/ domingo 17 de junio de 2018

Nuestro cerebro durante las campañas

Nuestro cerebro es un órgano formado por células al igual que el resto de nuestro organismo, pero por un tipo muy especial de células llamadas neuronas. Las neuronas, a diferencia de las células del resto del organismo que podríamos describir como pequeños bultos, son más parecidas a estrellas de múltiples picos. Cada uno de estos picos se llama axón y al conectarse con el axón de otra neurona dan lugar a la sinapsis.

Cada neurona tiene un número diferente pero abundante de axones, eso significa que puede establecer múltiples sinapsis con sus neuronas vecinas. Cada vez que nosotros tenemos actividad cerebral, ya sea porque respondemos a un estímulo como el frío, queremos hacer un movimiento o simplemente porque pensamos algo, las neuronas utilizan las sinapsis para transmitir una corriente eléctrica que recorre todo el cuerpo. Como resultado, tenemos un escalofrío, levantamos un brazo o sonreímos, si es que el pensamiento que tuvimos es agradable.

Las neuronas responden también a lo que escuchamos, a lo que vemos y a lo que aprendemos. Si los estímulos que recibimos son abundantes y diversos, las neuronas responden con múltiples sinapsis de corto plazo. Si los estímulos que recibimos son pocos y repetitivos, las neuronas establecen menos sinapsis y éstas se van volviendo rígidas.

Durante las campañas estamos expuestos a numerosos estímulos y así como podemos decidir escucharlos todos permitiendo que nuestro cerebro reciba y responda a la diversidad también podemos decidir limitarnos a recibir solamente algunos reduciendo la actividad de nuestro cerebro. Si estos estímulos, además de ser pocos resultan ser mensajes sencillos, cortos y repetitivos, entonces nuestro cerebro se limita todavía más generando menos sinapsis que se van fortaleciendo cada vez que escuchamos el mensaje, rigidizándose y reduciendo la posibilidad de responder a otros mensajes.

Si el tiempo es corto el cerebro tendría posibilidad de reaccionar y recuperar su plasticidad, sin embargo, si el estímulo es recibido durante mayor tiempo, digamos meses o años, la rígida arquitectura neuronal que genera se vuelve prácticamente irreversible. Esta rigidez impide que respondamos a estímulos diferentes, es decir, que generemos nuevas sinapsis volviéndonos inflexibles. Esta situación es completamente fisiológica y no depende de la edad, del género o de la inteligencia de la persona y nadie está exento, ni yo misma.

Conocer cómo nuestro cerebro se adapta y responde a los mensajes externos ya sean políticos pero también ideológicos o religiosos ayuda a entender cómo nuestro organismo participa en la construcción de nuestro sistema de creencias y también cómo podemos, con gimnasia mental, revitalizarlo y darle mayor plasticidad.

Tal como el cuerpo de una persona que abandonó el ejercicio, recuperar la plasticidad neuronal requiere voluntad y disciplina pero los resultados son igualmente benéficos para nuestra salud física y mental. En lo social, este cambio mejoraría nuestra convivencia al permitirnos no solamente escuchar ideas diferentes a nuestras creencias sino también al darnos la oportunidad de ejercer nuestro derecho a cambiar de opinión.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Nuestro cerebro es un órgano formado por células al igual que el resto de nuestro organismo, pero por un tipo muy especial de células llamadas neuronas. Las neuronas, a diferencia de las células del resto del organismo que podríamos describir como pequeños bultos, son más parecidas a estrellas de múltiples picos. Cada uno de estos picos se llama axón y al conectarse con el axón de otra neurona dan lugar a la sinapsis.

Cada neurona tiene un número diferente pero abundante de axones, eso significa que puede establecer múltiples sinapsis con sus neuronas vecinas. Cada vez que nosotros tenemos actividad cerebral, ya sea porque respondemos a un estímulo como el frío, queremos hacer un movimiento o simplemente porque pensamos algo, las neuronas utilizan las sinapsis para transmitir una corriente eléctrica que recorre todo el cuerpo. Como resultado, tenemos un escalofrío, levantamos un brazo o sonreímos, si es que el pensamiento que tuvimos es agradable.

Las neuronas responden también a lo que escuchamos, a lo que vemos y a lo que aprendemos. Si los estímulos que recibimos son abundantes y diversos, las neuronas responden con múltiples sinapsis de corto plazo. Si los estímulos que recibimos son pocos y repetitivos, las neuronas establecen menos sinapsis y éstas se van volviendo rígidas.

Durante las campañas estamos expuestos a numerosos estímulos y así como podemos decidir escucharlos todos permitiendo que nuestro cerebro reciba y responda a la diversidad también podemos decidir limitarnos a recibir solamente algunos reduciendo la actividad de nuestro cerebro. Si estos estímulos, además de ser pocos resultan ser mensajes sencillos, cortos y repetitivos, entonces nuestro cerebro se limita todavía más generando menos sinapsis que se van fortaleciendo cada vez que escuchamos el mensaje, rigidizándose y reduciendo la posibilidad de responder a otros mensajes.

Si el tiempo es corto el cerebro tendría posibilidad de reaccionar y recuperar su plasticidad, sin embargo, si el estímulo es recibido durante mayor tiempo, digamos meses o años, la rígida arquitectura neuronal que genera se vuelve prácticamente irreversible. Esta rigidez impide que respondamos a estímulos diferentes, es decir, que generemos nuevas sinapsis volviéndonos inflexibles. Esta situación es completamente fisiológica y no depende de la edad, del género o de la inteligencia de la persona y nadie está exento, ni yo misma.

Conocer cómo nuestro cerebro se adapta y responde a los mensajes externos ya sean políticos pero también ideológicos o religiosos ayuda a entender cómo nuestro organismo participa en la construcción de nuestro sistema de creencias y también cómo podemos, con gimnasia mental, revitalizarlo y darle mayor plasticidad.

Tal como el cuerpo de una persona que abandonó el ejercicio, recuperar la plasticidad neuronal requiere voluntad y disciplina pero los resultados son igualmente benéficos para nuestra salud física y mental. En lo social, este cambio mejoraría nuestra convivencia al permitirnos no solamente escuchar ideas diferentes a nuestras creencias sino también al darnos la oportunidad de ejercer nuestro derecho a cambiar de opinión.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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