/ lunes 30 de marzo de 2020

Quédense en casa

Las epidemias han moldeado a nuestra sociedad y no solamente en su población sino en su economía y en su política.

Sin la peste negra la edad media no se hubiera prolongado diez siglos. Sin la viruela los españoles no hubieran conquistado Tenochtitlán a la primera. Sin el cólera la Revolución Francesa hubiera fracasado. El COVID-19 va a desfigurar nuestra economía, nuestro estilo de vida y posiblemente también nuestra democracia.

Ante la crisis provocada por la pandemia los países están cerrando sus fronteras y no solamente al libre tránsito de personas, están repatriando capitales y concentrando su capacidad de producción de medicamentos y dispositivos médicos para la atención de sus propias necesidades. Esas decisiones geopolíticas tendrán consecuencias. Países como México que ha desmantelado su industria de la salud se encontrará sin proveedores de vacunas o medicamentos en lo álgido de la crisis sanitaria. Tampoco tendrá acceso a respiradores ni a otros insumos como mascarillas protectoras.

Tendremos que sortear la crisis con lo que tenemos a mano. La última linea de defensa será nuestro sistema de salud. Sabiendo con tres meses de anticipación lo que se avecinaba, apenas esta semana el gobierno federal lanza una convocatoria para la contratación emergente de personal médico y de enfermería. A qué hora lo va a capacitar, ni idea. Con qué lo va a equipar, menos. La actitud de mis amigos cuyos hijos o hijas son médicos es la misma de aquellos a quienes se los reclutan para la guerra.

Ante la indolencia del gobierno de Morelos, cada quien ha tratado de tomar las mejores decisiones posibles. El gobierno de Cuernavaca se adelantó y comenzó a planear desde la fase 1. Otros municipios como Temixco recién emitieron directivas, la mayoría en un silencio preocupante. Durante estas semanas cruciales el mensaje del gobierno federal ha sido disperso, confuso y en ocasiones contradictorio. No fue sino hasta la declaratoria de la fase 2 que se emitieron lineamientos para la atención de la contingencia concentrando el poder de respuesta en el ejército.

Desafortunadamente, la poca formalidad con la que se anunciaron estos lineamientos ha llevado a miles de personas a considerar que su observancia es opcional. Según datos oficiales solamente 3 de cada 10 personas practican el distanciamiento social. Los dueños de negocios de alto riesgo como gimnasios y estéticas hacen trampas para seguir laborando. Los particulares organizan fiestas con baile y todo. Los grupos religiosos insisten en la realización de ritos y ceremonias. No entienden que no entienden.

El COVID-19 es real y es grave. No es un invento del gobierno ni un arma biológica. No contamos con una vacuna y, de momento, ni siquiera con una cura. Por ser un virus nuevo, que no existía hace tres meses, nadie en el mundo ha desarrollado defensas y hay que asimilar que, tarde o temprano, nos va a dar a todos. A todos, en todos los países, en ciudades y en el campo, a hombres y a mujeres, a ancianos y a niños. A todos.

Ahora sabemos que 7 de cada 10 personas van a presentar síntomas. Que el tiempo de incubación del virus es menor a una semana y no quince días. Que a partir de los tres días y aunque no presenten síntomas los infectados pueden propagar el contagio hasta los 25 días en los casos más graves. Que en México la enfermedad ataca más a hombres de mediana edad que a mujeres y que a adultos mayores aunque son estos quienes se enferman con mayor gravedad. Que también los niños y los bebés pueden perder la vida. Que no seguir las directivas lleva al colapso del sistema de salud.

Por todas estas razones es fundamental seguir las directivas que buscan administrar el contagio mediante el distanciamiento social. Nunca había sido tan importante en nuestra vida poner atención así que se los voy a deletrear: Q U E D E N S E E N C A S A. Punto.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Las epidemias han moldeado a nuestra sociedad y no solamente en su población sino en su economía y en su política.

Sin la peste negra la edad media no se hubiera prolongado diez siglos. Sin la viruela los españoles no hubieran conquistado Tenochtitlán a la primera. Sin el cólera la Revolución Francesa hubiera fracasado. El COVID-19 va a desfigurar nuestra economía, nuestro estilo de vida y posiblemente también nuestra democracia.

Ante la crisis provocada por la pandemia los países están cerrando sus fronteras y no solamente al libre tránsito de personas, están repatriando capitales y concentrando su capacidad de producción de medicamentos y dispositivos médicos para la atención de sus propias necesidades. Esas decisiones geopolíticas tendrán consecuencias. Países como México que ha desmantelado su industria de la salud se encontrará sin proveedores de vacunas o medicamentos en lo álgido de la crisis sanitaria. Tampoco tendrá acceso a respiradores ni a otros insumos como mascarillas protectoras.

Tendremos que sortear la crisis con lo que tenemos a mano. La última linea de defensa será nuestro sistema de salud. Sabiendo con tres meses de anticipación lo que se avecinaba, apenas esta semana el gobierno federal lanza una convocatoria para la contratación emergente de personal médico y de enfermería. A qué hora lo va a capacitar, ni idea. Con qué lo va a equipar, menos. La actitud de mis amigos cuyos hijos o hijas son médicos es la misma de aquellos a quienes se los reclutan para la guerra.

Ante la indolencia del gobierno de Morelos, cada quien ha tratado de tomar las mejores decisiones posibles. El gobierno de Cuernavaca se adelantó y comenzó a planear desde la fase 1. Otros municipios como Temixco recién emitieron directivas, la mayoría en un silencio preocupante. Durante estas semanas cruciales el mensaje del gobierno federal ha sido disperso, confuso y en ocasiones contradictorio. No fue sino hasta la declaratoria de la fase 2 que se emitieron lineamientos para la atención de la contingencia concentrando el poder de respuesta en el ejército.

Desafortunadamente, la poca formalidad con la que se anunciaron estos lineamientos ha llevado a miles de personas a considerar que su observancia es opcional. Según datos oficiales solamente 3 de cada 10 personas practican el distanciamiento social. Los dueños de negocios de alto riesgo como gimnasios y estéticas hacen trampas para seguir laborando. Los particulares organizan fiestas con baile y todo. Los grupos religiosos insisten en la realización de ritos y ceremonias. No entienden que no entienden.

El COVID-19 es real y es grave. No es un invento del gobierno ni un arma biológica. No contamos con una vacuna y, de momento, ni siquiera con una cura. Por ser un virus nuevo, que no existía hace tres meses, nadie en el mundo ha desarrollado defensas y hay que asimilar que, tarde o temprano, nos va a dar a todos. A todos, en todos los países, en ciudades y en el campo, a hombres y a mujeres, a ancianos y a niños. A todos.

Ahora sabemos que 7 de cada 10 personas van a presentar síntomas. Que el tiempo de incubación del virus es menor a una semana y no quince días. Que a partir de los tres días y aunque no presenten síntomas los infectados pueden propagar el contagio hasta los 25 días en los casos más graves. Que en México la enfermedad ataca más a hombres de mediana edad que a mujeres y que a adultos mayores aunque son estos quienes se enferman con mayor gravedad. Que también los niños y los bebés pueden perder la vida. Que no seguir las directivas lleva al colapso del sistema de salud.

Por todas estas razones es fundamental seguir las directivas que buscan administrar el contagio mediante el distanciamiento social. Nunca había sido tan importante en nuestra vida poner atención así que se los voy a deletrear: Q U E D E N S E E N C A S A. Punto.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx