/ jueves 24 de octubre de 2019

Pobreza y premios nobel de Economía

Este año, la Real Academia de las Ciencias de Suecia reconoció a Esther Duflo, Michael Kremer y Abhijit Banerjee, por sus estudios experimentales (en África y la India) para reducir la pobreza.

Dichos investigadores encontraron que se alcanzaban mejores resultados al enfocarse en dimensiones o rezagos específicos de las personas en situación de pobreza. En sus experimentos lograron mejorar la salud y el rendimiento educativo de niñas y niños en edad escolar, de ahí que concluyeran que el cambio de las condiciones iniciales radicaba en haber adaptado sus acciones o ayudas a las necesidades concretas; para ellos, realizar cambios organizacionales o de infraestructura eran más significativos en la mayoría de los casos, que otorgando una mayor dotación de bienes.

Estas conclusiones no son tan ajenas a nuestra realidad. Hace poco, la CEPAL documentó que el programa Oportunidades había mejorado el nivel de salud y alimentación de las personas, en particular de los niños, niñas y mujeres jóvenes. Sin embargo, como sabemos la 4T eliminó el programa este año; no obstante, a la luz de los resultados que ofrecen los recién premiados no sería un mal momento para proponer la discusión de su reedición.

No debemos perder de vista que en el fondo lo que la Real Academia de las Ciencias de Suecia está reconociendo es que la pobreza es un problema mundial que debe ser visibilizado, dimensionado y atendido. Me parece que ahí está la esencia de este premio para Duflo, Kremer y Banerjee, que se suman a Deaton y Sen por sus aportaciones en materia de desigualdad y pobreza.

En el caso de América Latina, la CEPAL ha señalado reiteradamente que la pobreza extrema es un problema regional debido a la falta de programas de desarrollo y de políticas públicas para resolver la pobreza. Para ello, ha recomendado impulsar procesos distintos de inversión para generar empleo y crecimiento económico, a través de algo que están tratando de impulsar: el Nuevo Estado Desarrollista.

Como ya lo hemos comentado en otros momento, el meollo está en la economía y el marcado laboral debido a que impide a las personas acceder a trabajos decentes. Las personas trabajan en sectores de baja productividad, sin seguridad social y sin derechos básicos. En este sentido, el ingreso laboral no es suficiente para garantizar condiciones de subsistencia y un futuro mejor para sí mismos y sus familias. Ni siquiera empleándose en largas jornadas o teniendo varios empleos resulta posible resolver el problema, si en todos los casos son trabajos de bajas remuneraciones.

Se ha proyectado para México, cuyo sector informal alcanza cerca del 30 por ciento de la población ocupada, que las bajas remuneraciones de los empleos están impidiendo a las personas ahorrar para su jubilación. En este sentido, los jóvenes y adultos de hoy caminamos hacia una precaria vejez en un futuro no tan lejano. Para contrarrestar esta situación, la CEPAL también ha solicitado a los gobiernos que impulsen políticas públicas dirigidas al aumento del ingreso, la inclusión laboral y la protección social.

El problema estructural de México está en la falta de crecimiento de la economía y el tipo de mercado laboral precario, que se exacerbó desde antes de la crisis de 2009. Poco a poco continúa desapareciendo la ocupación y los empleos bien pagados, se percibe con el crecimiento de la informalidad, la ausencia de prestaciones sociales y gasto público reducido y el poco existente tenga una aplicación asistencialista.

La 4T debería revisar las aportaciones de los premios nobel de economía y mirar lo que ocurre actualmente en Chile, si tiene interés en desactivar nuestra propia bomba de tiempo en materia social.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

Este año, la Real Academia de las Ciencias de Suecia reconoció a Esther Duflo, Michael Kremer y Abhijit Banerjee, por sus estudios experimentales (en África y la India) para reducir la pobreza.

Dichos investigadores encontraron que se alcanzaban mejores resultados al enfocarse en dimensiones o rezagos específicos de las personas en situación de pobreza. En sus experimentos lograron mejorar la salud y el rendimiento educativo de niñas y niños en edad escolar, de ahí que concluyeran que el cambio de las condiciones iniciales radicaba en haber adaptado sus acciones o ayudas a las necesidades concretas; para ellos, realizar cambios organizacionales o de infraestructura eran más significativos en la mayoría de los casos, que otorgando una mayor dotación de bienes.

Estas conclusiones no son tan ajenas a nuestra realidad. Hace poco, la CEPAL documentó que el programa Oportunidades había mejorado el nivel de salud y alimentación de las personas, en particular de los niños, niñas y mujeres jóvenes. Sin embargo, como sabemos la 4T eliminó el programa este año; no obstante, a la luz de los resultados que ofrecen los recién premiados no sería un mal momento para proponer la discusión de su reedición.

No debemos perder de vista que en el fondo lo que la Real Academia de las Ciencias de Suecia está reconociendo es que la pobreza es un problema mundial que debe ser visibilizado, dimensionado y atendido. Me parece que ahí está la esencia de este premio para Duflo, Kremer y Banerjee, que se suman a Deaton y Sen por sus aportaciones en materia de desigualdad y pobreza.

En el caso de América Latina, la CEPAL ha señalado reiteradamente que la pobreza extrema es un problema regional debido a la falta de programas de desarrollo y de políticas públicas para resolver la pobreza. Para ello, ha recomendado impulsar procesos distintos de inversión para generar empleo y crecimiento económico, a través de algo que están tratando de impulsar: el Nuevo Estado Desarrollista.

Como ya lo hemos comentado en otros momento, el meollo está en la economía y el marcado laboral debido a que impide a las personas acceder a trabajos decentes. Las personas trabajan en sectores de baja productividad, sin seguridad social y sin derechos básicos. En este sentido, el ingreso laboral no es suficiente para garantizar condiciones de subsistencia y un futuro mejor para sí mismos y sus familias. Ni siquiera empleándose en largas jornadas o teniendo varios empleos resulta posible resolver el problema, si en todos los casos son trabajos de bajas remuneraciones.

Se ha proyectado para México, cuyo sector informal alcanza cerca del 30 por ciento de la población ocupada, que las bajas remuneraciones de los empleos están impidiendo a las personas ahorrar para su jubilación. En este sentido, los jóvenes y adultos de hoy caminamos hacia una precaria vejez en un futuro no tan lejano. Para contrarrestar esta situación, la CEPAL también ha solicitado a los gobiernos que impulsen políticas públicas dirigidas al aumento del ingreso, la inclusión laboral y la protección social.

El problema estructural de México está en la falta de crecimiento de la economía y el tipo de mercado laboral precario, que se exacerbó desde antes de la crisis de 2009. Poco a poco continúa desapareciendo la ocupación y los empleos bien pagados, se percibe con el crecimiento de la informalidad, la ausencia de prestaciones sociales y gasto público reducido y el poco existente tenga una aplicación asistencialista.

La 4T debería revisar las aportaciones de los premios nobel de economía y mirar lo que ocurre actualmente en Chile, si tiene interés en desactivar nuestra propia bomba de tiempo en materia social.


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