/ sábado 1 de febrero de 2020

Para buenos apetitos...un machete

La primera vez que llegué a este localito enclavado en una de las calles con más historia de Cuernavaca, dudé de mi propia capacidad y tuve que tomarme un tiempo para reunir fuerzas y la decisión de atacar lo que me pusieron enfrente.

Empatados, lado con lado dos platos cuadrados apenas sirven de base para recibir una larga, no larga, kilométrica tortilla que se sale de los bordes, con 60 centímetros de punta a punta, que además luce dorada y suave a la vez.

El interior asemeja un tapete multicolor que puede ser tan diverso casi como lo imagines, ya que puedes escoger hasta cuatro de las opciones de carne o guisado de la amplia variedad que ofrecen en su carta.

Tinga, chicharrón, picadillo, pollito con papas, queso oaxaca, chorizo con papas, alambre, cecina, chuleta y no se qué más cosas, pero todas muy ricas.

Avancé con tranquilidad, y es que a lo largo de mi carrera como garnachero he entendido que como dice el clásico, más vale paso que dure, que trote que canse. Después de unos minutos, voltee a ver el plato y ahí seguía ese amenazante pero atractivo machete, como retando mi fuerza de voluntad.

Por supuesto no me rendí. Agregué un poco más de salsa verde y le puse interés. Luego de unos minutos de masticar, de reojo me pareció ver que se burlaba, con su tamaño un tanto menguado, pero casi íntegro en su estructura.

Cuando me faltaba una cuarta parte para acabar con él, tomé la decisión de abandonar el agua de litro que había pedido. Consumir ambos podría entrar ya en la categoría de pecado y aunque uno puede ser marrano, nunca hay que ser de los trompudos.

Para los que no quieren comer tanto, están los cuchillos, iguales pero de 30 centímetros.

Cuando salí de ahí decidí caminar unas cuadras. Mi papá sigue esa rutina estrictamente cada vez que se siente saturado, así que lo hice sin pensar.

De camino prometí regresar a los Machetes Cuerna, que están en la calle de Clavijero #11, en el Centro de Cuernaburra. Así los encuentras en Facebook donde además puedes ver los menús y otras opciones para los menos tragones.

La primera vez que llegué a este localito enclavado en una de las calles con más historia de Cuernavaca, dudé de mi propia capacidad y tuve que tomarme un tiempo para reunir fuerzas y la decisión de atacar lo que me pusieron enfrente.

Empatados, lado con lado dos platos cuadrados apenas sirven de base para recibir una larga, no larga, kilométrica tortilla que se sale de los bordes, con 60 centímetros de punta a punta, que además luce dorada y suave a la vez.

El interior asemeja un tapete multicolor que puede ser tan diverso casi como lo imagines, ya que puedes escoger hasta cuatro de las opciones de carne o guisado de la amplia variedad que ofrecen en su carta.

Tinga, chicharrón, picadillo, pollito con papas, queso oaxaca, chorizo con papas, alambre, cecina, chuleta y no se qué más cosas, pero todas muy ricas.

Avancé con tranquilidad, y es que a lo largo de mi carrera como garnachero he entendido que como dice el clásico, más vale paso que dure, que trote que canse. Después de unos minutos, voltee a ver el plato y ahí seguía ese amenazante pero atractivo machete, como retando mi fuerza de voluntad.

Por supuesto no me rendí. Agregué un poco más de salsa verde y le puse interés. Luego de unos minutos de masticar, de reojo me pareció ver que se burlaba, con su tamaño un tanto menguado, pero casi íntegro en su estructura.

Cuando me faltaba una cuarta parte para acabar con él, tomé la decisión de abandonar el agua de litro que había pedido. Consumir ambos podría entrar ya en la categoría de pecado y aunque uno puede ser marrano, nunca hay que ser de los trompudos.

Para los que no quieren comer tanto, están los cuchillos, iguales pero de 30 centímetros.

Cuando salí de ahí decidí caminar unas cuadras. Mi papá sigue esa rutina estrictamente cada vez que se siente saturado, así que lo hice sin pensar.

De camino prometí regresar a los Machetes Cuerna, que están en la calle de Clavijero #11, en el Centro de Cuernaburra. Así los encuentras en Facebook donde además puedes ver los menús y otras opciones para los menos tragones.

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