/ lunes 13 de noviembre de 2023

Al límite de lo sostenible

Poco conocido fuera del ámbito de los científicos, el Sistema Nacional de Investigadores es uno de los programas más longevos del gobierno federal. Creado por un decreto presidencial de Miguel de la Madrid en 1984, ningún mandatario lo había modificado sustancialmente hasta este sexenio.

El objeto original del SNI, como se le conoce coloquialmente, fue incentivar la calidad y cantidad de la producción científica mediante el otorgamiento de becas a los investigadores, sin distingo de área del conocimiento ni de institución. Con los años, el SNI se convirtió en el eje alrededor del cual giraba todo el sistema científico mexicano.

El arribo de la mal llamada cuarta transformación vino a socavar las bases sobre las cuales se cimentaban el SNI y el resto del sistema. Entre otros agravios hemos sufrido la desaparición de 30 mil millones de pesos etiquetados para el financiamiento de proyectos de investigación, el desmantelamiento de los Centros Públicos de Investigación adscritos al Conacyt con H cuyos investigadores han sido sujetos de innumerables expresiones de acoso laboral, el abandono de cientos de estudiantes de posgrado en el extranjero y, recientemente, la contracción artificial del padrón de posgrados que dejó sin beca a más de mil estudiantes de maestría.

Pero nada ha causado más ansiedad entre la comunidad de investigadores que las siete veces que se ha modificado el reglamento del Sistema Nacional de Investigadores en los últimos cuatro años. Cada modificación peor que la anterior.

Desafortunadamente, el daño no se limita a lo reglamentario, sino que alcanza lo operativo. La administración del Conacyt con H se encuentra completamente rebasada y la se extiende a la operación de sus sistemas computacionales. Durante la más reciente convocatoria del SNI el registro de las postulaciones se realizó a través de un nuevo sistema llamado Rizoma cuyas deficiencias provocaron que los expedientes de alrededor de doscientos investigadores no se turnaran para evaluación, por lo que es posible que sean expulsados del sistema. Para muchos de nuestros colegas salir del SNI ocasionará que pierdan su fuente de trabajo por ser una condición estándar en algunas instituciones.

Es importante precisar que la percepción de deterioro del sistema científico mexicano no se basa solamente en el testimonio de los investigadores. El Índice de Libertad Académica 2023 publicado hace apenas unos días documenta la acelerada caída en todos los indicadores de México como resultado de la intromisión del gobierno en perjuicio de la autonomía universitaria mediante recortes presupuestales, la politización del financiamiento de la investigación, el repunte de la violencia de género en espacios académicos y la infiltración de carteles distribuidores de drogas en los campus universitarios.

Aunque averiado, el sistema científico mexicano todavía funciona. Lo que le resultaría insostenible sería un sexenio más de lo mismo con los mismos.

Por cierto, ¿ya revisaron la vigencia de su credencial del INE? Háganlo, la Nación los necesita.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten

Twitter: @BValderramaB

Facebook: https://www.facebook.com/BValderramaB


Poco conocido fuera del ámbito de los científicos, el Sistema Nacional de Investigadores es uno de los programas más longevos del gobierno federal. Creado por un decreto presidencial de Miguel de la Madrid en 1984, ningún mandatario lo había modificado sustancialmente hasta este sexenio.

El objeto original del SNI, como se le conoce coloquialmente, fue incentivar la calidad y cantidad de la producción científica mediante el otorgamiento de becas a los investigadores, sin distingo de área del conocimiento ni de institución. Con los años, el SNI se convirtió en el eje alrededor del cual giraba todo el sistema científico mexicano.

El arribo de la mal llamada cuarta transformación vino a socavar las bases sobre las cuales se cimentaban el SNI y el resto del sistema. Entre otros agravios hemos sufrido la desaparición de 30 mil millones de pesos etiquetados para el financiamiento de proyectos de investigación, el desmantelamiento de los Centros Públicos de Investigación adscritos al Conacyt con H cuyos investigadores han sido sujetos de innumerables expresiones de acoso laboral, el abandono de cientos de estudiantes de posgrado en el extranjero y, recientemente, la contracción artificial del padrón de posgrados que dejó sin beca a más de mil estudiantes de maestría.

Pero nada ha causado más ansiedad entre la comunidad de investigadores que las siete veces que se ha modificado el reglamento del Sistema Nacional de Investigadores en los últimos cuatro años. Cada modificación peor que la anterior.

Desafortunadamente, el daño no se limita a lo reglamentario, sino que alcanza lo operativo. La administración del Conacyt con H se encuentra completamente rebasada y la se extiende a la operación de sus sistemas computacionales. Durante la más reciente convocatoria del SNI el registro de las postulaciones se realizó a través de un nuevo sistema llamado Rizoma cuyas deficiencias provocaron que los expedientes de alrededor de doscientos investigadores no se turnaran para evaluación, por lo que es posible que sean expulsados del sistema. Para muchos de nuestros colegas salir del SNI ocasionará que pierdan su fuente de trabajo por ser una condición estándar en algunas instituciones.

Es importante precisar que la percepción de deterioro del sistema científico mexicano no se basa solamente en el testimonio de los investigadores. El Índice de Libertad Académica 2023 publicado hace apenas unos días documenta la acelerada caída en todos los indicadores de México como resultado de la intromisión del gobierno en perjuicio de la autonomía universitaria mediante recortes presupuestales, la politización del financiamiento de la investigación, el repunte de la violencia de género en espacios académicos y la infiltración de carteles distribuidores de drogas en los campus universitarios.

Aunque averiado, el sistema científico mexicano todavía funciona. Lo que le resultaría insostenible sería un sexenio más de lo mismo con los mismos.

Por cierto, ¿ya revisaron la vigencia de su credencial del INE? Háganlo, la Nación los necesita.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten

Twitter: @BValderramaB

Facebook: https://www.facebook.com/BValderramaB


ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 27 de noviembre de 2023

Similitudes y coincidencias

Reivindicando a Plutón

Brenda Valderrama

lunes 20 de noviembre de 2023

Una sola frase

Brenda Valderrama

lunes 13 de noviembre de 2023

Al límite de lo sostenible

Reivindicando a Plutón

Brenda Valderrama

lunes 30 de octubre de 2023

El peor escenario

Brenda Valderrama

lunes 16 de octubre de 2023

Mujeres para la rectoría

Reivindicando a Plutón

Brenda Valderrama

lunes 09 de octubre de 2023

Héroes sin capa

Brenda Valderrama

lunes 02 de octubre de 2023

¿Y el método, apá?

Reivindicando a Plutón

Brenda Valderrama

lunes 25 de septiembre de 2023

Como el Cid Campeador

Brenda Valderrama

lunes 18 de septiembre de 2023

Tres elefantes

Brenda Valderrama

Cargar Más