/ lunes 13 de marzo de 2023

La Cuernavaca del siglo XX (III)

Luego de la Revolución Mexicana de la que emerge en Morelos un líder de la talla del general Emiliano Zapata Salazar, que vino a darle sentido social al primer movimiento armado del siglo XX, se repone lentamente la entidad de la absurda orden de desalojo de gran parte de la población emitida por Venustiano Carranza, en 1917, que tanto daño hizo al estado, todo en su afán de evitar el apoyo de la población a las fuerzas sureñas alzadas en su obsesión por abatir el zapatismo. Y así transcurren los años.

La población que se vio forzada a emigrar, muchos se asentaron en la CDMX, donde crearon la colonia Morelos; comienzan ya a principios de los año 20 a retornar a la entidad, ya mermada la población, pues muchos hicieron su vida en otros estados de la república. Pasan los años 20 con una gran inestabilidad política en Morelos hasta la época callista, en la que Plutarco Elías Calles, al término de su presidencia, se instala en Cuernavaca con un grupo de amigos que le facilitaron su comodidad, entre ellos Federico T. La Chica, Aarón Sáenz, Andrew Almazán, entre otros.

Incluso le construyeron el Club de Golf Cuernavaca y levantaron sus casas en lo que hoy se conoce como el polígono de Calles. Todos vecinos, salían en sus Cadillacs negros a jugar golf con su exjefe cada fin de semana, mientras que Calles seguía mandando. Ya como expresidente, expropió la huerta de la Catedral de Cuernavaca y formó el Parque Revolulción. Hasta que su sucesor, el general Lázaro Cárdenas, a través del general Francisco J. Mújica, entró en su casa de noche, sacaron a Calles, casi en piyama, y lo enviaron al exilio a E. U., donde ya casi para morir, se le permiter retornar a México.

Llegan los finales años 30 y principios de los 40 cuando se asientan en la ciudad varios espías nazis, ellos hacían su trabajo y no se metían con la población. Aquí vivió Hilde Krüger, la espía que los nazis enviaron a México para ayudar a que Alemania tuviera acceso al abundante petróleo mexicano y otros recursos para el plan de Hitler de invadir la Unión Sociética. Se cuenta que era tan bella que encandiló a las élites políticas y empresariales del país. Amante de Miguel Alemán cae en desgracia cuando E.U. entra a la II Guerra Mundial y ordena a México que encarcele a los espías comenzando por Hilde, aunque la envía Alemán a Morelos para evitar su encarcelamiento.

Llegan los años 50, ocurren dos factores que privilegian a Cuernavaca, uno fue el macartismo, movimiento iniciado y perpetuado por el senador Joseph McCarthy quien se oponía a la expansión del comunismo y veía literalmente “moros con tranchetes” en cualquier personaje liberal al que confundía como simpatizante comunista. Esto lo que hizo fue que llegaran a México y varios a Cuernavaca grandes personajes, entre ellos el famoso psicoanalista Erich Fromm.

Y el segundo factor fue que se le unieran otros destacados personajes de los que escribiremos después. Llega también el notable Robert Brady (1928-1986), un estadounidense que durante esa década viaja a México donde reside dos años en la capital pero cuando conoce Cuernavaca se enamora de la ciudad y decide residir aquí, para ello compra una casa antigua pero deteriorada casa aledaña muro con muro con la Catedral y se dedica 24 años a restaurarla y a vestirla con obras de arte de todo el mundo. Al morir deja dicho que lo entierren junto a sus perros, ya enterrados previamente, en su casa y se crea un Fideicomiso que la convierte en un Museo con preciosas pinturas originales de Frida Kahlo, Diego Rivera y otros famosos de todo el mundo.

Posteriormente llegaron personajes como la “pobre niña rica” Bárbara Hutton, nieta y heredera del imperio de Frank Woolworth. Hay versiones de que antes de residir aquí, la Hutton contrató a un grupo de expertos en el clima que buscaran a nivel mundial cuál era el clima con la menor variación de temperatura y escogieron esta región. Por eso a su palacio japonés que construyó importanto todo el material y personal, hasta los jardineros se trajo de aquel país, le puso el nombre de Su-mi-ya que significa lugar donde reina la paz, la salud, longevidad y creatividad. No muy lejos quedaba ya el siglo XIX y los nombres de Alexander von Humboldt, considerado el padre de la Geografía Moderna Universal y de la Condesa Calderón de la Barca, cuando Maximiliano de Habsburgo, al igual que Cortés en el siglo XVI, escogieron Cuernavaca, de la que cuenta la leyenda que una vez que la Primavera conoció esta tierra, decidió quedarse aquí. Y seguiremos el próximo lunes.

Luego de la Revolución Mexicana de la que emerge en Morelos un líder de la talla del general Emiliano Zapata Salazar, que vino a darle sentido social al primer movimiento armado del siglo XX, se repone lentamente la entidad de la absurda orden de desalojo de gran parte de la población emitida por Venustiano Carranza, en 1917, que tanto daño hizo al estado, todo en su afán de evitar el apoyo de la población a las fuerzas sureñas alzadas en su obsesión por abatir el zapatismo. Y así transcurren los años.

La población que se vio forzada a emigrar, muchos se asentaron en la CDMX, donde crearon la colonia Morelos; comienzan ya a principios de los año 20 a retornar a la entidad, ya mermada la población, pues muchos hicieron su vida en otros estados de la república. Pasan los años 20 con una gran inestabilidad política en Morelos hasta la época callista, en la que Plutarco Elías Calles, al término de su presidencia, se instala en Cuernavaca con un grupo de amigos que le facilitaron su comodidad, entre ellos Federico T. La Chica, Aarón Sáenz, Andrew Almazán, entre otros.

Incluso le construyeron el Club de Golf Cuernavaca y levantaron sus casas en lo que hoy se conoce como el polígono de Calles. Todos vecinos, salían en sus Cadillacs negros a jugar golf con su exjefe cada fin de semana, mientras que Calles seguía mandando. Ya como expresidente, expropió la huerta de la Catedral de Cuernavaca y formó el Parque Revolulción. Hasta que su sucesor, el general Lázaro Cárdenas, a través del general Francisco J. Mújica, entró en su casa de noche, sacaron a Calles, casi en piyama, y lo enviaron al exilio a E. U., donde ya casi para morir, se le permiter retornar a México.

Llegan los finales años 30 y principios de los 40 cuando se asientan en la ciudad varios espías nazis, ellos hacían su trabajo y no se metían con la población. Aquí vivió Hilde Krüger, la espía que los nazis enviaron a México para ayudar a que Alemania tuviera acceso al abundante petróleo mexicano y otros recursos para el plan de Hitler de invadir la Unión Sociética. Se cuenta que era tan bella que encandiló a las élites políticas y empresariales del país. Amante de Miguel Alemán cae en desgracia cuando E.U. entra a la II Guerra Mundial y ordena a México que encarcele a los espías comenzando por Hilde, aunque la envía Alemán a Morelos para evitar su encarcelamiento.

Llegan los años 50, ocurren dos factores que privilegian a Cuernavaca, uno fue el macartismo, movimiento iniciado y perpetuado por el senador Joseph McCarthy quien se oponía a la expansión del comunismo y veía literalmente “moros con tranchetes” en cualquier personaje liberal al que confundía como simpatizante comunista. Esto lo que hizo fue que llegaran a México y varios a Cuernavaca grandes personajes, entre ellos el famoso psicoanalista Erich Fromm.

Y el segundo factor fue que se le unieran otros destacados personajes de los que escribiremos después. Llega también el notable Robert Brady (1928-1986), un estadounidense que durante esa década viaja a México donde reside dos años en la capital pero cuando conoce Cuernavaca se enamora de la ciudad y decide residir aquí, para ello compra una casa antigua pero deteriorada casa aledaña muro con muro con la Catedral y se dedica 24 años a restaurarla y a vestirla con obras de arte de todo el mundo. Al morir deja dicho que lo entierren junto a sus perros, ya enterrados previamente, en su casa y se crea un Fideicomiso que la convierte en un Museo con preciosas pinturas originales de Frida Kahlo, Diego Rivera y otros famosos de todo el mundo.

Posteriormente llegaron personajes como la “pobre niña rica” Bárbara Hutton, nieta y heredera del imperio de Frank Woolworth. Hay versiones de que antes de residir aquí, la Hutton contrató a un grupo de expertos en el clima que buscaran a nivel mundial cuál era el clima con la menor variación de temperatura y escogieron esta región. Por eso a su palacio japonés que construyó importanto todo el material y personal, hasta los jardineros se trajo de aquel país, le puso el nombre de Su-mi-ya que significa lugar donde reina la paz, la salud, longevidad y creatividad. No muy lejos quedaba ya el siglo XIX y los nombres de Alexander von Humboldt, considerado el padre de la Geografía Moderna Universal y de la Condesa Calderón de la Barca, cuando Maximiliano de Habsburgo, al igual que Cortés en el siglo XVI, escogieron Cuernavaca, de la que cuenta la leyenda que una vez que la Primavera conoció esta tierra, decidió quedarse aquí. Y seguiremos el próximo lunes.