/ miércoles 26 de junio de 2019

Paso Exprés, otra vez...

Aparentemente el problema con quienes diseñaron, financiaron, construyeron, entregaron y presumieron el Paso Exprés de Cuernavaca (esa aparentemente endemoniada vía donde se han registrado toda suerte de accidentes), es con la gravedad.

Porque los hundimientos y ahora la fractura en uno de los muros parecen resultados de la atracción gravitacional de 9.8 metros sobre segundo al cuadrado, que para consuelo de muchos es idéntica a la que opera en toda la superficie terrestre. Es decir, la carpeta asfáltica del Paso Exprés, sus muros de contención, la tierra sepultada bajo el mismo, mantienen la misma constante de atracción sobre el centro del planeta, que cualquier otro puente o carretera en cualquier sitio del mundo, lo que implica errores en el diseño, la construcción, el mantenimiento, o de plano en todo lo referente a la edificación, que desde su entrega, pero especialmente a partir de la apertura de un socavón en julio de 2017 que costó la vida a dos personas, ha sido cuestionadísima. Antes de eso, en el tramo de 14 kilómetros, se habían registrado 80 accidentes viales que cobraron 21 vidas durante los meses que se convirtió al libramiento en Paso Exprés.

En 2018, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al presentar su investigación sobre responsables del socavón en que perdieron la vida dos personas, acusó que el hcho no fue resultado de un accidente, sino de una cadena de ineptitudes. Pocos meses antes, Protección Civil del Ayuntamiento de Cuernavaca, entonces dirigida por Enrique Clement Gallardo, advertía de por lo menos 40 fallas en el Paso Exprés, de las que cuatro –por la zona de Tabachines- significaban un riesgo para los vecinos de la vía. Antes, en otro recorrido de inspección, se habían detectado alrededor de 190 fallas, básicamente tenían que ver con hundimientos.

Habrá quienes aseguren que el problema no es haber descuidado el campo gravitacional terrestre, sino la fuerza de las corrientes de agua y las taponaduras de salidas naturales derivadas de la acumulación de basura, pero tendríamos que recordarles que parte de la fuerza que mueve los cuerpos de agua es la gravedad, y a final de cuentas los hundimientos son determinados básicamente por la acción, previsible, del campo gravitacional.

Imaginamos que en la currícula de ingeniería civil habrá capítulos dedicados a la resistencia de los materiales en donde se incluyan apartados advirtiendo la acción del campo gravitacional, o a lo mejor se confía en que esas cuestiones son vistas durante la educación basica, y se convierten en parte más del sentido común que de la cultura general esperada en cualquier profesionista. En cualquier caso se concluye, como han hecho la mayoría de los morelenses, que la vía está mal hecha y que el resultado de la cadena de ineptitudes presente en su edificación es mortal.

Las constructoras, Epccor y Aldesa, han reiterado que el problema no está en la obra, sino en drenajes, y otras obras que pasan por ahí cuya calidad es también terrible y les han arruinado el Paso Exprés y la reputación. Es difícil defenderse, desde el socavón las dos empresas han sido cuestionadas y el rechazo a las mismas en la entidad ha ido creciendo entre sospechas de corrupción. Poco ayuda la constante aparición de fallas en la vía rápida; tampoco sirve el pleito con la SCT con la que intercambian demandas, y mucho menos la constancia de funcionarios, ex funcionarios y constructores de intercambiar acusaciones y evitar asumir responsabilidades.

Por lo pronto, los 2 mil 200 millones de pesos gastados en la obra que iba a costar mil 50, y en la que se detectaron irregularidades por casi 970 millones, parecen haber pagado una colección de riesgos, más que una vía rápida.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Aparentemente el problema con quienes diseñaron, financiaron, construyeron, entregaron y presumieron el Paso Exprés de Cuernavaca (esa aparentemente endemoniada vía donde se han registrado toda suerte de accidentes), es con la gravedad.

Porque los hundimientos y ahora la fractura en uno de los muros parecen resultados de la atracción gravitacional de 9.8 metros sobre segundo al cuadrado, que para consuelo de muchos es idéntica a la que opera en toda la superficie terrestre. Es decir, la carpeta asfáltica del Paso Exprés, sus muros de contención, la tierra sepultada bajo el mismo, mantienen la misma constante de atracción sobre el centro del planeta, que cualquier otro puente o carretera en cualquier sitio del mundo, lo que implica errores en el diseño, la construcción, el mantenimiento, o de plano en todo lo referente a la edificación, que desde su entrega, pero especialmente a partir de la apertura de un socavón en julio de 2017 que costó la vida a dos personas, ha sido cuestionadísima. Antes de eso, en el tramo de 14 kilómetros, se habían registrado 80 accidentes viales que cobraron 21 vidas durante los meses que se convirtió al libramiento en Paso Exprés.

En 2018, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al presentar su investigación sobre responsables del socavón en que perdieron la vida dos personas, acusó que el hcho no fue resultado de un accidente, sino de una cadena de ineptitudes. Pocos meses antes, Protección Civil del Ayuntamiento de Cuernavaca, entonces dirigida por Enrique Clement Gallardo, advertía de por lo menos 40 fallas en el Paso Exprés, de las que cuatro –por la zona de Tabachines- significaban un riesgo para los vecinos de la vía. Antes, en otro recorrido de inspección, se habían detectado alrededor de 190 fallas, básicamente tenían que ver con hundimientos.

Habrá quienes aseguren que el problema no es haber descuidado el campo gravitacional terrestre, sino la fuerza de las corrientes de agua y las taponaduras de salidas naturales derivadas de la acumulación de basura, pero tendríamos que recordarles que parte de la fuerza que mueve los cuerpos de agua es la gravedad, y a final de cuentas los hundimientos son determinados básicamente por la acción, previsible, del campo gravitacional.

Imaginamos que en la currícula de ingeniería civil habrá capítulos dedicados a la resistencia de los materiales en donde se incluyan apartados advirtiendo la acción del campo gravitacional, o a lo mejor se confía en que esas cuestiones son vistas durante la educación basica, y se convierten en parte más del sentido común que de la cultura general esperada en cualquier profesionista. En cualquier caso se concluye, como han hecho la mayoría de los morelenses, que la vía está mal hecha y que el resultado de la cadena de ineptitudes presente en su edificación es mortal.

Las constructoras, Epccor y Aldesa, han reiterado que el problema no está en la obra, sino en drenajes, y otras obras que pasan por ahí cuya calidad es también terrible y les han arruinado el Paso Exprés y la reputación. Es difícil defenderse, desde el socavón las dos empresas han sido cuestionadas y el rechazo a las mismas en la entidad ha ido creciendo entre sospechas de corrupción. Poco ayuda la constante aparición de fallas en la vía rápida; tampoco sirve el pleito con la SCT con la que intercambian demandas, y mucho menos la constancia de funcionarios, ex funcionarios y constructores de intercambiar acusaciones y evitar asumir responsabilidades.

Por lo pronto, los 2 mil 200 millones de pesos gastados en la obra que iba a costar mil 50, y en la que se detectaron irregularidades por casi 970 millones, parecen haber pagado una colección de riesgos, más que una vía rápida.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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