En los primeros 100 días de la administración federal hemos vivido un torbellino de reformas. Algunas esperadas como la reversión de la reforma educativa y otras totalmente sorpresivas como la cancelación del servicio de guardería pública para madres trabajadoras. Algunas impactan a la sociedad en su conjunto y otras solamente a algunos sectores.
Hoy quisiera comentar un poco de lo que hemos vivido en el sector científico. Durante el proceso electoral el Sr. López Obrador recibió un apoyo generalizado de investigadores y estudiantes de posgrado a pesar de nunca haber hecho propuestas de campaña en temas científicos o tecnológicos. Durante su primer encuentro con la comunidad en el mes de agosto del 2018, el entonces presidente electo lamentó no poder incrementar el presupuesto para el sector pero aseguró que no habría recortes. El aplauso fue discreto pero cargado de confianza.
Desafortunadamente la realidad contrasta con la expectativa. Lo primero fue el recorte presupuestal general para el sector científico y tecnológico de 8% y de 12% para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACyT. Entre los programas que desaparecen se encuentra el de Estímulos a la Innovación, el único en el país que promovía la transferencia de tecnología desde centros de investigación a pequeñas y medianas empresas. Igualmente desaparecen el de Incorporación de Maestros y Doctores a la Industria y el de Apropiación Social de la Ciencia, Tecnología e Innovación.
Cuando apenas comenzábamos a digerir estas noticias la Dra. Álvarez-Buylla, recién nombrada directora del CONACyT anuncia la detección de anomalías en el proceso de evaluación del programa emblema del Consejo, el de Ciencia Básica y propone reponer el proceso. La respuesta no se hace esperar, las comisiones de evaluación de las diferentes áreas exponen de manera conjunta y con detalle la documentación del proceso realizado bajo las más estrictas condiciones de transparencia. Ante la evidencia la Dra. Álvarez-Buylla revierte su decisión aceptando el resultado de las evaluaciones y liberando los recursos.
De manera simultánea la Dra. Álvarez-Buylla anuncia la cancelación del programa de Cátedras el cual beneficia a 1,378 jóvenes investigadores con un contrato para realizar sus labores en 134 instituciones por todo el país. De manera similar al caso anterior y por las mismas razones, la decisión se revierte y aunque no se presupuestó un aumento de plazas, por lo menos los 99 puestos disponibles por renuncia de los beneficiarios salieron a concurso. Hubo más acciones inquietantes pero eran aisladas y no tuvieron mayor difusión.
Así hasta el 8 de febrero de 2019, fecha en que la Senadora por Tlaxcala Ana Lilia Rivera ingresa una iniciativa de modificación de la Ley de Ciencia y Tecnología. Desde ese día y hasta esta fecha, el rechazo de la comunidad científica a la iniciativa ha sido rotundo y así se ha expresado de múltiples maneras en diferentes foros y también en la prensa llegando a ser calificado de divorcio.
Las razones para el rechazo de la iniciativa se resumen así: 1) centraliza toda la toma de decisiones del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en un una sola persona, la Directora General del CONACyT, eliminando órganos de consulta y comités colegiados; 2) desvía el objeto de la Ley hacia el control de la investigación científica y tecnológica eliminando de facto la libertad de investigación; 3) otorga a la Directora General del CONACyT facultades para indagar y suspender investigaciones científicas, públicas o privadas, sin necesidad de querella.
Los investigadores morelenses han sido muy activos en sus expresiones sobre la iniciativa incluyendo la participación en el Conversatorio convocado recientemente por la Cámara de Diputados. En este sentido se esperaba con especial interés la participación en la consulta nacional sobre ciencia y tecnología que se realiza a partir de esta semana en el marco de la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo. Sin embargo y para nuestra sorpresa, la consulta no se realizará en Morelos.
