/ lunes 8 de mayo de 2023

Donde el mito y la leyenda se entrelazan

Pues sí, queridos lectores, en el último momento una noticia me hizo cambiar el escrito que tenía preparado para mandar a El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla.

El Dr. en Ciencias por la Universidad Autónoma de Madrid y Maestro por la Facultad de Ciencias de la UNAM, es además investigador y experto en la relación de fauna y seres humanos que forma parte del INAH Morelos, me hizo cambiar mi texto. Me llegó a mi correo la noticia de que hay nuevas investigaciones acerca de la zona arqueológica de Xochicalco, obvio, ubicada aquí en Morelos y que el viernes 12 de mayo serán presentados los trabajos que aparecerán este mes en la superrevista Arqueología Mexicana, que dedica su último número precisamente a Xochicalco, la misma zona que estuvo amenazada varios años con las terribles compañías mineras canadienses que pretendían abrir una enorme mina a cielo abierto justo en las inmediaciones de la fantástica zona arqueológica. Imagínense lo que sería eso. No lo permitiremos.

Porque, además, con las explosiones en los terrenos que amenazaban con acabar con el centro-astronómico con el que los astrónomos mesoamericanos medían los tiempos que determinaban entre otras cosas, el inicio de las siembras. Así es que además de la contaminación visual, los contaminantes que emplean: arsénico, etc., para remover la tierra y extraer metales, contaminarían los mantos freáticos que permiten el desarrollo de nuestra zona arrocera del sur del estado. Afortunadamente, las protestas de la sociedad entera y la de nuestros maravillosos activistas lograron parar el proyecto y esperemos que sea de manera definitiva, no como mera estrategia de venta de concesión a otra minera canadiense y vuelva a empezar con lo mismo.

Pero les daré un anticipo del enorme desarrollo que alcanzó Xochicalco, lugar donde los resultados, el mito y la leyenda se entrelazan.

En entrevista hecha hace algún tiempo al escritor y Dr. en Historia José N. Iturriaga, me explicaba que “luego de la Conquista de México, quien dio a conocer el portento de lo que representa ese vestigio arqueológico, fue la detallada y precisa descripción que hizo José Antonio Alzate y Ramírez (Ozumba 1737-Cd. de México 1799), que incluyó tanto lo que vio como lo que le contaron los vecinos del lugar. Y es que Alzate, científico novohispano además de filósofo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geólogo, historiador, naturalista y periodista fue un ser con una curiosidad innata que lo orillaba a viajar para dar testimonio de lo que iba conociendo. Antes de él, se hablaba de Xochicalco ´Casa de las Flores´, como si de una leyenda se tratara”.

Continúa Iturriaga: “Alzate visitó las ruinas en el siglo XVIII y al conocerlas, la realidad superó lo que había escuchado de ellas. Las describió como un sitio de origen Tolteca y Azteca, para él, las diferencias estilísticas con los demás sitios conocidos fueron efecto de cierta influencia de la cultura maya y Alzate fue el primero en mencionar la presencia de la deidad Xochiquetzal en la Acrópolis de Xochicalco. Ahora bien, el antropólogo mexicano Leopoldo Batres, (1852-1926), inspector y conservador de Monumentos de México durante el régimen porfirista desde 1885 fue el responsable del rescate de la Pirámide del Sol en Teotihuacan inaugurado por Porfirio Díaz en 1910 como parte de los festejos del Centenario y fue también el encargado de las primeras excavaciones en Xochicalco donde rescató el entonce deteriorado edificio basamento conocido como Pirámide de las Serpientes”.

“Por cierto, pocos mexicanos saben que la cenefa que rodea o rodearon muchos años las actas de nacimiento de los mexicanos, son una reproducción de las serpientes emplumadas de Xochicalco, asimismo el Monumento a la Raza, localizado al norte de la Av. de los Insurgentes en la Cd. de México, tiene glifos de dicha pirámide. Sin embargo, luego de estar Xochicalco varios siglos abandonado, Leopoldo Batres, considerado pionero de la Antropología en México, que conoció Xochicalco en 1885, incluyó el precioso basamento de las serpientes en 1910 en una carta arqueológica y lo destacó como uno de los sitios mesoamericanos que fueron conocidos en Europa durante el siglo XVIII gracias a estudiosos y conocedores. Y cuando visitan el sitio de Xochicalco dos ingenieros galos, quedaron impactados tanto por su importancia, pero más por saber que un hacendado de Miacatlán en el siglo XVIII ordenó con las piedras que rodeaban Xochicalco, construir sus instalaciones.

Y seguimos el próximo lunes.


Pues sí, queridos lectores, en el último momento una noticia me hizo cambiar el escrito que tenía preparado para mandar a El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla.

El Dr. en Ciencias por la Universidad Autónoma de Madrid y Maestro por la Facultad de Ciencias de la UNAM, es además investigador y experto en la relación de fauna y seres humanos que forma parte del INAH Morelos, me hizo cambiar mi texto. Me llegó a mi correo la noticia de que hay nuevas investigaciones acerca de la zona arqueológica de Xochicalco, obvio, ubicada aquí en Morelos y que el viernes 12 de mayo serán presentados los trabajos que aparecerán este mes en la superrevista Arqueología Mexicana, que dedica su último número precisamente a Xochicalco, la misma zona que estuvo amenazada varios años con las terribles compañías mineras canadienses que pretendían abrir una enorme mina a cielo abierto justo en las inmediaciones de la fantástica zona arqueológica. Imagínense lo que sería eso. No lo permitiremos.

Porque, además, con las explosiones en los terrenos que amenazaban con acabar con el centro-astronómico con el que los astrónomos mesoamericanos medían los tiempos que determinaban entre otras cosas, el inicio de las siembras. Así es que además de la contaminación visual, los contaminantes que emplean: arsénico, etc., para remover la tierra y extraer metales, contaminarían los mantos freáticos que permiten el desarrollo de nuestra zona arrocera del sur del estado. Afortunadamente, las protestas de la sociedad entera y la de nuestros maravillosos activistas lograron parar el proyecto y esperemos que sea de manera definitiva, no como mera estrategia de venta de concesión a otra minera canadiense y vuelva a empezar con lo mismo.

Pero les daré un anticipo del enorme desarrollo que alcanzó Xochicalco, lugar donde los resultados, el mito y la leyenda se entrelazan.

En entrevista hecha hace algún tiempo al escritor y Dr. en Historia José N. Iturriaga, me explicaba que “luego de la Conquista de México, quien dio a conocer el portento de lo que representa ese vestigio arqueológico, fue la detallada y precisa descripción que hizo José Antonio Alzate y Ramírez (Ozumba 1737-Cd. de México 1799), que incluyó tanto lo que vio como lo que le contaron los vecinos del lugar. Y es que Alzate, científico novohispano además de filósofo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geólogo, historiador, naturalista y periodista fue un ser con una curiosidad innata que lo orillaba a viajar para dar testimonio de lo que iba conociendo. Antes de él, se hablaba de Xochicalco ´Casa de las Flores´, como si de una leyenda se tratara”.

Continúa Iturriaga: “Alzate visitó las ruinas en el siglo XVIII y al conocerlas, la realidad superó lo que había escuchado de ellas. Las describió como un sitio de origen Tolteca y Azteca, para él, las diferencias estilísticas con los demás sitios conocidos fueron efecto de cierta influencia de la cultura maya y Alzate fue el primero en mencionar la presencia de la deidad Xochiquetzal en la Acrópolis de Xochicalco. Ahora bien, el antropólogo mexicano Leopoldo Batres, (1852-1926), inspector y conservador de Monumentos de México durante el régimen porfirista desde 1885 fue el responsable del rescate de la Pirámide del Sol en Teotihuacan inaugurado por Porfirio Díaz en 1910 como parte de los festejos del Centenario y fue también el encargado de las primeras excavaciones en Xochicalco donde rescató el entonce deteriorado edificio basamento conocido como Pirámide de las Serpientes”.

“Por cierto, pocos mexicanos saben que la cenefa que rodea o rodearon muchos años las actas de nacimiento de los mexicanos, son una reproducción de las serpientes emplumadas de Xochicalco, asimismo el Monumento a la Raza, localizado al norte de la Av. de los Insurgentes en la Cd. de México, tiene glifos de dicha pirámide. Sin embargo, luego de estar Xochicalco varios siglos abandonado, Leopoldo Batres, considerado pionero de la Antropología en México, que conoció Xochicalco en 1885, incluyó el precioso basamento de las serpientes en 1910 en una carta arqueológica y lo destacó como uno de los sitios mesoamericanos que fueron conocidos en Europa durante el siglo XVIII gracias a estudiosos y conocedores. Y cuando visitan el sitio de Xochicalco dos ingenieros galos, quedaron impactados tanto por su importancia, pero más por saber que un hacendado de Miacatlán en el siglo XVIII ordenó con las piedras que rodeaban Xochicalco, construir sus instalaciones.

Y seguimos el próximo lunes.