/ jueves 14 de julio de 2022

Otra Historia de Corrupción, una más

Otra historia de presunta corrupción dada a conocer en la conferencia de prensa del presidente de México por el responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera, la ya famosa UIFF, dependiente de la Secretaría de Hacienda, es decir, es parte del Poder Ejecutivo Federal. Otra vez la presunta corrupción se presenta para decirnos que se ha presentado una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) y que se sustenta en transferencias bancarias de un familiar consanguíneo de un expresidente por más de 10 mil millones de peso. Los medios asocian públicamente la denuncia al expresidente Enrique Peña Nieto y a algunas empresas que cuidadosamente el responsable de la UIF las refiere como Empresas A y B, pero también que no puede dar sus nombres.

La denuncia pública tiene sin duda un fin político, seguramente con propósitos de influir de manera inmediata en las elecciones próximas para gobernador del Estado de México y las elecciones presidenciales. Las conferencias de prensa diarias siempre han tenido ese propósito hacer política desde los medios porque en nuestra época, hoy, es uno de los principales lugares para hacer política. Y se hace en la discusión pública en los medios porque ahí también los propios medios hacen política. Esta discusión púbica es política inevitablemente. Por eso es tan recurrida por el presidente de México y por todos los actores políticos de México, pero también por los propios conductores de noticias y todos y cada uno de sus “comentaristas”.

El responsable de la UIFF no quiso revelar mucha de la información, empezando con los nombres de las personas; también dejó muy claro que no es su tarea investigar ni probar los hechos denunciados, sino tarea de la FGR. La UIFF no tiene facultades para realizar la investigación judicial. Sin embargo, muchas denuncias se quedan ahí en la FGR y no avanzan. Esta es una forma de hacer política tradicional de la política mexicana. Son muy raros los casos en que los políticos acusados son juzgados y sentenciados. Muchos de estos casos de los políticos de mayor autoridad han sido acusados por diversos delitos de corrupción de cientos y miles de millones de pesos.

Muchos de otros personajes políticos nunca son denunciados y desde luego, mucho menos, llevados a juicio. La lista es muy larga y los millones de pesos implicados en la corrupción rebasan nuestra imaginación. Esta es parte de la corrupción de la política por omisión de denuncias de corrupción.

Cuando nos preguntamos por qué ocurre esto. Encontramos que lo que se busca con la acusación o la omisión de la acusación es, lo que un investigador brasileño llama, hacer “tráfico de mercancías políticas”, es decir hacer de las elecciones y de la política un tráfico de poder político. Y hacer esto con las denuncias de corrupción es precisamente hacer corrupción, traficar con el poder político es corrupción y por eso no se puede acabar.

Esto definitivamente no contribuye a luchar contra la impunidad de la corrupción. Una de las formas de avanzar en este sentido es informarnos a la ciudadanía de todos y cada uno de los casos de corrupción; de su investigación y de su conclusión. Esta carencia es la que nos distingue de lo que ocurre en muchos otros países latinoamericanos y de otras partes del mundo, cuando se lucha contra la corrupción.

En algunas ocasiones que me han invitado los sistemas estatales anticorrupción a tener alguna intervención, les digo una y otra vez que deberían de informar a la ciudadanía de sus propios planes anuales anticorrupción. Estos planes son una obligación, pero deberían de informarnos de qué sucedió al final del año. Esta rendición de cuentas también es una obligación de las fiscalías anticorrupción y debería de ser también de la Fiscalía General de la República; también de nuestras autoridades policiales. Esta acción tan simple, informarnos y rendir cuentas, podría ayudarnos a luchar contra la impunidad de la corrupción. Sin embargo, lo que ocurre en la realidad es utilizar “políticamente” la corrupción para influir en las elecciones y en el tráfico de poder político, para darnos atole con el dedo, y al final tengamos electos en todo el país a personajes que no deberían de ser nuestros gobernantes, pero que están dispuestos a sacrificar la política con tal de mantener el poder. Esto no ha cambiado en la manera de hacer política en nuestro país y contribuye a la corrupción.

Otra historia de presunta corrupción dada a conocer en la conferencia de prensa del presidente de México por el responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera, la ya famosa UIFF, dependiente de la Secretaría de Hacienda, es decir, es parte del Poder Ejecutivo Federal. Otra vez la presunta corrupción se presenta para decirnos que se ha presentado una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) y que se sustenta en transferencias bancarias de un familiar consanguíneo de un expresidente por más de 10 mil millones de peso. Los medios asocian públicamente la denuncia al expresidente Enrique Peña Nieto y a algunas empresas que cuidadosamente el responsable de la UIF las refiere como Empresas A y B, pero también que no puede dar sus nombres.

La denuncia pública tiene sin duda un fin político, seguramente con propósitos de influir de manera inmediata en las elecciones próximas para gobernador del Estado de México y las elecciones presidenciales. Las conferencias de prensa diarias siempre han tenido ese propósito hacer política desde los medios porque en nuestra época, hoy, es uno de los principales lugares para hacer política. Y se hace en la discusión pública en los medios porque ahí también los propios medios hacen política. Esta discusión púbica es política inevitablemente. Por eso es tan recurrida por el presidente de México y por todos los actores políticos de México, pero también por los propios conductores de noticias y todos y cada uno de sus “comentaristas”.

El responsable de la UIFF no quiso revelar mucha de la información, empezando con los nombres de las personas; también dejó muy claro que no es su tarea investigar ni probar los hechos denunciados, sino tarea de la FGR. La UIFF no tiene facultades para realizar la investigación judicial. Sin embargo, muchas denuncias se quedan ahí en la FGR y no avanzan. Esta es una forma de hacer política tradicional de la política mexicana. Son muy raros los casos en que los políticos acusados son juzgados y sentenciados. Muchos de estos casos de los políticos de mayor autoridad han sido acusados por diversos delitos de corrupción de cientos y miles de millones de pesos.

Muchos de otros personajes políticos nunca son denunciados y desde luego, mucho menos, llevados a juicio. La lista es muy larga y los millones de pesos implicados en la corrupción rebasan nuestra imaginación. Esta es parte de la corrupción de la política por omisión de denuncias de corrupción.

Cuando nos preguntamos por qué ocurre esto. Encontramos que lo que se busca con la acusación o la omisión de la acusación es, lo que un investigador brasileño llama, hacer “tráfico de mercancías políticas”, es decir hacer de las elecciones y de la política un tráfico de poder político. Y hacer esto con las denuncias de corrupción es precisamente hacer corrupción, traficar con el poder político es corrupción y por eso no se puede acabar.

Esto definitivamente no contribuye a luchar contra la impunidad de la corrupción. Una de las formas de avanzar en este sentido es informarnos a la ciudadanía de todos y cada uno de los casos de corrupción; de su investigación y de su conclusión. Esta carencia es la que nos distingue de lo que ocurre en muchos otros países latinoamericanos y de otras partes del mundo, cuando se lucha contra la corrupción.

En algunas ocasiones que me han invitado los sistemas estatales anticorrupción a tener alguna intervención, les digo una y otra vez que deberían de informar a la ciudadanía de sus propios planes anuales anticorrupción. Estos planes son una obligación, pero deberían de informarnos de qué sucedió al final del año. Esta rendición de cuentas también es una obligación de las fiscalías anticorrupción y debería de ser también de la Fiscalía General de la República; también de nuestras autoridades policiales. Esta acción tan simple, informarnos y rendir cuentas, podría ayudarnos a luchar contra la impunidad de la corrupción. Sin embargo, lo que ocurre en la realidad es utilizar “políticamente” la corrupción para influir en las elecciones y en el tráfico de poder político, para darnos atole con el dedo, y al final tengamos electos en todo el país a personajes que no deberían de ser nuestros gobernantes, pero que están dispuestos a sacrificar la política con tal de mantener el poder. Esto no ha cambiado en la manera de hacer política en nuestro país y contribuye a la corrupción.