/ lunes 24 de enero de 2022

Morelos, seguridad conmocionada

En medio de la conmoción por el asesinato de un niño de 6 años en Tlaquiltenango, dos indicadores revelan la urgente necesidad de trabajar por la seguridad y recomposición del tejido social en Morelos: la incidencia en delitos de alto impacto incrementó y la percepción de inseguridad empeoró.

El reporte DISÍ 2021, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México con datos de su Línea de Seguridad, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en un cruce con encuestas del INEGI indica que mientras los índices y la inseguridad disminuyen a nivel nacional, en la entidad ocurre lo contrario.

El homicidio doloso es uno de los delitos que permite establecer con certidumbre lo que ocurre en una entidad, porque ayuda a medir la violencia en la zona y, además, prácticamente carece de cifra negra, es decir, no hay asesinato que deje de integrarse en una carpeta de investigación.

El análisis del Consejo Ciudadano indica una disminución de homicidios dolosos en un 4% a nivel nacional, en tanto que, en Morelos, hubo un incremento del 14%, al pasar de 911 en el 2019 a mil 035 el año pasado.

Las cifras colocan al estado como uno de los seis, de todo el país, que en ese mismo periodo mencionado registró incremento, con 9% más en delitos de alto impacto. Una tendencia al alza presentada en los últimos tres años.

Los hechos delictivos, en su perpetración y difusión, en primera o tercera persona, definen la percepción de inseguridad dentro de una comunidad. Los morelenses no se abstraen a los sucesos de su entorno. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, realizada por el INEGI, indica que en diciembre del 2021 un 65.8% —2 de cada 3— se siente inseguro en la entidad. Esa percepción negativa aumenta en Cuernavaca, hasta el 85.6% de la población.

Las estadísticas se manifiestan en descontento de la ciudadanía, que ante hechos violentos en sus comunidades hacen público su temor y exigencia de solución. En el caso del niño Ricardo —encontrado muerto hace una semana en un camino de terracería, con golpes en el cuerpo—, durante el sepelio, familiares y amigos exigieron a las autoridades que el crimen no quede impune.

La seguridad de los morelenses es uno de los pendientes del Gobernador Cuauhtémoc Blanco, pero no sólo de él. Hacer justicia implica investigaciones profundas y apegadas a derecho, una labor de la Fiscalía de Justicia a cargo de Uriel Carmona.

El trabajo coordinado interinstitucional, alejado de diferencias ideológicas o partidistas y que ponga en el centro de atención a la ciudadanía, debe ser la base en la construcción de entornos seguros que ayuden a retomar el camino de la confianza.


@guerrerochipres


En medio de la conmoción por el asesinato de un niño de 6 años en Tlaquiltenango, dos indicadores revelan la urgente necesidad de trabajar por la seguridad y recomposición del tejido social en Morelos: la incidencia en delitos de alto impacto incrementó y la percepción de inseguridad empeoró.

El reporte DISÍ 2021, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México con datos de su Línea de Seguridad, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en un cruce con encuestas del INEGI indica que mientras los índices y la inseguridad disminuyen a nivel nacional, en la entidad ocurre lo contrario.

El homicidio doloso es uno de los delitos que permite establecer con certidumbre lo que ocurre en una entidad, porque ayuda a medir la violencia en la zona y, además, prácticamente carece de cifra negra, es decir, no hay asesinato que deje de integrarse en una carpeta de investigación.

El análisis del Consejo Ciudadano indica una disminución de homicidios dolosos en un 4% a nivel nacional, en tanto que, en Morelos, hubo un incremento del 14%, al pasar de 911 en el 2019 a mil 035 el año pasado.

Las cifras colocan al estado como uno de los seis, de todo el país, que en ese mismo periodo mencionado registró incremento, con 9% más en delitos de alto impacto. Una tendencia al alza presentada en los últimos tres años.

Los hechos delictivos, en su perpetración y difusión, en primera o tercera persona, definen la percepción de inseguridad dentro de una comunidad. Los morelenses no se abstraen a los sucesos de su entorno. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, realizada por el INEGI, indica que en diciembre del 2021 un 65.8% —2 de cada 3— se siente inseguro en la entidad. Esa percepción negativa aumenta en Cuernavaca, hasta el 85.6% de la población.

Las estadísticas se manifiestan en descontento de la ciudadanía, que ante hechos violentos en sus comunidades hacen público su temor y exigencia de solución. En el caso del niño Ricardo —encontrado muerto hace una semana en un camino de terracería, con golpes en el cuerpo—, durante el sepelio, familiares y amigos exigieron a las autoridades que el crimen no quede impune.

La seguridad de los morelenses es uno de los pendientes del Gobernador Cuauhtémoc Blanco, pero no sólo de él. Hacer justicia implica investigaciones profundas y apegadas a derecho, una labor de la Fiscalía de Justicia a cargo de Uriel Carmona.

El trabajo coordinado interinstitucional, alejado de diferencias ideológicas o partidistas y que ponga en el centro de atención a la ciudadanía, debe ser la base en la construcción de entornos seguros que ayuden a retomar el camino de la confianza.


@guerrerochipres