/ martes 22 de enero de 2019

Retos democráticos y ciudadanía

El asunto con la democracia es que, cualquiera de los retos para su fortalecimiento y supervivencia dependen más de la ciudadanía que de cualquier concesión gubernamental; y aunque pareciera que esto elimina en alguna medida el obstáculo de la falta de voluntad política manifiesta por muchos grupos partidarios del autoritarismo en el gobierno, lo cierto es que la ciudadanía no parece estar nunca demasiado preocupada por consolidar los sistemas democráticos, especialmente en donde las emergencias económicas dictan las pautas del comportamiento civil.

En efecto, para la gente, y esto se sabe desde mediados del siglo XX cuanto más tarde, es mucho más importante resolver sus problemas de alimentación, vivienda, vestido, y posteriormente otra serie de placeres personales, confort, descanso, autorrealización; y después, en caso de que haya suficiente tiempo, o vida, plantearse la idea de la vida civil como una parte fundamental de la actividad pública, de la política. En pocas palabras, no se puede pensar en la democracia con hambre, con frío, en la calle, con la silla chueca. Por ello las ofertas autoritarias que plantean vindicaciones económicas (reducciones de salarios a la alta burocracia, precios de garantía, disminución de precios para productos básicos), parecen ser mucho más importantes en la conciencia popular que las propuestas democráticas o hasta libertarias. No se trata de una convicción, porque nadie aplaude el autoritarismo, sino de un pensamiento político emergente frente a la falta de resultados económicos tangibles para todos los ciudadanos que han reportado muchas democracias.

Así que, al mismo tiempo de matizar ese pensamiento emergente, la urgencia democrática es de fomentar la participación ciudadana no necesariamente en los temas más profundos de la práctica política. Los que tienen que ver con la representatividad, por ejemplo, son de tratamiento necesario, pero no resultan tan urgentes, por ejemplo, como los medios para regular la actividad económica, para mejorar los salarios, para dinamizar el consumo y con ello la producción. La formación de una conciencia cívica debiera ir orientada a los temas que interesan verdaderamente a la ciudadanía y que son los que más a menudo le son vedados, la activación económica, la generación de ingresos, la orientación productiva de los estados o regiones, que resultan sometidos a caprichos personales o acuerdos de élites, pese a que su afectación se registra en prácticamente todos los sectores sociales.

Hay que dedicarse a la cultura cívica, por supuesto, pero en términos de que resulte efectiva para la vida de todos los ciudadanos, para las necesidades actuales. Lo mismo que deben fortalecerse las instituciones democráticas autónomas, operando sobre esa misma lógica, el fomento a la participación ciudadana verdaderamente útil y traducible en mejoras reales para la vida de todos. Y claro, también es necesario el fortalecimiento de la vida intelectual, de quienes piensan y dicen lo que piensan, de los que analizan y hacen crítica del poder; entre ellos, por excelencia, la prensa libre.

El asunto es que la atención de los cuatro retos fundamentales de la democracia: cultura cívica, fortalecimiento de instituciones democráticas autónomas, fomento a la participación ciudadana, y prensa e intelectuales libres y ampliamente difundidos, dependen sólo un poco de los gobiernos; su presencia, fortalecimiento y extensión, está en manos de los ciudadanos… Lo decimos por si alguien quiere entrarle, es algo que urge.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El asunto con la democracia es que, cualquiera de los retos para su fortalecimiento y supervivencia dependen más de la ciudadanía que de cualquier concesión gubernamental; y aunque pareciera que esto elimina en alguna medida el obstáculo de la falta de voluntad política manifiesta por muchos grupos partidarios del autoritarismo en el gobierno, lo cierto es que la ciudadanía no parece estar nunca demasiado preocupada por consolidar los sistemas democráticos, especialmente en donde las emergencias económicas dictan las pautas del comportamiento civil.

En efecto, para la gente, y esto se sabe desde mediados del siglo XX cuanto más tarde, es mucho más importante resolver sus problemas de alimentación, vivienda, vestido, y posteriormente otra serie de placeres personales, confort, descanso, autorrealización; y después, en caso de que haya suficiente tiempo, o vida, plantearse la idea de la vida civil como una parte fundamental de la actividad pública, de la política. En pocas palabras, no se puede pensar en la democracia con hambre, con frío, en la calle, con la silla chueca. Por ello las ofertas autoritarias que plantean vindicaciones económicas (reducciones de salarios a la alta burocracia, precios de garantía, disminución de precios para productos básicos), parecen ser mucho más importantes en la conciencia popular que las propuestas democráticas o hasta libertarias. No se trata de una convicción, porque nadie aplaude el autoritarismo, sino de un pensamiento político emergente frente a la falta de resultados económicos tangibles para todos los ciudadanos que han reportado muchas democracias.

Así que, al mismo tiempo de matizar ese pensamiento emergente, la urgencia democrática es de fomentar la participación ciudadana no necesariamente en los temas más profundos de la práctica política. Los que tienen que ver con la representatividad, por ejemplo, son de tratamiento necesario, pero no resultan tan urgentes, por ejemplo, como los medios para regular la actividad económica, para mejorar los salarios, para dinamizar el consumo y con ello la producción. La formación de una conciencia cívica debiera ir orientada a los temas que interesan verdaderamente a la ciudadanía y que son los que más a menudo le son vedados, la activación económica, la generación de ingresos, la orientación productiva de los estados o regiones, que resultan sometidos a caprichos personales o acuerdos de élites, pese a que su afectación se registra en prácticamente todos los sectores sociales.

Hay que dedicarse a la cultura cívica, por supuesto, pero en términos de que resulte efectiva para la vida de todos los ciudadanos, para las necesidades actuales. Lo mismo que deben fortalecerse las instituciones democráticas autónomas, operando sobre esa misma lógica, el fomento a la participación ciudadana verdaderamente útil y traducible en mejoras reales para la vida de todos. Y claro, también es necesario el fortalecimiento de la vida intelectual, de quienes piensan y dicen lo que piensan, de los que analizan y hacen crítica del poder; entre ellos, por excelencia, la prensa libre.

El asunto es que la atención de los cuatro retos fundamentales de la democracia: cultura cívica, fortalecimiento de instituciones democráticas autónomas, fomento a la participación ciudadana, y prensa e intelectuales libres y ampliamente difundidos, dependen sólo un poco de los gobiernos; su presencia, fortalecimiento y extensión, está en manos de los ciudadanos… Lo decimos por si alguien quiere entrarle, es algo que urge.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 23 de diciembre de 2019

La crisis que se asoma

Daniel Martínez

viernes 20 de diciembre de 2019

Otro round: ayuntamientos y ambulantes

Daniel Martínez

jueves 19 de diciembre de 2019

Libertad religiosa o imposición de cultos

Daniel Martínez

miércoles 18 de diciembre de 2019

Impacto de los minisalarios

Daniel Martínez

martes 17 de diciembre de 2019

Cuernavaca y los ausentes del diálogo

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

lunes 16 de diciembre de 2019

Alcaldes: la crisis que viene

Daniel Martínez

viernes 13 de diciembre de 2019

SNTE y aguinaldos

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

jueves 12 de diciembre de 2019

Cuauh y Lobito, el diálogo…

El homicidio del responsable de seguridad pública en Cuernavaca, David Juárez, fue el punto público de culminación del pleito

Daniel Martínez

miércoles 11 de diciembre de 2019

Violencia contra arte y cultura

Daniel Martínez

martes 10 de diciembre de 2019

La oposición también ausente

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

Cargar Más