/ martes 11 de diciembre de 2018

Los claroscuros de la alternancia

La turbulencia ocasionada por el largo y complicado proceso electoral dista de terminar e incluso ha empeorado, en la pelea suscitada dentro del escenario político, todos los sectores se involucran, el sexenio terminó y el desastroso paso de Peña fue coronado con un aislamiento ignominioso, el ahora ex presidente miró pasar sus últimos meses en el cargo con sus cacareadas obras y reformas en el máximo nivel de crítica y hasta siendo desechadas por el gobierno entrante.

Noventa días bastaron para que el NAIM, la Reforma Educativa y todos lo que recordemos fuera borrado en 90 días, la ceremonia de transición del poder no pudo ser más ilustrativa de la situación, mientras López Obrador prometía terminar con todos los vicios y errores cometidos por la administración saliente, Peña estaba achicado, en un lugar que a pesar de contar con una perfecta iluminación, lucía ensombrecido, había pasado de disfrutar las “delicias del poder” a la vergüenza de ser literalmente regañado y exhibido.

Andrés Manuel López Obrador es la otra cara de la moneda, hoy se muestra dueño de la situación, la política ha sido su trabajo desde hace muchos años, lo demuestra todos los días, mueve a la opinión pública, agita a las redes sociales y las masas en general, ya sea en contra suya o a favor, pero demostrando ser el hombre del momento.

A pesar de ello, el cielo en la política mexicana dista mucho de ser soleado, está lleno de nubes presagiando tempestades, todos los días, la agenda del ejecutivo se llena de retos que en caso de no ser superados, podrían representar un tempranero “Waterloo” en la llamada “cuarta transformación” o una “transformación de cuarta” según sea la ventana del espectador.

El NAIM resulta un trabuco en donde no queda clara la conveniencia de la cancelación, no se sabe si la economía mexicana resistirá el impacto, ni está definido si los empresarios que pudieron incurrir en actos de corrupción serán castigados o premiados.

Por otro lado está el proyecto “Tren Maya” con apresurada consulta, sin dar a conocer del todo el costo-beneficio del proyecto, López Obrador tiene en sus manos la solución de un tema complicado, no cabe duda.

Siguiendo con el desfile de problemas, los colaboradores del presidente no ayudan en el alivio, por el contrario abonan al enrarecimiento del ambiente, pasando de las leperadas del polémico escritor Paco Ignacio Taibo II al Senado de la República, a las amenazas del Senador guerrense Félix Salgado Macedonio hacia Gobernadores y Magistrados de la Corte (o cualquier ser vivo que éste en contra del actual gobierno).

El escenario político resulta por demás complejo, en la agenda y el interés no solo de los políticos sino de todos los mexicanos, se encuentran temas como la Guardia Nacional, La reducción de sueldos a funcionarios públicos, el ejercicio de acciones legales contra la administración saliente, la amnistía, apoyos económicos a las clases marginadas, combate a le desigualdad, Reformas Estructurales, PEMEX, el crecimiento económico, entre otros.

Millones de mexicanos han puesto su esperanza en un nuevo rumbo para el país, otros desconfían de la capacidad de los actores involucrados para llevar a buen puerto el proyecto nacional.

Las expectativas son muy altas, pero los resultados reales, esos que la gente puede palpar con sus manos y ver con sus ojos, terminarán los acalorados debates y definirán si Andrés Manuel López Obrador “El Peje” fue un presidente bueno o malo; de momento lo único claro es que será diferente, al tiempo.

La turbulencia ocasionada por el largo y complicado proceso electoral dista de terminar e incluso ha empeorado, en la pelea suscitada dentro del escenario político, todos los sectores se involucran, el sexenio terminó y el desastroso paso de Peña fue coronado con un aislamiento ignominioso, el ahora ex presidente miró pasar sus últimos meses en el cargo con sus cacareadas obras y reformas en el máximo nivel de crítica y hasta siendo desechadas por el gobierno entrante.

Noventa días bastaron para que el NAIM, la Reforma Educativa y todos lo que recordemos fuera borrado en 90 días, la ceremonia de transición del poder no pudo ser más ilustrativa de la situación, mientras López Obrador prometía terminar con todos los vicios y errores cometidos por la administración saliente, Peña estaba achicado, en un lugar que a pesar de contar con una perfecta iluminación, lucía ensombrecido, había pasado de disfrutar las “delicias del poder” a la vergüenza de ser literalmente regañado y exhibido.

Andrés Manuel López Obrador es la otra cara de la moneda, hoy se muestra dueño de la situación, la política ha sido su trabajo desde hace muchos años, lo demuestra todos los días, mueve a la opinión pública, agita a las redes sociales y las masas en general, ya sea en contra suya o a favor, pero demostrando ser el hombre del momento.

A pesar de ello, el cielo en la política mexicana dista mucho de ser soleado, está lleno de nubes presagiando tempestades, todos los días, la agenda del ejecutivo se llena de retos que en caso de no ser superados, podrían representar un tempranero “Waterloo” en la llamada “cuarta transformación” o una “transformación de cuarta” según sea la ventana del espectador.

El NAIM resulta un trabuco en donde no queda clara la conveniencia de la cancelación, no se sabe si la economía mexicana resistirá el impacto, ni está definido si los empresarios que pudieron incurrir en actos de corrupción serán castigados o premiados.

Por otro lado está el proyecto “Tren Maya” con apresurada consulta, sin dar a conocer del todo el costo-beneficio del proyecto, López Obrador tiene en sus manos la solución de un tema complicado, no cabe duda.

Siguiendo con el desfile de problemas, los colaboradores del presidente no ayudan en el alivio, por el contrario abonan al enrarecimiento del ambiente, pasando de las leperadas del polémico escritor Paco Ignacio Taibo II al Senado de la República, a las amenazas del Senador guerrense Félix Salgado Macedonio hacia Gobernadores y Magistrados de la Corte (o cualquier ser vivo que éste en contra del actual gobierno).

El escenario político resulta por demás complejo, en la agenda y el interés no solo de los políticos sino de todos los mexicanos, se encuentran temas como la Guardia Nacional, La reducción de sueldos a funcionarios públicos, el ejercicio de acciones legales contra la administración saliente, la amnistía, apoyos económicos a las clases marginadas, combate a le desigualdad, Reformas Estructurales, PEMEX, el crecimiento económico, entre otros.

Millones de mexicanos han puesto su esperanza en un nuevo rumbo para el país, otros desconfían de la capacidad de los actores involucrados para llevar a buen puerto el proyecto nacional.

Las expectativas son muy altas, pero los resultados reales, esos que la gente puede palpar con sus manos y ver con sus ojos, terminarán los acalorados debates y definirán si Andrés Manuel López Obrador “El Peje” fue un presidente bueno o malo; de momento lo único claro es que será diferente, al tiempo.

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