los migrantes envían a sus familiares. Este año rebasarán los 50 mil millones de dólares (un billón de pesos) que envían para fomentar el consumo familiar, pero que podrían usarse también para la creación de diversas empresas de beneficio colectivo en las regiones beneficiadas.

Por otra parte, debemos plantear un asunto mayor: en los hechos, el pueblo mexicano es un pueblo binacional. Por la difícil historia que hemos vivido como nación, hoy en México habitamos casi 130 millones de mexicanos y en USA por lo menos otros 40 millones. Uno de cada 4 mexicanos vive actualmente en ese país, unos legalizados y otros ilegales, pero todos con la misma inspiración: trabajar y abrirse camino a base de esfuerzo, estudio y tenacidad.

No por casualidad la Selección Nacional de futbol juega como local tanto en los partidos amistosos como de competencia en los estadios de USA. En la mayoría de los casos, las tribunas se vuelven tricolores. El sentimiento de solidaridad con el paisanaje es el factor principal, pero también el recuerdo, la añoranza, el deseo de mantener la tradición, el renovar las costumbres. Los migrantes son una parte esencial de la población mexicana.

El ciclo de la historia se repite en otro nivel. Al igual que en la Revolución Mexicana, por conservar sus costumbres los campesinos de Morelos hicieron una revolución. Así, hoy los migrantes mexicanos tuvieron que ir a otros países para conservar sus núcleos familiares en México, donde las familias son la base y la fuente de la cultura popular.

Por eso, cuando AMLO habla de un bloque regional de Norteamérica, lo hace en nombre de por lo menos 170 millones de mexicanos que viven y trabajan en la región.