/ lunes 1 de agosto de 2022

Las Vueltas que da la Vida | Sigue una vida de película. El rescate de un héroe desconocido (2)

Al continuar con la vida de Vlady, es imposible no abordar la de su padre Víctor Serge un activista abiertamente crítico a Stalin hasta que el dictador lo envía con su familia al destierro siberiano.

Cuando al fin Stalin, presionado por importantes sectores políticos de Francia, Bélgica y España, le otorga la amnistía a Serge, padre del artista plástico Vlady, su madre que ya había perdido totalmente la razón, en cuanto llegan a Bélgica, la internan de nuevo, pero ahora en un centro psiquiátrico del país que les concedió asilo donde tiempo después, fallece. Una vez que la entierran, pena que su hijo Vlady nunca superó incluso mucho más de medio siglo después, ya viviendo en Cuernavaca en su Dasha (nombre de las casas de campo rusas) hablaba del tema, sus azules ojos se humedecían y mientras limpiaba los espejuelos para que no los viera humedecidos, se quedaba mirando en silencio a lo lejos más allá del tiempo.

Yo respetaba esas pausas sin moverme siquiera para no interrumpirlo. Momentos únicos en los que por más que intentaba que el pintor me confiara sus más íntimas emociones, no era fácil lograrlo. Un día me recibió con un dibujo de una bailarina pintada en una hoja blanca de papel tamaño carta y acercándose, la metió dentro de mi block grande de notas.

Esos recuerdos y las pláticas con Vlady que en ocasiones no hablaba sino farfullaba son recuerdos que atesoro aún hoy. Cuando me citaba lo hacía en su casa-estudio donde vivía con Isabel que le decía “güero”. Era su esposa-madre que desde que lo conoció lo arropó toda su vida. En ocasiones regresaba a la plática, a veces no. Le gustaba hablar de su padre. “Antes de su exilio a Siberia, colaboró con el periódico ruso “Tierra y Libertad” (¿les dice algo este lema queridos lectores?) firmando ya desde entonces con su seudónimo de Víctor Serge.

Trabajó un tiempo con Máximo Gorki, autor de la obra La Madre en la editorial rusa Literatura Universal. Pero cuando se adhiere abiertamente a la oposición de izquierda liderada por Trotsky, se volvió un crítico abierto de José Stalin incluso se le atribuye a Serge el haber usado por primera vez, el término “sistema totalitario” con el que describe al gobierno Stalinista. Cinco años después es expulsado del Partido Comunista, pero aunque lo inhabilitan de trabajar oficialmente, Víctor sigue escribiendo obras que fueron prohibidas en la URSS pero en cambio sí publicadas en Francia y España. “Luego de su excarcelación, después de Bélgica, nos dirigimos a Francia donde comienza a trabajar mi padre en algún pequeño periódico y yo en lo que podía, pero cuando Alemania invade a Francia en 1940, conseguimos con dificultad una visa humanitaria que nos otorgó el consulado mexicano (que dirigía el diplomático Gilberto Bosques Saldívar, otro héroe olvidado en México formado éste por el general Lázaro Cárdenas desde que era aún el presidente de México para que al país al que fuera y donde estuviera abrir las puertas de México a todo aquel refugiado que lo requiriera). Así, salen los dos de Marsella en barco, “creo que el navío se llamaba Mexique, no recuerdo bien”, rumbo a su último destino: México a donde llegan en 1942 dos años después de que fuera asesinado Trotsky en su casa de Coyoacán a manos de un agente secreto stalinista preparado cuidadosamente durante dos años para no fallar en su misión de acabar con el enemigo acérrime del jerarca soviético.

Serge, su nombre completo Víctor Lvóvich Kibálchich, escritor, poeta y padre de Vlady, por su activismo revolucionario y disidente, a lo largo de su no longeva vida, llegó a nuestro país con su salud disminuida que día a día se agravaba por los encarcelamientos, persecuciones, sufrimientos y todas las privaciones pasadas, muere a los 57 años de edad acompañado no solo por su hijo que ya estaba con Isabel, sino por su ya esposa, con la que se casó en México, la italiana nacionalizada mexicana la arqueóloga, etnóloga Laurette Séjourné 21 años menor que Serge y quien llegó a México meses después que Víctor para alcanzarlo y nunca más dejarlo hasta su fallecimiento. Víctor Serge que a lo largo de su vida sobrevivió económicamente como traductor, periodista, escritor, poeta y político, tenía una personalidad interesante, era culto y atractivo. Aunque al salir de la URSS rumbo a la libertad se sintió aliviado su familia no corrió con su misma suerte, casi todos, hermana, cuñados, suegra, murieron en prisiones soviéticas. Con una vida de película Víctor Serge es considerado uno de los héroes olvidados o desconocidos de la primera mitad del siglo XX.

Y hasta el próximo lunes.

Al continuar con la vida de Vlady, es imposible no abordar la de su padre Víctor Serge un activista abiertamente crítico a Stalin hasta que el dictador lo envía con su familia al destierro siberiano.

Cuando al fin Stalin, presionado por importantes sectores políticos de Francia, Bélgica y España, le otorga la amnistía a Serge, padre del artista plástico Vlady, su madre que ya había perdido totalmente la razón, en cuanto llegan a Bélgica, la internan de nuevo, pero ahora en un centro psiquiátrico del país que les concedió asilo donde tiempo después, fallece. Una vez que la entierran, pena que su hijo Vlady nunca superó incluso mucho más de medio siglo después, ya viviendo en Cuernavaca en su Dasha (nombre de las casas de campo rusas) hablaba del tema, sus azules ojos se humedecían y mientras limpiaba los espejuelos para que no los viera humedecidos, se quedaba mirando en silencio a lo lejos más allá del tiempo.

Yo respetaba esas pausas sin moverme siquiera para no interrumpirlo. Momentos únicos en los que por más que intentaba que el pintor me confiara sus más íntimas emociones, no era fácil lograrlo. Un día me recibió con un dibujo de una bailarina pintada en una hoja blanca de papel tamaño carta y acercándose, la metió dentro de mi block grande de notas.

Esos recuerdos y las pláticas con Vlady que en ocasiones no hablaba sino farfullaba son recuerdos que atesoro aún hoy. Cuando me citaba lo hacía en su casa-estudio donde vivía con Isabel que le decía “güero”. Era su esposa-madre que desde que lo conoció lo arropó toda su vida. En ocasiones regresaba a la plática, a veces no. Le gustaba hablar de su padre. “Antes de su exilio a Siberia, colaboró con el periódico ruso “Tierra y Libertad” (¿les dice algo este lema queridos lectores?) firmando ya desde entonces con su seudónimo de Víctor Serge.

Trabajó un tiempo con Máximo Gorki, autor de la obra La Madre en la editorial rusa Literatura Universal. Pero cuando se adhiere abiertamente a la oposición de izquierda liderada por Trotsky, se volvió un crítico abierto de José Stalin incluso se le atribuye a Serge el haber usado por primera vez, el término “sistema totalitario” con el que describe al gobierno Stalinista. Cinco años después es expulsado del Partido Comunista, pero aunque lo inhabilitan de trabajar oficialmente, Víctor sigue escribiendo obras que fueron prohibidas en la URSS pero en cambio sí publicadas en Francia y España. “Luego de su excarcelación, después de Bélgica, nos dirigimos a Francia donde comienza a trabajar mi padre en algún pequeño periódico y yo en lo que podía, pero cuando Alemania invade a Francia en 1940, conseguimos con dificultad una visa humanitaria que nos otorgó el consulado mexicano (que dirigía el diplomático Gilberto Bosques Saldívar, otro héroe olvidado en México formado éste por el general Lázaro Cárdenas desde que era aún el presidente de México para que al país al que fuera y donde estuviera abrir las puertas de México a todo aquel refugiado que lo requiriera). Así, salen los dos de Marsella en barco, “creo que el navío se llamaba Mexique, no recuerdo bien”, rumbo a su último destino: México a donde llegan en 1942 dos años después de que fuera asesinado Trotsky en su casa de Coyoacán a manos de un agente secreto stalinista preparado cuidadosamente durante dos años para no fallar en su misión de acabar con el enemigo acérrime del jerarca soviético.

Serge, su nombre completo Víctor Lvóvich Kibálchich, escritor, poeta y padre de Vlady, por su activismo revolucionario y disidente, a lo largo de su no longeva vida, llegó a nuestro país con su salud disminuida que día a día se agravaba por los encarcelamientos, persecuciones, sufrimientos y todas las privaciones pasadas, muere a los 57 años de edad acompañado no solo por su hijo que ya estaba con Isabel, sino por su ya esposa, con la que se casó en México, la italiana nacionalizada mexicana la arqueóloga, etnóloga Laurette Séjourné 21 años menor que Serge y quien llegó a México meses después que Víctor para alcanzarlo y nunca más dejarlo hasta su fallecimiento. Víctor Serge que a lo largo de su vida sobrevivió económicamente como traductor, periodista, escritor, poeta y político, tenía una personalidad interesante, era culto y atractivo. Aunque al salir de la URSS rumbo a la libertad se sintió aliviado su familia no corrió con su misma suerte, casi todos, hermana, cuñados, suegra, murieron en prisiones soviéticas. Con una vida de película Víctor Serge es considerado uno de los héroes olvidados o desconocidos de la primera mitad del siglo XX.

Y hasta el próximo lunes.