/ lunes 5 de julio de 2021

México Violento

La violencia es sin duda una de las mayores preocupaciones del mexicano actual, antes lo fue la economía, pero en la percepción diaria, los hechos de sangre se han instalado en la mente del ciudadano común, de los que no contamos con guardaespaldas y confiamos plenamente en las autoridades y en el trabajo que supuestamente deberían realizar con eficacia, sobra mencionar la decepción crónica sufrida año con año y desde hace varios sexenios.

Por desgracia el tema se ha politizado excesivamente, es materia de descalificación y repartición de culpas entre el titular del ejecutivo y sus adversarios políticos, el primero parece olvidar el tiempo ya transcurrido y su palabra empeñada, los segundos intentan vanamente lavar sus culpas, apelar a la flaca memoria popular y ostentarse cínicamente como una solución, la aprehensión apenas el día de ayer de Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna y hombre cercano al ex presidente Felipe Calderón es suficiente motivo para callar.

Sin embargo la razón no exime de la responsabilidad, es cierto el empoderamiento del crimen organizado no sucedió en tiempos de la llamada 4T, todas las organizaciones delictivas conocidas tuvieron su génesis en sexenios anteriores pero eso ya está claro para la mayoría, el asunto ahora es ¿Qué vamos a hacer ciudadano Presidente?

Algunos medios publicaron hace poco más de un mes, el último reporte del Instituto para la Economía y la Paz (IEP) Organismo que tiene su sede principal en Australia y que cuenta con oficinas en New York, México y La Haya, en el documento se menciona que el impacto a la economía que significa este clima de inseguridad representa el 22.5% del PIB, monto superior al 2019 donde la cifra se ubicó en el 21%, de la cifra total de esa afectación, los homicidios representan el 47%, números que se ubican 7% por encima del promedio mundial según datos del IEP a través de su representante en nuestro país Carlos Juárez, el mismo organismo citó que el país registró los periodos más violentos de su historia con 34,681 víctimas de homicidio doloso en 2019 y 34,554 en 2020, sin embargo da a conocer una ligera mejoría del 3.5% en el índice de paz general después de 4 años de deterioro progresivo, “esta mejora en la paz tiene que ver con una reducción de los delitos violentos, que cayeron un 13% a partir de 2020, creemos que esto tiene que ver con el confinamiento derivado de la pandemia” explicó el dirigente, manifestó también que por primera vez desde que se mide la paz en México, la tasa de homicidios tuvo una reducción de 27.8 por cada 100,000 habitantes, en contra parte la violencia familiar tuvo un aumento del 64% mientras la violencia sexual se incrementó en un 60% con respecto al sexenio anterior, el secuestro y la extorsión también son rubros en aumento.

Pero como siempre hay otros datos, en la mañanera de ayer el periodista Jorge Ramos cuestionó al Presidente sobre la violencia y la pandemia, de una forma que parece seguir ya un guion por la similitud en las frases utilizadas con otros mandatarios, me parece usando preguntas retóricas, simultáneamente pero en otros escenarios, en debate televisado entre los líderes de los 3 partidos políticos más importantes, Marco Cortés habló de números de homicidios por arriba de 100 mil en lo que va del mandato lopezobradorista omitiendo decir que esta cifra (110,782 según el SESNSP) abarca tanto los homicidios dolosos como los culposos, lo cual nos recuerda que los números no mienten pero se puede mentir con los números.

Sin embargo no se puede defender lo indefendible, a pesar de culpas obsequiadas por López Obrador a todos sus antecesores y del continuo ataque de sus oponentes, del apapacho o descalificación que algunos medios procuran a la 4T, lo cierto es en la percepción popular, de aquellos que no siempre se enteran de estadísticas, la violencia está a la vuelta de la esquina, nos mantiene agobiados todo el tiempo.

Urge un frente común, los opositores deben aceptar realidades como es que la mayor parte de entidades con el crimen desbordado son gobernadas por ellos y buscar un trabajo coordinado con la federación, El Presidente debe aceptar a dos años y medio de su mandato que la solución ya importa más que la causa, su discurso no comulga con la realidad que vivimos, debe confiar en el trabajo en equipo con los gobernadores, el gasto militar en México tuvo su nivel más alto en 2020, en una terrible incongruencia los recursos destinados al ramo de seguridad pública cayeron a su punto más bajo en 12 años, lo cual revela una estrategia no ubicada en los Estados y la nula intención de cumplir una promesa hecha al inicio de este período, regresar al ejército a sus cuarteles.

En el México violento que habitamos, el color de la solución es lo de menos, no importa el partido, lo que queremos es paz. Presidente y Gobernadores siguen reprobando los exámenes, mientras tanto el país se ahoga en su propia sangre.

La violencia es sin duda una de las mayores preocupaciones del mexicano actual, antes lo fue la economía, pero en la percepción diaria, los hechos de sangre se han instalado en la mente del ciudadano común, de los que no contamos con guardaespaldas y confiamos plenamente en las autoridades y en el trabajo que supuestamente deberían realizar con eficacia, sobra mencionar la decepción crónica sufrida año con año y desde hace varios sexenios.

Por desgracia el tema se ha politizado excesivamente, es materia de descalificación y repartición de culpas entre el titular del ejecutivo y sus adversarios políticos, el primero parece olvidar el tiempo ya transcurrido y su palabra empeñada, los segundos intentan vanamente lavar sus culpas, apelar a la flaca memoria popular y ostentarse cínicamente como una solución, la aprehensión apenas el día de ayer de Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna y hombre cercano al ex presidente Felipe Calderón es suficiente motivo para callar.

Sin embargo la razón no exime de la responsabilidad, es cierto el empoderamiento del crimen organizado no sucedió en tiempos de la llamada 4T, todas las organizaciones delictivas conocidas tuvieron su génesis en sexenios anteriores pero eso ya está claro para la mayoría, el asunto ahora es ¿Qué vamos a hacer ciudadano Presidente?

Algunos medios publicaron hace poco más de un mes, el último reporte del Instituto para la Economía y la Paz (IEP) Organismo que tiene su sede principal en Australia y que cuenta con oficinas en New York, México y La Haya, en el documento se menciona que el impacto a la economía que significa este clima de inseguridad representa el 22.5% del PIB, monto superior al 2019 donde la cifra se ubicó en el 21%, de la cifra total de esa afectación, los homicidios representan el 47%, números que se ubican 7% por encima del promedio mundial según datos del IEP a través de su representante en nuestro país Carlos Juárez, el mismo organismo citó que el país registró los periodos más violentos de su historia con 34,681 víctimas de homicidio doloso en 2019 y 34,554 en 2020, sin embargo da a conocer una ligera mejoría del 3.5% en el índice de paz general después de 4 años de deterioro progresivo, “esta mejora en la paz tiene que ver con una reducción de los delitos violentos, que cayeron un 13% a partir de 2020, creemos que esto tiene que ver con el confinamiento derivado de la pandemia” explicó el dirigente, manifestó también que por primera vez desde que se mide la paz en México, la tasa de homicidios tuvo una reducción de 27.8 por cada 100,000 habitantes, en contra parte la violencia familiar tuvo un aumento del 64% mientras la violencia sexual se incrementó en un 60% con respecto al sexenio anterior, el secuestro y la extorsión también son rubros en aumento.

Pero como siempre hay otros datos, en la mañanera de ayer el periodista Jorge Ramos cuestionó al Presidente sobre la violencia y la pandemia, de una forma que parece seguir ya un guion por la similitud en las frases utilizadas con otros mandatarios, me parece usando preguntas retóricas, simultáneamente pero en otros escenarios, en debate televisado entre los líderes de los 3 partidos políticos más importantes, Marco Cortés habló de números de homicidios por arriba de 100 mil en lo que va del mandato lopezobradorista omitiendo decir que esta cifra (110,782 según el SESNSP) abarca tanto los homicidios dolosos como los culposos, lo cual nos recuerda que los números no mienten pero se puede mentir con los números.

Sin embargo no se puede defender lo indefendible, a pesar de culpas obsequiadas por López Obrador a todos sus antecesores y del continuo ataque de sus oponentes, del apapacho o descalificación que algunos medios procuran a la 4T, lo cierto es en la percepción popular, de aquellos que no siempre se enteran de estadísticas, la violencia está a la vuelta de la esquina, nos mantiene agobiados todo el tiempo.

Urge un frente común, los opositores deben aceptar realidades como es que la mayor parte de entidades con el crimen desbordado son gobernadas por ellos y buscar un trabajo coordinado con la federación, El Presidente debe aceptar a dos años y medio de su mandato que la solución ya importa más que la causa, su discurso no comulga con la realidad que vivimos, debe confiar en el trabajo en equipo con los gobernadores, el gasto militar en México tuvo su nivel más alto en 2020, en una terrible incongruencia los recursos destinados al ramo de seguridad pública cayeron a su punto más bajo en 12 años, lo cual revela una estrategia no ubicada en los Estados y la nula intención de cumplir una promesa hecha al inicio de este período, regresar al ejército a sus cuarteles.

En el México violento que habitamos, el color de la solución es lo de menos, no importa el partido, lo que queremos es paz. Presidente y Gobernadores siguen reprobando los exámenes, mientras tanto el país se ahoga en su propia sangre.