/ domingo 3 de junio de 2018

Nuestra microbiota amiga

Uno de los problemas de salud más frecuentes asociados a las ondas de calor como las que hemos sentido en estos últimos días son las enfermedades gastrointestinales. Generadas por la ingesta de alimentos contaminados, el calor incrementa la posibilidad que materia fecal o en descomposición deshidratada sea movilizada por el viento hasta nuestro plato.

El mayor riesgo lo tendrán, como siempre, las personas que consuman alimentos en la vía pública. Tacos, tortas, frutas o verduras que son preparadas sin higiene o con ingredientes contaminados pero en estos días también hay que cuidar el consumo en casa mediante el lavado de frutas y la desinfección de las verduras que se consumen crudas.

Durante la historia de la humanidad y hasta hace apenas 60 años, las infecciones fueron la principal causa de muerte para las personas. Actualmente contamos con un arsenal muy importante de antibióticos que permiten, de ser administrados oportunamente, controlar este tipo de enfermedades.

Sin embargo, es muy importante entender que no basta con no enfermarse para gozar de salud gastrointestinal. Nuestro intestino es un verdadero ecosistema llamado microbiota intestinal. En ella cohabitan nuestras células junto con cien mil millones de bacterias de al menos mil especies diferentes llegando a aportar hasta dos kilogramos a nuestro peso.

Nuestra microbiota puede ser nuestra mejor amiga o nuestra peor enemiga. Todo depende de nosotros y de lo que comemos. Si nuestra alimentación es alta en azúcares, en grasas animales y en alimentos procesados, estarnos promoviendo la asociación de bacterias especialistas en alimentarse de estos compuestos. Estas bacterias, que no provienen de la dieta natural de los humanos sido producto de nuestro desarrollo tecnológico, se vuelven nuestras tiranas.

La presencia de las bacterias como parte integral de nuestro organismo significa que también podemos comunicarnos con ellas. La comunicación se lleva a cabo mediante mensajes químicos. Si nuestra microbiota está especializada en alimentos procesados con altos niveles de grasas y de azúcares y de repente se los limitamos, como por ejemplo porque comenzamos una dieta, las bacterias se van a percatar de la falta y comenzarán a mandar mensajes químicos exigiéndolos con molestias y mal humor.

Es por eso que a las personas con malos hábitos alimenticios les cuesta tanto trabajo seguir las dietas. Sabemos que para muchas personas es difícil o caro alimentarse correctamente, pero es fundamental. No solamente está en juego su salud gastrointestinal sino su salud corporal pues una microbiota dañina puede promover la aparición de otros padecimientos como alergias, obesidad y diabetes. Estas enfermedades son de por vida y de muy difícil pronóstico.

Con el consumo de frutas y verduras, harinas integrales y muy pocas azúcares, grasas y alimentos procesados ayudaríamos a nuestro intestino a alcanzar su equilibrio con una microbiota saludable y, con los años, tendremos mejor calidad de vida. Hagamos un pacto con nuestra microbiota hoy, el resto de su cuerpo se los agradecerá.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog: http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Uno de los problemas de salud más frecuentes asociados a las ondas de calor como las que hemos sentido en estos últimos días son las enfermedades gastrointestinales. Generadas por la ingesta de alimentos contaminados, el calor incrementa la posibilidad que materia fecal o en descomposición deshidratada sea movilizada por el viento hasta nuestro plato.

El mayor riesgo lo tendrán, como siempre, las personas que consuman alimentos en la vía pública. Tacos, tortas, frutas o verduras que son preparadas sin higiene o con ingredientes contaminados pero en estos días también hay que cuidar el consumo en casa mediante el lavado de frutas y la desinfección de las verduras que se consumen crudas.

Durante la historia de la humanidad y hasta hace apenas 60 años, las infecciones fueron la principal causa de muerte para las personas. Actualmente contamos con un arsenal muy importante de antibióticos que permiten, de ser administrados oportunamente, controlar este tipo de enfermedades.

Sin embargo, es muy importante entender que no basta con no enfermarse para gozar de salud gastrointestinal. Nuestro intestino es un verdadero ecosistema llamado microbiota intestinal. En ella cohabitan nuestras células junto con cien mil millones de bacterias de al menos mil especies diferentes llegando a aportar hasta dos kilogramos a nuestro peso.

Nuestra microbiota puede ser nuestra mejor amiga o nuestra peor enemiga. Todo depende de nosotros y de lo que comemos. Si nuestra alimentación es alta en azúcares, en grasas animales y en alimentos procesados, estarnos promoviendo la asociación de bacterias especialistas en alimentarse de estos compuestos. Estas bacterias, que no provienen de la dieta natural de los humanos sido producto de nuestro desarrollo tecnológico, se vuelven nuestras tiranas.

La presencia de las bacterias como parte integral de nuestro organismo significa que también podemos comunicarnos con ellas. La comunicación se lleva a cabo mediante mensajes químicos. Si nuestra microbiota está especializada en alimentos procesados con altos niveles de grasas y de azúcares y de repente se los limitamos, como por ejemplo porque comenzamos una dieta, las bacterias se van a percatar de la falta y comenzarán a mandar mensajes químicos exigiéndolos con molestias y mal humor.

Es por eso que a las personas con malos hábitos alimenticios les cuesta tanto trabajo seguir las dietas. Sabemos que para muchas personas es difícil o caro alimentarse correctamente, pero es fundamental. No solamente está en juego su salud gastrointestinal sino su salud corporal pues una microbiota dañina puede promover la aparición de otros padecimientos como alergias, obesidad y diabetes. Estas enfermedades son de por vida y de muy difícil pronóstico.

Con el consumo de frutas y verduras, harinas integrales y muy pocas azúcares, grasas y alimentos procesados ayudaríamos a nuestro intestino a alcanzar su equilibrio con una microbiota saludable y, con los años, tendremos mejor calidad de vida. Hagamos un pacto con nuestra microbiota hoy, el resto de su cuerpo se los agradecerá.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog: http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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