/ miércoles 23 de febrero de 2022

Otra vez el Paso Exprés

En los poco menos de cinco años desde su inauguración, el Paso Exprés de Cuernavaca ha sido un tema recurrente por problemas de corrupción, de ingeniería y de seguridad de la vía. La recurrencia se debe particularmente, a que ninguno de los defectos que acompañan a la obra que costó más de dos mil 200 millones de pesos que fue entregada “apresuradamente” se diría después, en abril del 2017 por el gobierno federal.

Con una longitud de poco más de 14 kilómetros, la vía forma parte de la Autopista México-Acapulco, y por ella transitan miles de transportes turísticos y de carga diariamente, pero muchos más vehículos de habitantes de la zona conurbada de Cuernavaca que la usan como una alternativa a las calles y avenidas de la capital del estado, Jiutepec y Temixco, que padecen problemas de tráfico severo sobre todo en las horas pico. La afluencia vehicular de la vía no es mayor, sin embargo, a las que registran otros tramos carreteros en el país, como los que conectan a la Ciudad de México con Toluca, Hidalgo o Puebla, sin embargo la siniestralidad del Paso Exprés parece ser bastante mayor.

En los últimos cinco años, se han registrado en la vía más de trescientos de accidentes viales graves a los que se debe sumar el centenar de percances ocurridos durante los dos años que duró la obra. Los siniestros provocaron la muerte de más de cien personas.

Al riesgo de tránsito que significa el Paso Exprés, tendría que añadirse la catástrofe ecológica e ingenieril que representa su construcción. Si bien el socavón que costó la vida de dos personas el 12 de julio del 2017 fue el síntoma más trágico; los problemas que ocasionó la obra a vecinos de las colonias aledañas, la depredación del medio ambiente que trajo la construcción, y los profundos descuidos y corruptelas que fueron descubiertos en las investigaciones, evidencian todo un catálogo de daños al erario, al medio ambiente, a la propiedad privada y al entorno público derivados del desarrollo y operación de la obra.

La sucesión de accidentes de este miércoles, igual que cada uno de los percances anteriores, tendrían que traducirse en una revisión profunda de la vía, de las condiciones en las que opera, de los problemas que sigue generando para derivar acciones preventivas y correctivas reales que garanticen la seguridad a quienes transitan por el tramo carretero, a quienes residen en los alrededores, y a la comunidad en general. Cada uno de los percances ha sido revisado y juzgado de forma aislada, sin reconocer la falla estructural que tiene la vía y del que las autoridades federales, estatales y municipales insisten en deslindarse.

La mitigación de los daños ecológicos y sociales que ha producido la vía a miles de morelenses debiera considerarse también en esa profunda reflexión que de tan necesaria parece hacerse a un lado y sólo recuperarse en intención cada vez que ocurren escandalosos percances como los de esta mañana. La normalización que las autoridades han hecho de cada tragedia en el Paso Exprés resulta intolerable en tanto prolonga la solución y permite que siga ocurriendo un número atípico de accidentes viales y daños a la zona. Vale la pena recordar también este otro problema de Cuernavaca.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

En los poco menos de cinco años desde su inauguración, el Paso Exprés de Cuernavaca ha sido un tema recurrente por problemas de corrupción, de ingeniería y de seguridad de la vía. La recurrencia se debe particularmente, a que ninguno de los defectos que acompañan a la obra que costó más de dos mil 200 millones de pesos que fue entregada “apresuradamente” se diría después, en abril del 2017 por el gobierno federal.

Con una longitud de poco más de 14 kilómetros, la vía forma parte de la Autopista México-Acapulco, y por ella transitan miles de transportes turísticos y de carga diariamente, pero muchos más vehículos de habitantes de la zona conurbada de Cuernavaca que la usan como una alternativa a las calles y avenidas de la capital del estado, Jiutepec y Temixco, que padecen problemas de tráfico severo sobre todo en las horas pico. La afluencia vehicular de la vía no es mayor, sin embargo, a las que registran otros tramos carreteros en el país, como los que conectan a la Ciudad de México con Toluca, Hidalgo o Puebla, sin embargo la siniestralidad del Paso Exprés parece ser bastante mayor.

En los últimos cinco años, se han registrado en la vía más de trescientos de accidentes viales graves a los que se debe sumar el centenar de percances ocurridos durante los dos años que duró la obra. Los siniestros provocaron la muerte de más de cien personas.

Al riesgo de tránsito que significa el Paso Exprés, tendría que añadirse la catástrofe ecológica e ingenieril que representa su construcción. Si bien el socavón que costó la vida de dos personas el 12 de julio del 2017 fue el síntoma más trágico; los problemas que ocasionó la obra a vecinos de las colonias aledañas, la depredación del medio ambiente que trajo la construcción, y los profundos descuidos y corruptelas que fueron descubiertos en las investigaciones, evidencian todo un catálogo de daños al erario, al medio ambiente, a la propiedad privada y al entorno público derivados del desarrollo y operación de la obra.

La sucesión de accidentes de este miércoles, igual que cada uno de los percances anteriores, tendrían que traducirse en una revisión profunda de la vía, de las condiciones en las que opera, de los problemas que sigue generando para derivar acciones preventivas y correctivas reales que garanticen la seguridad a quienes transitan por el tramo carretero, a quienes residen en los alrededores, y a la comunidad en general. Cada uno de los percances ha sido revisado y juzgado de forma aislada, sin reconocer la falla estructural que tiene la vía y del que las autoridades federales, estatales y municipales insisten en deslindarse.

La mitigación de los daños ecológicos y sociales que ha producido la vía a miles de morelenses debiera considerarse también en esa profunda reflexión que de tan necesaria parece hacerse a un lado y sólo recuperarse en intención cada vez que ocurren escandalosos percances como los de esta mañana. La normalización que las autoridades han hecho de cada tragedia en el Paso Exprés resulta intolerable en tanto prolonga la solución y permite que siga ocurriendo un número atípico de accidentes viales y daños a la zona. Vale la pena recordar también este otro problema de Cuernavaca.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx