/ viernes 20 de agosto de 2021

México, ¿y el ambiente?

Claramente los seres humanos (SH) nos hemos dado cuenta de que los cambios son mucho más rápidos que la capacidad que hemos tenido como SH para reaccionar ante ellos. La influencia de muchas cosas que hacemos en el ambiente es impresionante.

Lo más preocupante, especialmente después de la revolución industrial, es que se están causado varios desastres que cada día son más frecuentes. En diferentes regiones del planeta, incluyendo regiones de ciertos océanos, sabemos que por todo esto en los próximos 20 años habrá un incremento de temperatura global alrededor de 1.5° C. Por supuesto que esperábamos que fuera a suceder a finales del siglo, pero nos estamos adelantando unos 60 ó 70 años a nuestros mismos pronósticos.

No es sólo culpa de los gobiernos, sino de todos en su conjunto, pero son ellos (los gobiernos), los que deben empezar por propiciar cada día más armonía con el ambiente. En reuniones internacionales los gobiernos sólo dicen “yo creo que es importante que decidamos hacerlo”; sin embargo, los hechos no corresponden con la emergencia y la prisa para tomar acciones contundentes. Necesitamos líderes mundiales, no únicamente para decir que todo está bien, si no para dar muestras concretas de políticas congruentes con la crisis ambiental que estamos viviendo. Tal y como ha ocurrido recientemente con el discurso del presidente Biden, comparado con el irracional Trump, por decir los menos. El actual presidente de USA está poniendo al nivel de seguridad nacional y un eje rector de su política exterior; también la Unión Europea tiene ya algunos años diseñando este plan para tener economía neutra del carbono en el año 2050. Al menos hay más de 120 países que están en este grupo de países. Por ejemplo, China está comprometido a tener una neutralidad climática para el 2060, cuando sabemos que dicho país es el gran emisor. Es decir, ya es un avance que las principales economías del planeta estén en este mismo discurso, al menos.

Ya hay iniciativas que seriamente se están analizando, tanto en Europa como en Estados Unidos, de poner aranceles de carbono a esos socios comerciales que eventualmente no tienen esos compromisos de una huella de carbono más baja, entonces va a cambiar (al menos en números) la economía global. Hace unos días, USA anunció que para el 2030 en ese país los coches serán eléctricos en un 50%. ¡En enhorabuena por el ambiente! Este hecho -también- va a cambiar (muy probablemente) las cadenas de producción de México. En este orden de ideas, la posición de México en la agenda internacional siempre ha sido importante, tanto en América Latina como a nivel global. Sin embargo, su deforestación tan acelerada de sus bosques y las selvas es impresionante. Lo que es importante entender es que el ambiente no es una cuestión política, sino además económica. Todos sabemos que producir electricidad con base en fuentes como la solar y la eólica es mucho más barato y eficiente.

Urge que nuestra nación inicie una transición energética impostergable. Aprovechemos que nuestro país tiene uno de los avances programáticos de adaptación más completos, pero urge concretar algunas acciones. Por supuesto que este dato no concuerda con la posición de que todavía estemos viviendo del pasado. Por ejemplo, con el petróleo, es inaudito que estemos intentando echar a andar refinerías anacrónicas y fuera de contexto en pleno 2021. Suena acedo y fuera de contexto, por decir lo menos. ¿No cree usted, amable lector?

Claramente los seres humanos (SH) nos hemos dado cuenta de que los cambios son mucho más rápidos que la capacidad que hemos tenido como SH para reaccionar ante ellos. La influencia de muchas cosas que hacemos en el ambiente es impresionante.

Lo más preocupante, especialmente después de la revolución industrial, es que se están causado varios desastres que cada día son más frecuentes. En diferentes regiones del planeta, incluyendo regiones de ciertos océanos, sabemos que por todo esto en los próximos 20 años habrá un incremento de temperatura global alrededor de 1.5° C. Por supuesto que esperábamos que fuera a suceder a finales del siglo, pero nos estamos adelantando unos 60 ó 70 años a nuestros mismos pronósticos.

No es sólo culpa de los gobiernos, sino de todos en su conjunto, pero son ellos (los gobiernos), los que deben empezar por propiciar cada día más armonía con el ambiente. En reuniones internacionales los gobiernos sólo dicen “yo creo que es importante que decidamos hacerlo”; sin embargo, los hechos no corresponden con la emergencia y la prisa para tomar acciones contundentes. Necesitamos líderes mundiales, no únicamente para decir que todo está bien, si no para dar muestras concretas de políticas congruentes con la crisis ambiental que estamos viviendo. Tal y como ha ocurrido recientemente con el discurso del presidente Biden, comparado con el irracional Trump, por decir los menos. El actual presidente de USA está poniendo al nivel de seguridad nacional y un eje rector de su política exterior; también la Unión Europea tiene ya algunos años diseñando este plan para tener economía neutra del carbono en el año 2050. Al menos hay más de 120 países que están en este grupo de países. Por ejemplo, China está comprometido a tener una neutralidad climática para el 2060, cuando sabemos que dicho país es el gran emisor. Es decir, ya es un avance que las principales economías del planeta estén en este mismo discurso, al menos.

Ya hay iniciativas que seriamente se están analizando, tanto en Europa como en Estados Unidos, de poner aranceles de carbono a esos socios comerciales que eventualmente no tienen esos compromisos de una huella de carbono más baja, entonces va a cambiar (al menos en números) la economía global. Hace unos días, USA anunció que para el 2030 en ese país los coches serán eléctricos en un 50%. ¡En enhorabuena por el ambiente! Este hecho -también- va a cambiar (muy probablemente) las cadenas de producción de México. En este orden de ideas, la posición de México en la agenda internacional siempre ha sido importante, tanto en América Latina como a nivel global. Sin embargo, su deforestación tan acelerada de sus bosques y las selvas es impresionante. Lo que es importante entender es que el ambiente no es una cuestión política, sino además económica. Todos sabemos que producir electricidad con base en fuentes como la solar y la eólica es mucho más barato y eficiente.

Urge que nuestra nación inicie una transición energética impostergable. Aprovechemos que nuestro país tiene uno de los avances programáticos de adaptación más completos, pero urge concretar algunas acciones. Por supuesto que este dato no concuerda con la posición de que todavía estemos viviendo del pasado. Por ejemplo, con el petróleo, es inaudito que estemos intentando echar a andar refinerías anacrónicas y fuera de contexto en pleno 2021. Suena acedo y fuera de contexto, por decir lo menos. ¿No cree usted, amable lector?