/ martes 14 de diciembre de 2021

Presupuesto 2022

El congreso vive días complicados por decir lo menos. El motivo: la aprobación del presupuesto 2022. Normalmente ha sido un tema anual de fricciones y encontronazos de muy diversa tensión, en nuestro caso se ha llegado al autoritarismo y la falta de respeto a la dignidad y derechos de los diputados en aras de una mayoría relativa que para el tema ha resultado incapaz de dialogar y avanzar por la vía democrática y optaron por el conflicto.

No dejo de reconocer que es difícil dialogar políticamente. Muchas veces se busca un “diálogo” que impone decisiones y nada más.

Sigo haciendo un llamado a hacer uso de las mejores herramientas para el desahogo de todos los asuntos públicos: reconocimiento del pluralismo, el diálogo, el bien público y el fortalecimiento de las instituciones, particularmente aquellas que se encuentran gravemente deterioradas como lo es el congreso del estado. Para nadie es un secreto que las últimas legislaturas han sido disfuncionales llegando a la parálisis prácticamente total. Así consta en el registro de la prensa y otras fuentes que están pendientes de lo que ocurre al interior del congreso.

Parecía que esta legislatura sería diferente luego de alcanzar acuerdos significativos en el inicio de los trabajos, se continuó con la aprobación de la reforma laboral tan importante para el estado. Todo finalmente quedó sepultado el fin de semana pasado.

El hecho es que independientemente de las posiciones respecto a los temas que nos encuentran es imprescindible la disposición de argumentar para demostrar y no para ofender.

Es por ello que frente a la pluralidad resulte más necesaria la disposición para avanzar en el marco de las herramientas arriba formuladas. La dinámica legislativa es esencialmente entrópica y para resolverla, más allá de la reglamentación, se necesita de una actitud política especial, porque su elemento esencial deriva de la diferencia de pareceres y de posiciones tenidas respecto al proyecto que se busca realizar para una comunidad. No resulta sencillo, pues, caminar por esta vía, más bien es una tarea diaria de convicción y visión comunitaria. De otra manera, afloran las tentaciones autoritarias, los deseos de imponer una visión unilateral de comunidad que no es compatible con una democracia. Perder y ganar se vuelve una medida de la vocación democrática que requiere tanto el estado. Sobre esta nueva actitud política he asumido esta representación, buscando en todo el bien público.

Finalmente, llamó a la cordura en cuanto a preservar la institucionalidad del poder legislativo a fin de comenzar una etapa diferente a la inercial de disfuncionalidad.

El congreso vive días complicados por decir lo menos. El motivo: la aprobación del presupuesto 2022. Normalmente ha sido un tema anual de fricciones y encontronazos de muy diversa tensión, en nuestro caso se ha llegado al autoritarismo y la falta de respeto a la dignidad y derechos de los diputados en aras de una mayoría relativa que para el tema ha resultado incapaz de dialogar y avanzar por la vía democrática y optaron por el conflicto.

No dejo de reconocer que es difícil dialogar políticamente. Muchas veces se busca un “diálogo” que impone decisiones y nada más.

Sigo haciendo un llamado a hacer uso de las mejores herramientas para el desahogo de todos los asuntos públicos: reconocimiento del pluralismo, el diálogo, el bien público y el fortalecimiento de las instituciones, particularmente aquellas que se encuentran gravemente deterioradas como lo es el congreso del estado. Para nadie es un secreto que las últimas legislaturas han sido disfuncionales llegando a la parálisis prácticamente total. Así consta en el registro de la prensa y otras fuentes que están pendientes de lo que ocurre al interior del congreso.

Parecía que esta legislatura sería diferente luego de alcanzar acuerdos significativos en el inicio de los trabajos, se continuó con la aprobación de la reforma laboral tan importante para el estado. Todo finalmente quedó sepultado el fin de semana pasado.

El hecho es que independientemente de las posiciones respecto a los temas que nos encuentran es imprescindible la disposición de argumentar para demostrar y no para ofender.

Es por ello que frente a la pluralidad resulte más necesaria la disposición para avanzar en el marco de las herramientas arriba formuladas. La dinámica legislativa es esencialmente entrópica y para resolverla, más allá de la reglamentación, se necesita de una actitud política especial, porque su elemento esencial deriva de la diferencia de pareceres y de posiciones tenidas respecto al proyecto que se busca realizar para una comunidad. No resulta sencillo, pues, caminar por esta vía, más bien es una tarea diaria de convicción y visión comunitaria. De otra manera, afloran las tentaciones autoritarias, los deseos de imponer una visión unilateral de comunidad que no es compatible con una democracia. Perder y ganar se vuelve una medida de la vocación democrática que requiere tanto el estado. Sobre esta nueva actitud política he asumido esta representación, buscando en todo el bien público.

Finalmente, llamó a la cordura en cuanto a preservar la institucionalidad del poder legislativo a fin de comenzar una etapa diferente a la inercial de disfuncionalidad.

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