/ lunes 11 de julio de 2022

Poliescenarios | Al grano con la inflación

Yu Chen Cheng

Instituto Politécnico Nacional

Si al principio del presente año se pensaba que la situación económica a nivel mundial no podía estar peor, resultado del COVID-19, pues la guerra entre Rusia y Ucrania, ya a más de 100 días desde su inicio, ha empeorado la situación. La inflación acumulada sin precedente en lo que va del 2022 muestra la fragilidad de la economía mundial y se resalta la afectación que se ha tenido en la cadena de suministro global que impacta al consumidor final.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, entre mayo y junio, la inflación de EE. UU. cerró con 8.6%, Alemania con 7.9%, Reino Unido con 9.1%, Francia con 5.8%, China con 2.2% y México con 7.88%, por mencionar solo algunos países.

La problemática radica en que los dos países involucrados en la guerra son de los principales exportadores mundiales de productos básicos y recursos energéticos, lo que ha disparado más aún los precios de las materias primas, situación que se traduce como algo negativo para los bolsillos de los consumidores.

Simplemente Ucrania, durante 2021, fue el sexto productor mundial del maíz con 29.5 millones de toneladas, quinto productor de cebada con 4.2 millones de toneladas exportadas y el séptimo productor mundial de trigo, sin olvidar que fue el sexto exportador con 21.01 millones de toneladas. Esto le ha convertido en el segundo proveedor más importante de granos de la Unión Europea durante ese mismo periodo.

Después de conocer las sanciones impuestas por los países de occidente, Rusia ha decidido bloquear la salida de los granos desde Ucrania a través del Mar Negro, convirtiéndose así en un arma mortal para la comunidad internacional pues se estima que hay más de 25 millones de toneladas de granos detenidos dentro del territorio ucraniano en este momento, lo cual afecta desde el pan hasta la pasta, ya que todos los productos están siendo afectados por la guerra afectando así al abastecimiento global.

Otras de las medidas por parte de Rusia tienen que ver con controlar la exportación de los fertilizantes. Los rusos se situaron como el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados durante el 2021.

Con lo anteriormente mencionado se puede decir que se ha roto la cadena de suministro para los países dedicados a la agricultura y ganadería situación que trae como consecuencia la baja oferta de fertilizantes, el alza de precios de los granos y carnes al nivel internacional y que estos sean más graves que nunca. Es así que no solamente se estipula una crisis alimentaria para el 2023 en los países en vías de desarrollo, sino que será de impacto global la baja oferta de alimentos de todo tipo.

La preocupación no es solo referente al costo del fertilizante, sino a la incertidumbre de si habrá suficiente para el próximo año. En Zimbabue y Kenia, los pequeños agricultores están volviendo a usar estiércol para nutrir sus cultivos. En Canadá, los agricultores de la canola ya han almacenado fertilizante para la temporada de 2023 en previsión de que los precios sean aún más altos.

Por otro lado, no hay que olvidar mencionar que también los países en el sureste asiático como Tailandia, Vietnam, Filipinas e Indonesia, quienes son los principales productores y exportadores de arroz al nivel global, están sufriendo por la falta de fertilizantes. Con ello podemos esperar un panorama bastante fosco para el siguiente año.

Como consecuencia, algunos agricultores están considerando buscar alternativas y cambiar a cultivos que requieran menos nutrientes; unos planean sembrar menos superficie y bajar la utilización de fertilizantes mientras que otros dicen que simplemente emplearán menos fertilizantes o dejarán de sembrar para el siguiente año y así evitar más pérdidas. Ya países como China, India, Malasia, entre otros, han impuesto restricciones para la exportación de fertilizantes y así poder abastecer sus propias necesidades.

El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania para América Latina referente a la alimentación no ha sido para menos, para finales de 2021 habían 56.5 millones de habitantes que no consumen los nutrientes necesarios para la vida. Esto es el 9% de toda la población latinoamericana. Ahora con la guerra, se han elevado otro millón de personas que ya presentan dificultades para poder cubrir sus necesidades debido al cambio climático que afecta a la producción de alimentos, la inflación y la escasez de algunos alimentos.

Entre tanto, en el caso de México, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), diversos productos siguen sufriendo un alza de precios, tales como el pollo con 2.28%, papas y diversos tubérculos con 16.79%, la naranja con 19.93% y el huevo con 2.66%.

Por otro lado, las afectaciones mundiales tienen un impacto en México ya que tres de cada 10 personas enfrentan algún grado de inseguridad alimentaria. Las mujeres y los menores de edad están significativamente más vulnerables y expuestos al hambre; es decir, que 4.8 millones de mexicanos no han comido hoy, esto según los datos de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Lejos de una recuperación, posiblemente lo peor esté por venir; la situación mundial difícilmente mejorará mientras la guerra continúe, todos los países estarán sufriendo con la inflación, pero Latinoamérica, la región más desigual del mundo, podría recibir un golpe mortal post covid-19 y exponer aún más la complicada situación que atraviesa llevándonos así a preguntarnos si realmente estamos preparados para lo que se avecina. El tiempo lo dirá…

Twitter: @chennie_tw

Yu Chen Cheng

Instituto Politécnico Nacional

Si al principio del presente año se pensaba que la situación económica a nivel mundial no podía estar peor, resultado del COVID-19, pues la guerra entre Rusia y Ucrania, ya a más de 100 días desde su inicio, ha empeorado la situación. La inflación acumulada sin precedente en lo que va del 2022 muestra la fragilidad de la economía mundial y se resalta la afectación que se ha tenido en la cadena de suministro global que impacta al consumidor final.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, entre mayo y junio, la inflación de EE. UU. cerró con 8.6%, Alemania con 7.9%, Reino Unido con 9.1%, Francia con 5.8%, China con 2.2% y México con 7.88%, por mencionar solo algunos países.

La problemática radica en que los dos países involucrados en la guerra son de los principales exportadores mundiales de productos básicos y recursos energéticos, lo que ha disparado más aún los precios de las materias primas, situación que se traduce como algo negativo para los bolsillos de los consumidores.

Simplemente Ucrania, durante 2021, fue el sexto productor mundial del maíz con 29.5 millones de toneladas, quinto productor de cebada con 4.2 millones de toneladas exportadas y el séptimo productor mundial de trigo, sin olvidar que fue el sexto exportador con 21.01 millones de toneladas. Esto le ha convertido en el segundo proveedor más importante de granos de la Unión Europea durante ese mismo periodo.

Después de conocer las sanciones impuestas por los países de occidente, Rusia ha decidido bloquear la salida de los granos desde Ucrania a través del Mar Negro, convirtiéndose así en un arma mortal para la comunidad internacional pues se estima que hay más de 25 millones de toneladas de granos detenidos dentro del territorio ucraniano en este momento, lo cual afecta desde el pan hasta la pasta, ya que todos los productos están siendo afectados por la guerra afectando así al abastecimiento global.

Otras de las medidas por parte de Rusia tienen que ver con controlar la exportación de los fertilizantes. Los rusos se situaron como el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados durante el 2021.

Con lo anteriormente mencionado se puede decir que se ha roto la cadena de suministro para los países dedicados a la agricultura y ganadería situación que trae como consecuencia la baja oferta de fertilizantes, el alza de precios de los granos y carnes al nivel internacional y que estos sean más graves que nunca. Es así que no solamente se estipula una crisis alimentaria para el 2023 en los países en vías de desarrollo, sino que será de impacto global la baja oferta de alimentos de todo tipo.

La preocupación no es solo referente al costo del fertilizante, sino a la incertidumbre de si habrá suficiente para el próximo año. En Zimbabue y Kenia, los pequeños agricultores están volviendo a usar estiércol para nutrir sus cultivos. En Canadá, los agricultores de la canola ya han almacenado fertilizante para la temporada de 2023 en previsión de que los precios sean aún más altos.

Por otro lado, no hay que olvidar mencionar que también los países en el sureste asiático como Tailandia, Vietnam, Filipinas e Indonesia, quienes son los principales productores y exportadores de arroz al nivel global, están sufriendo por la falta de fertilizantes. Con ello podemos esperar un panorama bastante fosco para el siguiente año.

Como consecuencia, algunos agricultores están considerando buscar alternativas y cambiar a cultivos que requieran menos nutrientes; unos planean sembrar menos superficie y bajar la utilización de fertilizantes mientras que otros dicen que simplemente emplearán menos fertilizantes o dejarán de sembrar para el siguiente año y así evitar más pérdidas. Ya países como China, India, Malasia, entre otros, han impuesto restricciones para la exportación de fertilizantes y así poder abastecer sus propias necesidades.

El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania para América Latina referente a la alimentación no ha sido para menos, para finales de 2021 habían 56.5 millones de habitantes que no consumen los nutrientes necesarios para la vida. Esto es el 9% de toda la población latinoamericana. Ahora con la guerra, se han elevado otro millón de personas que ya presentan dificultades para poder cubrir sus necesidades debido al cambio climático que afecta a la producción de alimentos, la inflación y la escasez de algunos alimentos.

Entre tanto, en el caso de México, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), diversos productos siguen sufriendo un alza de precios, tales como el pollo con 2.28%, papas y diversos tubérculos con 16.79%, la naranja con 19.93% y el huevo con 2.66%.

Por otro lado, las afectaciones mundiales tienen un impacto en México ya que tres de cada 10 personas enfrentan algún grado de inseguridad alimentaria. Las mujeres y los menores de edad están significativamente más vulnerables y expuestos al hambre; es decir, que 4.8 millones de mexicanos no han comido hoy, esto según los datos de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Lejos de una recuperación, posiblemente lo peor esté por venir; la situación mundial difícilmente mejorará mientras la guerra continúe, todos los países estarán sufriendo con la inflación, pero Latinoamérica, la región más desigual del mundo, podría recibir un golpe mortal post covid-19 y exponer aún más la complicada situación que atraviesa llevándonos así a preguntarnos si realmente estamos preparados para lo que se avecina. El tiempo lo dirá…

Twitter: @chennie_tw