/ miércoles 11 de agosto de 2021

Observaciones de un ciudadano sobre la Consulta Popular

Tuve la oportunidad de haber sido observador acreditado por el INE para la Consulta Popular, la primera en la historia de México a nivel federal, y durante el proceso, ya sea antes y después del día de la consulta, observe varios aspectos de la democracia mexicana, la cultura política del mexicano, así como el papel de las instituciones políticas-electorales, y por supuesto de la oposición al régimen actual.

Como se sabe, el primero de agosto se efectuó la Consulta Popular que se popularizó con el propósito de preguntar a la ciudadanía su opinión para llevar a cabo las acciones pertinentes para “enjuiciar a los ex presidentes de México”, pero los resultados no fueron los deseados para que tuviese efectos vinculantes para ello. De acuerdo a datos del Instituto Nacional Electoral (INE), participaron 6 millones 663 mil 208 ciudadanas y ciudadanos que representan el 7.11% de la Lista Nominal de Electores, y que de acuerdo a la ley se necesitaba el 40% de dicha lista para que fuese vinculante la consulta, por lo que la participación fue pobre y lejana para lograr el objetivo, pero ¿a qué se debió?

Si bien es cierto, al INE le correspondió organizar dicha consulta, su papel fue limitado en términos presupuestales, tan es así que el material de papelería no sería empaquetado como se hizo en las votaciones del seis de junio, así como la colocación de “casillas” o mesas receptoras de las opiniones en virtud de que concentraron varias secciones electorales en un solo punto, desorientando así a los ciudadanos que fueron a emitir su opinión, pues muchos buscaban su “casilla” en su lugar tradicional. En consecuencia, se observó que muchos ciudadanos no sabían a dónde acudir para participar o iban a un punto distinto al que le correspondía su sección electoral.

Otro aspecto a considerar fue que se haya celebrado la consulta en fecha distinta al de las votaciones intermedias de junio, pues claramente la concurrencia habría sido mayor si se hubiesen juntado ambas votaciones, pero los partidos de oposición argumentaron que si fuese así sería objeto de persecución política, por lo que quedó prevista para agosto. Sin embargo, el haber aceptado que fuera de tal manera fue un error de cálculo por parte de Morena, si es que en realidad querían que tuviese obligatoriedad los resultados de la consulta, pues la concurrencia para la consulta fue baja.

Ahora bien, ciudadanos, grupos y partidos que están en oposición al actual gobierno y más a la figura de López Obrador celebraron los bajos resultados de participación ciudadana, expresando que la ciudadanía no cayó en el circo de AMLO. Hay que mencionar que antes de la consulta uno de los argumentos era “la ley no se consulta, se aplica”, sin embargo, dicho argumento que fue ensalzado por algunos abogados, era bastante limitado y cuadrado, pues no veían más allá, pues si la ley se aplicase en México como regla general no hubiesen los altos índices de corrupción e impunidad, más bien, los que están en contra de la persona de López Obrador obedece a prejuicios sociales-económicos.

Ya durante el día de la consulta, al menos en las secciones que observé se veía una afluencia considerable de participación, hubo pocos momentos en donde no había ciudadano que llegase para emitir su opinión. Pero una vez terminada la jornada, ya en la noche los resultados preliminares no arrojaban una significativa participación ciudadana, se hablaba de menos del 8% de participación, una cifra muy pobre para lo que se buscada, donde hay que señalar que uno de los aspectos estructurales de la consulta popular que significa un candado para la efectividad de dicho mecanismo es el alto porcentaje para que haya los efectos vinculantes, 40% es una cifra muy alta para una democracia joven como la mexicana.

Hay que señalar que la participación ciudadana en las entidades federativas fronterizas del norte fue la más baja en términos porcentuales en relación con su lista nominal, Morelos tuvo un índice superior al de cualquiera de ellas, por ejemplo, Baja California tuvo una participación del 5.02%, Sonora 5.32%, Chihuahua 3.11%, Coahuila 5.09%, Nuevo León, 3.47% y Tamaulipas 6.49%, mientras que Morelos tuvo una participación de 8.94%. Cosa contraria en la zona centro del país donde el Estado de México y la Ciudad de México fueron las entidades con mayor participación ciudadana, 1 millón 5 mil 74 y 806 mil 693 ciudadanos participaron respetivamente (el 8.10% y el 10.38% de sus listas nominales). Pero hay que destacar que las entidades donde hay mayor población indígena como Oaxaca, Guerrero y Chiapas la participación fue también considerable con el 10.31%, 10.85% y el 8.72% respectivamente. Veracruz y Puebla también tuvieron porcentajes en ese mismo sentido: 10.09% y 8.59%. Mientras que en la Península de Yucatán, los porcentajes fueron de 9.83% para Campeche, 6.71% para Quintana Roo y 5.94% para Yucatán; quizás si hubiese habido mesas receptoras de opiniones para los ciudadanos que estaban en plan turístico por esos lugares a pesar de la contingencia por la Covid-19, hubiese habido mayor participación.

Y bien, una vez que se dieron los resultados por parte del INE, unos festejaron por la baja participación, otros le echaron la culpa al INE (como Mario Delgado), y por otro lado hasta el presidente López Obrador (a pesar de no haber participado por andar de gira de trabajo) expresó que la consulta había sido un éxito. Lo cierto es que, este primer ejercicio de democracia semidirecta a nivel federal de manera institucional, muestra que la ciudadanía mexicana aún tiene mucho por desarrollar en cuanto a cultura política, hoy día, se le da más importancia a un domingo futbolero, para ir a la playa, o para visitar a los compadres o a la pareja, que acudir a un ejercicio democrático, y no es para que hubiesen votado a favor, podrían haber expresado su negativa a la pregunta rediseñada por la Suprema Corte de Justicia, o bien su inconformidad, pero lo importante era participar, y no se logró como hubiese sido lo ideal. De tal manera, que falta mucho por perfeccionar y desarrollar en nuestro sistema democrático, tanto a nivel institucional, legal, cultural, político y social; en el caso de Morena, con dicha consulta, muestra que debe haber un reforzamiento en su estructura, ahora de cara a la Revocación de Mandato del siguiente año.

Tuve la oportunidad de haber sido observador acreditado por el INE para la Consulta Popular, la primera en la historia de México a nivel federal, y durante el proceso, ya sea antes y después del día de la consulta, observe varios aspectos de la democracia mexicana, la cultura política del mexicano, así como el papel de las instituciones políticas-electorales, y por supuesto de la oposición al régimen actual.

Como se sabe, el primero de agosto se efectuó la Consulta Popular que se popularizó con el propósito de preguntar a la ciudadanía su opinión para llevar a cabo las acciones pertinentes para “enjuiciar a los ex presidentes de México”, pero los resultados no fueron los deseados para que tuviese efectos vinculantes para ello. De acuerdo a datos del Instituto Nacional Electoral (INE), participaron 6 millones 663 mil 208 ciudadanas y ciudadanos que representan el 7.11% de la Lista Nominal de Electores, y que de acuerdo a la ley se necesitaba el 40% de dicha lista para que fuese vinculante la consulta, por lo que la participación fue pobre y lejana para lograr el objetivo, pero ¿a qué se debió?

Si bien es cierto, al INE le correspondió organizar dicha consulta, su papel fue limitado en términos presupuestales, tan es así que el material de papelería no sería empaquetado como se hizo en las votaciones del seis de junio, así como la colocación de “casillas” o mesas receptoras de las opiniones en virtud de que concentraron varias secciones electorales en un solo punto, desorientando así a los ciudadanos que fueron a emitir su opinión, pues muchos buscaban su “casilla” en su lugar tradicional. En consecuencia, se observó que muchos ciudadanos no sabían a dónde acudir para participar o iban a un punto distinto al que le correspondía su sección electoral.

Otro aspecto a considerar fue que se haya celebrado la consulta en fecha distinta al de las votaciones intermedias de junio, pues claramente la concurrencia habría sido mayor si se hubiesen juntado ambas votaciones, pero los partidos de oposición argumentaron que si fuese así sería objeto de persecución política, por lo que quedó prevista para agosto. Sin embargo, el haber aceptado que fuera de tal manera fue un error de cálculo por parte de Morena, si es que en realidad querían que tuviese obligatoriedad los resultados de la consulta, pues la concurrencia para la consulta fue baja.

Ahora bien, ciudadanos, grupos y partidos que están en oposición al actual gobierno y más a la figura de López Obrador celebraron los bajos resultados de participación ciudadana, expresando que la ciudadanía no cayó en el circo de AMLO. Hay que mencionar que antes de la consulta uno de los argumentos era “la ley no se consulta, se aplica”, sin embargo, dicho argumento que fue ensalzado por algunos abogados, era bastante limitado y cuadrado, pues no veían más allá, pues si la ley se aplicase en México como regla general no hubiesen los altos índices de corrupción e impunidad, más bien, los que están en contra de la persona de López Obrador obedece a prejuicios sociales-económicos.

Ya durante el día de la consulta, al menos en las secciones que observé se veía una afluencia considerable de participación, hubo pocos momentos en donde no había ciudadano que llegase para emitir su opinión. Pero una vez terminada la jornada, ya en la noche los resultados preliminares no arrojaban una significativa participación ciudadana, se hablaba de menos del 8% de participación, una cifra muy pobre para lo que se buscada, donde hay que señalar que uno de los aspectos estructurales de la consulta popular que significa un candado para la efectividad de dicho mecanismo es el alto porcentaje para que haya los efectos vinculantes, 40% es una cifra muy alta para una democracia joven como la mexicana.

Hay que señalar que la participación ciudadana en las entidades federativas fronterizas del norte fue la más baja en términos porcentuales en relación con su lista nominal, Morelos tuvo un índice superior al de cualquiera de ellas, por ejemplo, Baja California tuvo una participación del 5.02%, Sonora 5.32%, Chihuahua 3.11%, Coahuila 5.09%, Nuevo León, 3.47% y Tamaulipas 6.49%, mientras que Morelos tuvo una participación de 8.94%. Cosa contraria en la zona centro del país donde el Estado de México y la Ciudad de México fueron las entidades con mayor participación ciudadana, 1 millón 5 mil 74 y 806 mil 693 ciudadanos participaron respetivamente (el 8.10% y el 10.38% de sus listas nominales). Pero hay que destacar que las entidades donde hay mayor población indígena como Oaxaca, Guerrero y Chiapas la participación fue también considerable con el 10.31%, 10.85% y el 8.72% respectivamente. Veracruz y Puebla también tuvieron porcentajes en ese mismo sentido: 10.09% y 8.59%. Mientras que en la Península de Yucatán, los porcentajes fueron de 9.83% para Campeche, 6.71% para Quintana Roo y 5.94% para Yucatán; quizás si hubiese habido mesas receptoras de opiniones para los ciudadanos que estaban en plan turístico por esos lugares a pesar de la contingencia por la Covid-19, hubiese habido mayor participación.

Y bien, una vez que se dieron los resultados por parte del INE, unos festejaron por la baja participación, otros le echaron la culpa al INE (como Mario Delgado), y por otro lado hasta el presidente López Obrador (a pesar de no haber participado por andar de gira de trabajo) expresó que la consulta había sido un éxito. Lo cierto es que, este primer ejercicio de democracia semidirecta a nivel federal de manera institucional, muestra que la ciudadanía mexicana aún tiene mucho por desarrollar en cuanto a cultura política, hoy día, se le da más importancia a un domingo futbolero, para ir a la playa, o para visitar a los compadres o a la pareja, que acudir a un ejercicio democrático, y no es para que hubiesen votado a favor, podrían haber expresado su negativa a la pregunta rediseñada por la Suprema Corte de Justicia, o bien su inconformidad, pero lo importante era participar, y no se logró como hubiese sido lo ideal. De tal manera, que falta mucho por perfeccionar y desarrollar en nuestro sistema democrático, tanto a nivel institucional, legal, cultural, político y social; en el caso de Morena, con dicha consulta, muestra que debe haber un reforzamiento en su estructura, ahora de cara a la Revocación de Mandato del siguiente año.