/ lunes 23 de mayo de 2022

Reivindicando a Plutón | Enfermedades infecciosas emergentes, un riesgo permanente

Una enfermedad infecciosa emergente es aquella que afecta por primera vez a la población, o que ya existía pero comienza a extenderse de manera descontrolada, ya sea en términos del número de personas infectadas o por su cobertura geográfica.

Sabemos que algunas de estas enfermedades tienen un origen zoonótico, es decir, que sus agentes causales, ya sean virus o bacterias, se encontraban contenidos en una especie animal, pero que en cierto momento cruzaron la barrera entre especies, infectando humanos.

Dado que es frecuente que los humanos no presenten inmunidad previa en contra de estos agentes, el impacto de su diseminación es difícil de predecir. Entre estas enfermedades podemos identificar la influenza aviar H5N1, el virus Nipah y, por supuesto, COVID19.

La contención de estos fenómenos depende fuertemente de nuestra capacidad de identificación temprana. Para lograr esto, los gobiernos deben contar con infraestructura de punta, personal altamente capacitado y recursos disponibles de manera permanente. En México esa función la tiene el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE) que colabora con las instancias estatales correspondientes.

Los organismos nacionales se encuentran, a su vez, coordinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que depende de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red de redes facilita la difusión de información validada científicamente y recomendaciones técnicas. En reciprocidad, los gobiernos nacionales comparten de manera sistematizada sus hallazgos, lo que permite dar seguimiento puntual y oportuno a la enfermedad que esté bajo observación.

Existen numerosos casos de enfermedades infecciosas emergentes, algunos de ellos de hace cientos de años, los cuales causaron diferentes impactos en la población. En ocasiones las enfermedades desaparecieron espontáneamente pero en otros casos se requirieron intervenciones tecnológicas, como por ejemplo, vacunas.

Actualmente nos encontramos todavía dentro del ciclo pandémico de COVID19, sin embargo ya han sido reportadas otras dos enfermedades infecciosas emergentes. Una de ellas una forma atípica de hepatitis infantil y la otra, una variante de la viruela que se presenta hasta ahora solamente en adultos.

De la primera se sabe que no es causada por los virus conocidos para hepatitis por lo que las vacunas no protegen y de la segunda, que las vacunas contra la viruela convencional protegen parcialmente. Se han emitido las alertas correspondientes y la recomendación es estar atentos a los síntomas de forma que se acuda oportunamente al médico.

Sirva esto de recordatorio de nuestra vulnerabilidad ante este tipo de fenómenos naturales y la importancia de la prevención, en particular, mantener el uso de cubrebocas en espacios cerrados, concurridos o mal ventilados.


Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten

Blog: Reivindicando a Plutón

Facebook: BBalderrama


Una enfermedad infecciosa emergente es aquella que afecta por primera vez a la población, o que ya existía pero comienza a extenderse de manera descontrolada, ya sea en términos del número de personas infectadas o por su cobertura geográfica.

Sabemos que algunas de estas enfermedades tienen un origen zoonótico, es decir, que sus agentes causales, ya sean virus o bacterias, se encontraban contenidos en una especie animal, pero que en cierto momento cruzaron la barrera entre especies, infectando humanos.

Dado que es frecuente que los humanos no presenten inmunidad previa en contra de estos agentes, el impacto de su diseminación es difícil de predecir. Entre estas enfermedades podemos identificar la influenza aviar H5N1, el virus Nipah y, por supuesto, COVID19.

La contención de estos fenómenos depende fuertemente de nuestra capacidad de identificación temprana. Para lograr esto, los gobiernos deben contar con infraestructura de punta, personal altamente capacitado y recursos disponibles de manera permanente. En México esa función la tiene el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE) que colabora con las instancias estatales correspondientes.

Los organismos nacionales se encuentran, a su vez, coordinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que depende de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red de redes facilita la difusión de información validada científicamente y recomendaciones técnicas. En reciprocidad, los gobiernos nacionales comparten de manera sistematizada sus hallazgos, lo que permite dar seguimiento puntual y oportuno a la enfermedad que esté bajo observación.

Existen numerosos casos de enfermedades infecciosas emergentes, algunos de ellos de hace cientos de años, los cuales causaron diferentes impactos en la población. En ocasiones las enfermedades desaparecieron espontáneamente pero en otros casos se requirieron intervenciones tecnológicas, como por ejemplo, vacunas.

Actualmente nos encontramos todavía dentro del ciclo pandémico de COVID19, sin embargo ya han sido reportadas otras dos enfermedades infecciosas emergentes. Una de ellas una forma atípica de hepatitis infantil y la otra, una variante de la viruela que se presenta hasta ahora solamente en adultos.

De la primera se sabe que no es causada por los virus conocidos para hepatitis por lo que las vacunas no protegen y de la segunda, que las vacunas contra la viruela convencional protegen parcialmente. Se han emitido las alertas correspondientes y la recomendación es estar atentos a los síntomas de forma que se acuda oportunamente al médico.

Sirva esto de recordatorio de nuestra vulnerabilidad ante este tipo de fenómenos naturales y la importancia de la prevención, en particular, mantener el uso de cubrebocas en espacios cerrados, concurridos o mal ventilados.


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