/ lunes 12 de octubre de 2020

Partidos, elecciones y autoritarismo

Son los partidos políticos, mediante sus correligionarios con escaños en ambas cámaras de sus congresos, los que determinan la modificación de un sistema electoral, ya sea por su hegemonía en las posiciones congresistas, o por alianza en un sistema bipartidista para evitar la intromisión de terceros a la hora de dictar nuevas leyes.

De inmediato, entonces, tendríamos que cuestionar si quienes mediante el sufragio alcanzan posiciones tanto legislativas como ejecutivas toman decisiones, emprenden reformas y establecen leyes atendiendo la voluntad popular, o en función de sus intereses de partido o coaliciones.

Democracias en las que existen el referéndum, la consulta popular, el plebiscito o la revocación de mandato tienen mejores oportunidades de (intentar el) poner límites a quienes presuntamente los representan.

Países democráticos en los que no obstante la posible aplicación de estas formas de democracia directa no existen o son complejas, generalmente disponen de las elecciones de medio término para castigar a aquellos a quienes confirieron su voto, confianza y la autoridad para representarlos.

Hay que decir aún más del propio sistema electoral, sobre todo cuando quienes están a cargo de él son proclives a un gobierno o a determinada fuerza política. En ellos no predomina siquiera la idea primigenia de simplemente convertir los votos en escaños. Ciertamente puede tratarse de elecciones competitivas, pero no necesariamente equitativas ni legítimas.

Hace falta enfatizar que, a través de la literatura, la función primigenia de los sistemas electorales es englobar el conjunto de reglas para la competencia intrapartidista y en los comicios para que los votos se conviertan en cargos públicos.

Como caracterización de estos planteamientos ofrecemos la elección intermedia de 2021 en el caso México, en el que se renovará la Cámara de Diputados del Congreso federal, lo mismo que gubernaturas, ayuntamientos y congresos locales en las entidades federativas, en una elección sumamente importante y compleja.

La política de la realidad está expresándose a través del surgimiento de diversas formas de organización que, plantean un entorno fresco pera un sistema político que, como el mexicano, asoma con una corriente que corresponde a políticas gubernamentales del pasado y con el riesgo destacado por I. Kant: las Repúblicas se distancian de los despotismos por la división de poderes.

La decisión más reciente de la Corte nos devuelve al sistema político mexicano contemporáneo marcado por su autoritarismo.

México tiene en la insurrección de su conciencia ciudadana la oportunidad de organizarse y presentar una alternativa al partido gobernante, a pesar de que una mayoría de ministros de la SCJN, le han dado el tema de campaña al presidente para influir en la elección 2021 y demostrar la vigencia de la tesis general del politólogo, Daniel Cosío Villegas en el estilo personal de gobernar:

El presidente de turno derriba las capacidades estatales para poner sus capacidades personales en la conducción de la administración pública federal.


FB: Daniel Adame Osorio

Instagram: @danieladameosorio

Twitter: @Danieldao1

Son los partidos políticos, mediante sus correligionarios con escaños en ambas cámaras de sus congresos, los que determinan la modificación de un sistema electoral, ya sea por su hegemonía en las posiciones congresistas, o por alianza en un sistema bipartidista para evitar la intromisión de terceros a la hora de dictar nuevas leyes.

De inmediato, entonces, tendríamos que cuestionar si quienes mediante el sufragio alcanzan posiciones tanto legislativas como ejecutivas toman decisiones, emprenden reformas y establecen leyes atendiendo la voluntad popular, o en función de sus intereses de partido o coaliciones.

Democracias en las que existen el referéndum, la consulta popular, el plebiscito o la revocación de mandato tienen mejores oportunidades de (intentar el) poner límites a quienes presuntamente los representan.

Países democráticos en los que no obstante la posible aplicación de estas formas de democracia directa no existen o son complejas, generalmente disponen de las elecciones de medio término para castigar a aquellos a quienes confirieron su voto, confianza y la autoridad para representarlos.

Hay que decir aún más del propio sistema electoral, sobre todo cuando quienes están a cargo de él son proclives a un gobierno o a determinada fuerza política. En ellos no predomina siquiera la idea primigenia de simplemente convertir los votos en escaños. Ciertamente puede tratarse de elecciones competitivas, pero no necesariamente equitativas ni legítimas.

Hace falta enfatizar que, a través de la literatura, la función primigenia de los sistemas electorales es englobar el conjunto de reglas para la competencia intrapartidista y en los comicios para que los votos se conviertan en cargos públicos.

Como caracterización de estos planteamientos ofrecemos la elección intermedia de 2021 en el caso México, en el que se renovará la Cámara de Diputados del Congreso federal, lo mismo que gubernaturas, ayuntamientos y congresos locales en las entidades federativas, en una elección sumamente importante y compleja.

La política de la realidad está expresándose a través del surgimiento de diversas formas de organización que, plantean un entorno fresco pera un sistema político que, como el mexicano, asoma con una corriente que corresponde a políticas gubernamentales del pasado y con el riesgo destacado por I. Kant: las Repúblicas se distancian de los despotismos por la división de poderes.

La decisión más reciente de la Corte nos devuelve al sistema político mexicano contemporáneo marcado por su autoritarismo.

México tiene en la insurrección de su conciencia ciudadana la oportunidad de organizarse y presentar una alternativa al partido gobernante, a pesar de que una mayoría de ministros de la SCJN, le han dado el tema de campaña al presidente para influir en la elección 2021 y demostrar la vigencia de la tesis general del politólogo, Daniel Cosío Villegas en el estilo personal de gobernar:

El presidente de turno derriba las capacidades estatales para poner sus capacidades personales en la conducción de la administración pública federal.


FB: Daniel Adame Osorio

Instagram: @danieladameosorio

Twitter: @Danieldao1

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