/ lunes 25 de abril de 2022

No es lamentable, es indignante

El feminicidio es el homicidio intencional de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia y es una de las violaciones de los derechos humanos más graves, extendida, arraigada y tolerada en el mundo.

El término lo utilizó por primera vez Diana Russell en 1976 y expresa el extremo de una cultura de terror antifemenino que incluye expresiones de violencia como violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extrafamiliar, golpizas físicas y otros abusos emocionales.

En México, el feminicidio es un delito tipificado desde el 14 de julio de 2012 y el Código Penal Federal lo contempla en su artículo 325, capítulo V, entre los delitos contra la vida y la integridad corporal.

Desde entonces, se han reportado 12,007 casos en nuestro país hasta llegar a su máximo histórico en 2021 con 966 casos. Es decir, cada dos días cinco mujeres mexicanas son asesinadas con crueldad extrema, solo por el hecho de ser mujeres.

La organización Mexicanos contra la corrupción y la impunidad expresa que el número puede ser significativamente mayor ya que solamente 1 de cada 5 homicidios de mujeres es clasificado como feminicidio, siendo las entidades más peligrosas para las mujeres el Estado de México, Jalisco, Veracruz, la Ciudad de México y Nuevo León. En Morelos, las estadísticas acumulan 34 feminicidios en lo que va de este año.

Existen muchas razones para esto. Una de ellas es la baja efectividad de las investigaciones que impide la identificación y captura de sospechosos. En medio de esta crisis humanitaria, la Cámara de Diputados aprobó en 2020 un presupuesto de 126 millones de pesos a la Fiscalía General de la República para atender los delitos cometidos en contra de las mujeres, pero en la práctica solo recibió 33 millones de pesos, es decir, tuvo un recorte de 73%.

Mientras las autoridades hacen su trabajo, nos toca a nosotras cambiar su discurso discriminatorio el cual se replica en la prensa. Las mujeres no desaparecemos, nos desaparecen. Las mujeres no aparecemos muertas, nos asesinan. Las mujeres no nos exponemos, ejercemos nuestra libertad de tránsito. Las mujeres no somos responsables de nuestra seguridad, son los hombres, los agresores, los violentos, los asesinos, los responsables de no agredirnos.

Y por supuesto, un feminicidio nunca es lamentable, es indignante, pero hasta que la prensa y las autoridades mexicanas compartan esa indignación no habrá solución real para millones de víctimas potenciales. Por ahora, envío mi solidaridad a las miles de familias que han perdido a sus hijas.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten

http://reivindicandoapluton.blogspot.mx o https://www.facebook.com/BValderramaB/

El feminicidio es el homicidio intencional de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia y es una de las violaciones de los derechos humanos más graves, extendida, arraigada y tolerada en el mundo.

El término lo utilizó por primera vez Diana Russell en 1976 y expresa el extremo de una cultura de terror antifemenino que incluye expresiones de violencia como violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extrafamiliar, golpizas físicas y otros abusos emocionales.

En México, el feminicidio es un delito tipificado desde el 14 de julio de 2012 y el Código Penal Federal lo contempla en su artículo 325, capítulo V, entre los delitos contra la vida y la integridad corporal.

Desde entonces, se han reportado 12,007 casos en nuestro país hasta llegar a su máximo histórico en 2021 con 966 casos. Es decir, cada dos días cinco mujeres mexicanas son asesinadas con crueldad extrema, solo por el hecho de ser mujeres.

La organización Mexicanos contra la corrupción y la impunidad expresa que el número puede ser significativamente mayor ya que solamente 1 de cada 5 homicidios de mujeres es clasificado como feminicidio, siendo las entidades más peligrosas para las mujeres el Estado de México, Jalisco, Veracruz, la Ciudad de México y Nuevo León. En Morelos, las estadísticas acumulan 34 feminicidios en lo que va de este año.

Existen muchas razones para esto. Una de ellas es la baja efectividad de las investigaciones que impide la identificación y captura de sospechosos. En medio de esta crisis humanitaria, la Cámara de Diputados aprobó en 2020 un presupuesto de 126 millones de pesos a la Fiscalía General de la República para atender los delitos cometidos en contra de las mujeres, pero en la práctica solo recibió 33 millones de pesos, es decir, tuvo un recorte de 73%.

Mientras las autoridades hacen su trabajo, nos toca a nosotras cambiar su discurso discriminatorio el cual se replica en la prensa. Las mujeres no desaparecemos, nos desaparecen. Las mujeres no aparecemos muertas, nos asesinan. Las mujeres no nos exponemos, ejercemos nuestra libertad de tránsito. Las mujeres no somos responsables de nuestra seguridad, son los hombres, los agresores, los violentos, los asesinos, los responsables de no agredirnos.

Y por supuesto, un feminicidio nunca es lamentable, es indignante, pero hasta que la prensa y las autoridades mexicanas compartan esa indignación no habrá solución real para millones de víctimas potenciales. Por ahora, envío mi solidaridad a las miles de familias que han perdido a sus hijas.

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