Aunque sólo de forma parcial, los maestros de las escuelas públicas en México siguen siendo un gremio controlado a través de su organización voluntaria en grupos de interés político.
En este sentido, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, con las corrientes y cismas que ha padecido y sufrido a través de la historia, resulta una organización mucho más interesada en el control político que en el servicio educativo y su orientación es mucho más laborista que hacia la calidad de la educación.
Dentro del sindicato más grande de América Latina conviven por lo menos tres corrientes de pensamiento que revisten alguna importancia por su activismo político: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación muy cercana a la izquierda radical y cuyos métodos de acción son severamente criticados, el gordillismo (representado por los leales a la ex dirigente Elba Esther Gordillo Morales) agrupado en Maestros por México, y un grupo institucional que ha buscado siempre el cobijo oficial convirtiendo a la labor de dirigencia sindical en una forma de vida, más que la búsqueda de abanderar ideologías y al que llamaremos simplemente pragmáticos; cierto que hay otros grupos, pero estos tres destacan por su presencia en la actividad política del magisterio.
El pragmatismo funcionó por muchos años (incluso Elba Esther ha sido pragmática la mayor parte de su vida y hasta podría decirse que enseñó a quienes hoy están en la dirigencia del SNTE el valor del gatopardismo), pero conforme el régimen fue requiriendo usar a las organizaciones para atacar a sus adversarios, el SNTE tuvo que definirse como una organización de centro derecha (hasta creó, aún con Elba Esther, su propio partido político), lo que le costaría a la larga alejarse mucho del proyecto lopezobradorista que hoy es gobierno federal. De mayor habilidad, Gordillo Morales, ya fuera del SNTE se organizó con maestros relegados por el pragmatismo frente a la reducción de comisiones sindicales emprendida por Peña Nieto, y formaron dos agrupaciones, las Redes Sociales Progresistas, para la acción política (Nueva Alianza pero de centro izquierda le empiezan a decir), y Maestros por México, que sería el nuevo capítulo validador de las determinaciones del gobierno federal en materia educativa (si es que los pragmáticos del SNTE no les comen el mandado). Algo notorio es que, a diferencia del pragmatismo (que nunca reconocerá abiertamente las transformaciones en la ideología), tanto Redes Sociales Progresistas como Maestros por México son abiertamente fieles al lopezobradorismo los primero y a Elba Esther Gordillo los segundos.
Ahora, con la idea de voto directo y secreto de los docentes, tendrían que validarse las tres corrientes con los votos de los maestros; esto si no es que antes la actual dirigencia del SNTE logra una maniobra que le permitiera relevar los comités seccionales y el nacional antes de modificar sus estatutos para permitir el voto libre de la base magisterial. Para ello, tendría que acelerar los procesos de relevo en todas las secciones sindicales y en la dirigencia del país, esperando ganar por la vía de delegados a Maestros por México y la Coordinadora (que por cierto es adversaria acérrima del gordillismo), así, las cercanías que se han mostrado en los últimos días entre grupos de la dirigencia del SNTE y algunos miembros de la CNTE, empiezan a prefigurar una alianza que para cerrar el paso al gordillismo aunque ello signifique entregar más espacios de dirigencia a la coordinadora. Parece que Maestros por México tiene para ganar espacios en secciones de todo el país, poniendo interesante la contienda.