/ lunes 16 de enero de 2023

Nuevas Reglas | El ombudsperson no será felicitado

Seguro no habrá una felicitación del gobierno estatal, para el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos, Raúl Israel Hernández Cruz, por haber sido electo de la Federación Mexicana de Organismos Públicos en la materia, una agrupación que busca fortalecer las acciones de las constantemente vilipendiadas comisiones en todo el país. No es extraño, la distancia que siempre ha existido entre las instituciones encargadas de ejercer el poder, y los órganos que funcionan como contrapesos de ese ejercicio nunca han sido buenas, aunque antes en Morelos se matizaban con una diplomacia extraordinaria que hoy no aparece por ningún lado. El enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Comisión es innegable y tan permanente que ha perdido aquella espectacularidad protagonista de espacios larguísimos en medios de comunicación.

Claro que es un enfrentamiento político en su sentido más estricto: la labor del gobierno debe procurar el respeto a las garantías individuales y los derechos humanos en su forma más extensa, y en ese sentido, cualquier señalamiento que se haga a la omisión, el descuido, o las acciones violatorias de los derechos fundamentales, adquieren una relevancia política. No es partidista ni faccioso, las intervenciones de la Comisión de los Derechos Humanos de Morelos no parecen tener distingos de grupos políticos: entre 2019 y 2022, hay más recomendaciones para oficinas del gobierno estatal en tanto es el poder que opera sobre toda la población del estado, pero igual las ha habido para el Ayuntamiento de Cuernavaca, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, las fiscalías, alcaldes de Jonacatepec, Tlaquiltenango, Cuernavaca, Yautepec, Cuautla, Tepalcingo, Temixco, Tepoztlán, Tlaltizapán, Zacatepec, Ayala, Jojutla, Jiutepec, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, el Congreso del estado, el Colegio de Morelos.

De hecho, la suma de todas las recomendaciones evidencia que las violaciones a los derechos humanos son tristemente comunes en Morelos y las cometen la mayoría de las instituciones públicas. El capítulo más amplio es la seguridad pública y readaptación social, en que el déficit del estado constituye una deuda enorme con toda la población. Los cuerpos de seguridad carecen o no respetan protocolos, las cárceles están repletas y sus responsables oficiales no las gobiernan en todos sus aspectos, las autoridades responsables de procurar justicia prejuzgan y revictimizan, entre otras fallas evidenciadas por las recomendaciones.

La salud es el segundo capítulo relevante por las afectaciones que produce a la población, La infraestructura hospitalaria deficiente, los larguísimos tiempos de espera para la atención, el descuido de personal administrativo, de trabajo social y algunos médicos, de los derechos de los pacientes y sus familiares, también son una constante que se ha agravado durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, por lo que ha sido reiteradamente señalado por los usuarios. Esas condiciones también le han valido recomendaciones de la Comisión.

Otras recomendaciones relevantes han sido para el sistema DIF por las condiciones de los albergues, para el gobierno estatal por las omisiones en el cuidado de adultos mayores y del derecho de las mujeres a vivir libres de violencia; para el Instituto de la Educación Básica por no garantizar a estudiantes el acceso a comunidades educativas libres de violencia; en fin, la lista de recomendaciones incluye hasta las omisiones de sistemas de agua potable en dotar del servicio a los usuarios.

Raúl Israel Hernández Cruz ya preside la federación de ombudspersons del país. Ojalá eso fuera relevante para los derechos humanos en Morelos. Difícilmente ocurrirá. Los organismos especializados sólo pueden hacer recomendaciones, educar a los funcionarios a través del diálogo, la observación y el señalamiento de conductas violatorias de las garantías, y esperar que los funcionarios mejoren y aprendan.

Por cierto, en un Morelos ideal, Hernández Cruz no tendría que ser una figura política tan relevante. La Comisión de Derechos Humanos no debería emitir tantas recomendaciones, eso significaría que el estado de las garantías individuales en Morelos es el deseable.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Seguro no habrá una felicitación del gobierno estatal, para el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos, Raúl Israel Hernández Cruz, por haber sido electo de la Federación Mexicana de Organismos Públicos en la materia, una agrupación que busca fortalecer las acciones de las constantemente vilipendiadas comisiones en todo el país. No es extraño, la distancia que siempre ha existido entre las instituciones encargadas de ejercer el poder, y los órganos que funcionan como contrapesos de ese ejercicio nunca han sido buenas, aunque antes en Morelos se matizaban con una diplomacia extraordinaria que hoy no aparece por ningún lado. El enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Comisión es innegable y tan permanente que ha perdido aquella espectacularidad protagonista de espacios larguísimos en medios de comunicación.

Claro que es un enfrentamiento político en su sentido más estricto: la labor del gobierno debe procurar el respeto a las garantías individuales y los derechos humanos en su forma más extensa, y en ese sentido, cualquier señalamiento que se haga a la omisión, el descuido, o las acciones violatorias de los derechos fundamentales, adquieren una relevancia política. No es partidista ni faccioso, las intervenciones de la Comisión de los Derechos Humanos de Morelos no parecen tener distingos de grupos políticos: entre 2019 y 2022, hay más recomendaciones para oficinas del gobierno estatal en tanto es el poder que opera sobre toda la población del estado, pero igual las ha habido para el Ayuntamiento de Cuernavaca, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, las fiscalías, alcaldes de Jonacatepec, Tlaquiltenango, Cuernavaca, Yautepec, Cuautla, Tepalcingo, Temixco, Tepoztlán, Tlaltizapán, Zacatepec, Ayala, Jojutla, Jiutepec, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, el Congreso del estado, el Colegio de Morelos.

De hecho, la suma de todas las recomendaciones evidencia que las violaciones a los derechos humanos son tristemente comunes en Morelos y las cometen la mayoría de las instituciones públicas. El capítulo más amplio es la seguridad pública y readaptación social, en que el déficit del estado constituye una deuda enorme con toda la población. Los cuerpos de seguridad carecen o no respetan protocolos, las cárceles están repletas y sus responsables oficiales no las gobiernan en todos sus aspectos, las autoridades responsables de procurar justicia prejuzgan y revictimizan, entre otras fallas evidenciadas por las recomendaciones.

La salud es el segundo capítulo relevante por las afectaciones que produce a la población, La infraestructura hospitalaria deficiente, los larguísimos tiempos de espera para la atención, el descuido de personal administrativo, de trabajo social y algunos médicos, de los derechos de los pacientes y sus familiares, también son una constante que se ha agravado durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, por lo que ha sido reiteradamente señalado por los usuarios. Esas condiciones también le han valido recomendaciones de la Comisión.

Otras recomendaciones relevantes han sido para el sistema DIF por las condiciones de los albergues, para el gobierno estatal por las omisiones en el cuidado de adultos mayores y del derecho de las mujeres a vivir libres de violencia; para el Instituto de la Educación Básica por no garantizar a estudiantes el acceso a comunidades educativas libres de violencia; en fin, la lista de recomendaciones incluye hasta las omisiones de sistemas de agua potable en dotar del servicio a los usuarios.

Raúl Israel Hernández Cruz ya preside la federación de ombudspersons del país. Ojalá eso fuera relevante para los derechos humanos en Morelos. Difícilmente ocurrirá. Los organismos especializados sólo pueden hacer recomendaciones, educar a los funcionarios a través del diálogo, la observación y el señalamiento de conductas violatorias de las garantías, y esperar que los funcionarios mejoren y aprendan.

Por cierto, en un Morelos ideal, Hernández Cruz no tendría que ser una figura política tan relevante. La Comisión de Derechos Humanos no debería emitir tantas recomendaciones, eso significaría que el estado de las garantías individuales en Morelos es el deseable.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx