/ jueves 2 de marzo de 2023

Morena no gana con cualquiera

A poco más de un año de la elección en que Morelos renovará la gubernatura, Congreso y alcaldías, las encuestas muestran una marcada tendencia de los probables votantes a favor de una eventual alianza encabezada por Morena; lo que podría llevar a los militantes y simpatizantes del partido a considerar, erróneamente, que sin importar el candidato que postularan para el gobierno del estado, obtendrían el triunfo, además de una forma relativamente cómoda. Esa no muy bien fundada fe explicaría, por cierto, la necedad de los grupos que pelean por la dirigencia de impulsar a cuadros con muy poco trabajo político para ser considerados en el proceso de selección de candidatos que el partido iniciaría pasadas las elecciones de este año en Coahuila y el Estado de México.

El listado de aspirantes a la candidatura del gobierno de Morelos por Morena, lejos de depurarse a estas alturas, se ha ido ampliando en los últimos meses: en orden de preferencias, de acuerdo con C&E, Lucía Meza, Juan Ángel Flores, Rabindranath Salazar, Victor Mercado, Margarita González, Sandra Anaya y Rafael Reyes, dividen a los simpatizantes de Morena que, según el reporte de la encuestadora, tendrían a la senadora por Morelos con 28% de las simpatías, luego Juan Ángel con 15% y Rabindranath con 14%. La intención de voto a la gubernatura por Morena, según la misma encuesta es de 43%.

Lo que el estudio no prevé, porque no es motivo del mismo, es el efecto de ruptura que tendría la propia designación de la candidatura en las simpatías por el partido. Imágenes del gobernador, Cuauhtémoc Blanco y los suyos apoyando a un candidato que no pertenezca a su grupo, sobre todo si se trata de Lucía Meza o Rabindranath Salazar, son difíciles de concebir aún con las fotos recientemente publicadas de ambos con el operador de confianza del gobernador, Ulises Bravo. Mucho más lo es imaginar a Meza, González, Salazar, Flores, o Reyes apoyando en algún mitin a Víctor Mercado o Sandra Anaya, los aspirantes “del gobernador”. El menor daño para Morena, si se calcula la ruptura obvia, sería con la postulación de Lucía Meza o Margarita González, en ese orden; pero incluso con ellas el triunfo de la alianza que encabezaran dejaría de ser lo seguro que ahora parece.

En la otra alianza, Va por Morelos, es el nombre propuesto, la figura del alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui aparece como la única posible candidatura, esto lleva a que las fluctuaciones en la simpatía popular derivadas del ejercicio del poder en las condiciones que Urióstegui enfrenta en la alcaldía, se vean reflejadas directamente en la intención de voto. Si las elecciones fueran hoy, Urióstegui perdería, pero esa condición no parece duradera. De hecho, pese a todo lo que ha ocurrido en Cuernavaca las últimas semanas, el respaldo para el alcalde parece no menguar de forma estrepitosa y ello lo mantiene en la contienda. Pero la alianza también podría decidirse por una figura alterna que sea electoralmente más redituable y aparentemente se mantendría en la competencia.

Otro componente en la balanza son Movimiento Ciudadano y los partidos minoritarios, Nueva Alianza, Alternativa Social, Morelos Progresa, Encuentro Social y Redes Sociales Progresistas, que entre sí podrían repartirse alrededor del 15% de la votación válida. RSP seguramente buscaría coaligarse con Morena para no desaparecer; Nueva Alianza y Morelos Progresa hoy parecen más cercanos a aliarse con Va por Morelos que a la izquierda; Encuentro Social seguramente no se acercará más a Morena si la domina el grupo de Cuauhtémoc Blanco; y Movimiento Ciudadano parece dispuesto a arriesgarse en solitario aunque, en una elección que podría considerarse casi plebiscitaria, esa posición pudiera hacerlo sucumbir. En una coalición amplia de partidos de oposición, aún sin Movimiento Ciudadano, Morena y sus aliados estarían prácticamente perdidos.

La lección es simple, a diferencia de lo que ocurrió en el 18, en que los fenómenos de popularidad de López Obrador y Cuauhtémoc Blanco se cruzaron en Morelos para lograr que casi cualquiera abanderado por su alianza ganara las elecciones, en el 2024 las condiciones serán diferentes. No se percibe un candidato con el arrastre que tuvieron entonces ninguno de los dos. El desgaste de la figura del gobernador es mucho mayor a la del presidente, hoy difícilmente cualquiera de ambos generaría el arrastre suficiente para que gane un mal candidato, y a lo mejor hasta contribuirían a las derrotas de algunos candidatos. La oposición no está muerta (aunque lo parezca) y el germen de la misma en la sociedad civil crece.

No cualquier candidato de Morena ganará las elecciones en el 2024.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


A poco más de un año de la elección en que Morelos renovará la gubernatura, Congreso y alcaldías, las encuestas muestran una marcada tendencia de los probables votantes a favor de una eventual alianza encabezada por Morena; lo que podría llevar a los militantes y simpatizantes del partido a considerar, erróneamente, que sin importar el candidato que postularan para el gobierno del estado, obtendrían el triunfo, además de una forma relativamente cómoda. Esa no muy bien fundada fe explicaría, por cierto, la necedad de los grupos que pelean por la dirigencia de impulsar a cuadros con muy poco trabajo político para ser considerados en el proceso de selección de candidatos que el partido iniciaría pasadas las elecciones de este año en Coahuila y el Estado de México.

El listado de aspirantes a la candidatura del gobierno de Morelos por Morena, lejos de depurarse a estas alturas, se ha ido ampliando en los últimos meses: en orden de preferencias, de acuerdo con C&E, Lucía Meza, Juan Ángel Flores, Rabindranath Salazar, Victor Mercado, Margarita González, Sandra Anaya y Rafael Reyes, dividen a los simpatizantes de Morena que, según el reporte de la encuestadora, tendrían a la senadora por Morelos con 28% de las simpatías, luego Juan Ángel con 15% y Rabindranath con 14%. La intención de voto a la gubernatura por Morena, según la misma encuesta es de 43%.

Lo que el estudio no prevé, porque no es motivo del mismo, es el efecto de ruptura que tendría la propia designación de la candidatura en las simpatías por el partido. Imágenes del gobernador, Cuauhtémoc Blanco y los suyos apoyando a un candidato que no pertenezca a su grupo, sobre todo si se trata de Lucía Meza o Rabindranath Salazar, son difíciles de concebir aún con las fotos recientemente publicadas de ambos con el operador de confianza del gobernador, Ulises Bravo. Mucho más lo es imaginar a Meza, González, Salazar, Flores, o Reyes apoyando en algún mitin a Víctor Mercado o Sandra Anaya, los aspirantes “del gobernador”. El menor daño para Morena, si se calcula la ruptura obvia, sería con la postulación de Lucía Meza o Margarita González, en ese orden; pero incluso con ellas el triunfo de la alianza que encabezaran dejaría de ser lo seguro que ahora parece.

En la otra alianza, Va por Morelos, es el nombre propuesto, la figura del alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui aparece como la única posible candidatura, esto lleva a que las fluctuaciones en la simpatía popular derivadas del ejercicio del poder en las condiciones que Urióstegui enfrenta en la alcaldía, se vean reflejadas directamente en la intención de voto. Si las elecciones fueran hoy, Urióstegui perdería, pero esa condición no parece duradera. De hecho, pese a todo lo que ha ocurrido en Cuernavaca las últimas semanas, el respaldo para el alcalde parece no menguar de forma estrepitosa y ello lo mantiene en la contienda. Pero la alianza también podría decidirse por una figura alterna que sea electoralmente más redituable y aparentemente se mantendría en la competencia.

Otro componente en la balanza son Movimiento Ciudadano y los partidos minoritarios, Nueva Alianza, Alternativa Social, Morelos Progresa, Encuentro Social y Redes Sociales Progresistas, que entre sí podrían repartirse alrededor del 15% de la votación válida. RSP seguramente buscaría coaligarse con Morena para no desaparecer; Nueva Alianza y Morelos Progresa hoy parecen más cercanos a aliarse con Va por Morelos que a la izquierda; Encuentro Social seguramente no se acercará más a Morena si la domina el grupo de Cuauhtémoc Blanco; y Movimiento Ciudadano parece dispuesto a arriesgarse en solitario aunque, en una elección que podría considerarse casi plebiscitaria, esa posición pudiera hacerlo sucumbir. En una coalición amplia de partidos de oposición, aún sin Movimiento Ciudadano, Morena y sus aliados estarían prácticamente perdidos.

La lección es simple, a diferencia de lo que ocurrió en el 18, en que los fenómenos de popularidad de López Obrador y Cuauhtémoc Blanco se cruzaron en Morelos para lograr que casi cualquiera abanderado por su alianza ganara las elecciones, en el 2024 las condiciones serán diferentes. No se percibe un candidato con el arrastre que tuvieron entonces ninguno de los dos. El desgaste de la figura del gobernador es mucho mayor a la del presidente, hoy difícilmente cualquiera de ambos generaría el arrastre suficiente para que gane un mal candidato, y a lo mejor hasta contribuirían a las derrotas de algunos candidatos. La oposición no está muerta (aunque lo parezca) y el germen de la misma en la sociedad civil crece.

No cualquier candidato de Morena ganará las elecciones en el 2024.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx