/ martes 7 de abril de 2020

Las rémoras del desastre

Al momento de escribir estas líneas y bajo un cambio constante de cifras, el número de confirmados con COVID-19 a nivel mundia, había superado la barrera del millón de personas instalándose por el momento en 1,200,000 infectados.

Estados Unidos cuyo presidente Donald Trump ha cambiado por completo su discurso, es el nuevo epicentro de la transmisión a nivel mundial, siendo Nueva York el Estado con la tasa de reproducción del virus más alta en el orbe.

Los países europeos aún están lejos de salir de la crisis epidémica; Centroamérica y Sudamérica tampoco están exentos; los casos suben y en Ecuador se observan apocalípticas imágenes producto de un virus feroz y pésimas estrategias gubernamentales; la pandemia ha arrebatado la vida de más de 71 mil seres humanos en el mundo.

En México, durante los aparentes momentos de calma que anteceden a la tormenta, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado un mensaje en donde expone su plan para enfrentar la crisis en puerta, para algunos congruente y acorde a la realidad, para otros francamente insuficiente y hasta decepcionante, es de esperarse que será escudriñado hasta la última letra en los días por venir.

Incluso sectores empresariales buscan un diálogo para en común acuerdo ampliar la estrategia en favor del país, ojalá se logre, porque es muy cierto que las acciones a ejecutar por parte del Gobierno no han traído la certidumbre esperada; inminente y necesario resulta un amplio debate, la congruencia de un gobernante no debe ser únicamente para sí mismo, debe ir en armonía con las necesidades de su país.

Sin embargo, existe por desgracia otro tipo de conductas que no abonan nada a nuestro México, en este clima polarizado era imposible tirar para un mismo lado, pero algunos hechos enrarecen más el ambiente.

Quienes hace poco disfrutaron de un bien logrado prestigio ahora caen en el nefasto juego de las “fake” y parecen apostar por la desinformación y amarillismo, convirtiéndose en verdaderos agoreros de la tragedia. Joaquín López Dóriga urgido como estaba por ser el primero en reportar desgracias, anunció la muerte de José Kuri justo en los momentos en que el empresario luchaba por su vida, otros, confiando tal vez en la fuente, replicaron la nota sin molestarse en verificar, al final, instalado en la soberbia, no hubo disculpa a la familia, solo pretextos al público.

En un afán parecido se mueven más personajes, el excandidato presidencial Gabriel Quadri es de quienes apuestan al caos, haciendo un llamado en uno de los momentos más delicados para el país a un “Proceso para liberar a México de la pesadilla populista” aludiendo al titular del ejecutivo y mencionando la revocación de mandato; mas no para 2021 como ya lo establece la ley, el brillante y solidario político lo sugiere de inmediato, en una suerte de amotinamiento justo antes de la tempestad, suplantado la cordura por mala fé.

Es importante entender la complejidad hacia el futuro, unir esfuerzos no significa aplaudir las cosas que se hagan mal, pero sí resulta ocioso y mezquino abonar a la crisis.

En una rueda de prensa Denise Dresser quien alguna vez presumiera haber votado por AMLO, hoy es fuerte crítica del mismo y eso es sano en ejercicio de su libertad de expresión, pero la combatividad periodística que le ha caracterizado la mueve a un costado de la objetividad cuando exige saber el número de muertos esperados de pandemia; se trata de un dato inspirador del miedo, sin tomar en cuenta la afectación psicológica de la cuarentena en la vida de los mexicanos.

En su argumento evoca que el presidente norteamericano dio una cifra en su país con un margen de error muy amplio por cierto, entre 100 mil y 250 mil pudiendo llegar hasta un millón, como si se tratara de frijoles y no de seres humanos; seguro el pronóstico existe en México, pero importa a quienes administraran la emergencia.

Para las personas resguardadas o quienes seguimos trabajando, únicamente traería pánico; ya se dijo que el contagio podría alcanzar al 70% de la población, eso debería bastar para tener un panorama claro.

Sin lugar a dudas, es el expresidente Felipe Calderón quien se lleva el premio al “zopilote de oro” si acaso cabe la expresión, reducido por él mismo a “porro tuitero”, se ha valido de cualquier recurso para atacar, publica fotos que corresponden a otros países y no se toma el tiempo para verificar ni origen ni autenticidad, pues le importa golpear.

Incluso llegó a sugerir que hubo una convivencia entre López Obrador y miembros del “Cartel de Sinaloa”, exhibió una foto donde "confundió" a un ciudadano con un personaje del cartel.

Al ser desmentido dijo aceptar la tregua propuesta por el presidente, pero como en la fábula de “la rana y el escorpión” Calderón no puede ir contra su propia naturaleza, ni el hecho de que su hombre clave en la guerra contra el narco esté en prisión y vaya a ser juzgado por graves delitos de narcotráfico, parecen bajarle el ánimo, en cambio se adjudica una inaudita legitimidad.

La crítica debe ser bien recibida por todos los gobiernos en cualquier circunstancia, mas ante lo que se avecina, el golpeteo malintencionado debe quedar atrás.

Es momento de cerrar filas, los políticos de cualquier partido viven en este país y también sufrirán los efectos negativos facturados por la crisis, por lo tanto deben unir esfuerzos en beneficio de los mexicanos; nos lo deben, las rémoras del desastre habrán de entender que el virus es un enemigo común y no un aliado.

Al momento de escribir estas líneas y bajo un cambio constante de cifras, el número de confirmados con COVID-19 a nivel mundia, había superado la barrera del millón de personas instalándose por el momento en 1,200,000 infectados.

Estados Unidos cuyo presidente Donald Trump ha cambiado por completo su discurso, es el nuevo epicentro de la transmisión a nivel mundial, siendo Nueva York el Estado con la tasa de reproducción del virus más alta en el orbe.

Los países europeos aún están lejos de salir de la crisis epidémica; Centroamérica y Sudamérica tampoco están exentos; los casos suben y en Ecuador se observan apocalípticas imágenes producto de un virus feroz y pésimas estrategias gubernamentales; la pandemia ha arrebatado la vida de más de 71 mil seres humanos en el mundo.

En México, durante los aparentes momentos de calma que anteceden a la tormenta, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado un mensaje en donde expone su plan para enfrentar la crisis en puerta, para algunos congruente y acorde a la realidad, para otros francamente insuficiente y hasta decepcionante, es de esperarse que será escudriñado hasta la última letra en los días por venir.

Incluso sectores empresariales buscan un diálogo para en común acuerdo ampliar la estrategia en favor del país, ojalá se logre, porque es muy cierto que las acciones a ejecutar por parte del Gobierno no han traído la certidumbre esperada; inminente y necesario resulta un amplio debate, la congruencia de un gobernante no debe ser únicamente para sí mismo, debe ir en armonía con las necesidades de su país.

Sin embargo, existe por desgracia otro tipo de conductas que no abonan nada a nuestro México, en este clima polarizado era imposible tirar para un mismo lado, pero algunos hechos enrarecen más el ambiente.

Quienes hace poco disfrutaron de un bien logrado prestigio ahora caen en el nefasto juego de las “fake” y parecen apostar por la desinformación y amarillismo, convirtiéndose en verdaderos agoreros de la tragedia. Joaquín López Dóriga urgido como estaba por ser el primero en reportar desgracias, anunció la muerte de José Kuri justo en los momentos en que el empresario luchaba por su vida, otros, confiando tal vez en la fuente, replicaron la nota sin molestarse en verificar, al final, instalado en la soberbia, no hubo disculpa a la familia, solo pretextos al público.

En un afán parecido se mueven más personajes, el excandidato presidencial Gabriel Quadri es de quienes apuestan al caos, haciendo un llamado en uno de los momentos más delicados para el país a un “Proceso para liberar a México de la pesadilla populista” aludiendo al titular del ejecutivo y mencionando la revocación de mandato; mas no para 2021 como ya lo establece la ley, el brillante y solidario político lo sugiere de inmediato, en una suerte de amotinamiento justo antes de la tempestad, suplantado la cordura por mala fé.

Es importante entender la complejidad hacia el futuro, unir esfuerzos no significa aplaudir las cosas que se hagan mal, pero sí resulta ocioso y mezquino abonar a la crisis.

En una rueda de prensa Denise Dresser quien alguna vez presumiera haber votado por AMLO, hoy es fuerte crítica del mismo y eso es sano en ejercicio de su libertad de expresión, pero la combatividad periodística que le ha caracterizado la mueve a un costado de la objetividad cuando exige saber el número de muertos esperados de pandemia; se trata de un dato inspirador del miedo, sin tomar en cuenta la afectación psicológica de la cuarentena en la vida de los mexicanos.

En su argumento evoca que el presidente norteamericano dio una cifra en su país con un margen de error muy amplio por cierto, entre 100 mil y 250 mil pudiendo llegar hasta un millón, como si se tratara de frijoles y no de seres humanos; seguro el pronóstico existe en México, pero importa a quienes administraran la emergencia.

Para las personas resguardadas o quienes seguimos trabajando, únicamente traería pánico; ya se dijo que el contagio podría alcanzar al 70% de la población, eso debería bastar para tener un panorama claro.

Sin lugar a dudas, es el expresidente Felipe Calderón quien se lleva el premio al “zopilote de oro” si acaso cabe la expresión, reducido por él mismo a “porro tuitero”, se ha valido de cualquier recurso para atacar, publica fotos que corresponden a otros países y no se toma el tiempo para verificar ni origen ni autenticidad, pues le importa golpear.

Incluso llegó a sugerir que hubo una convivencia entre López Obrador y miembros del “Cartel de Sinaloa”, exhibió una foto donde "confundió" a un ciudadano con un personaje del cartel.

Al ser desmentido dijo aceptar la tregua propuesta por el presidente, pero como en la fábula de “la rana y el escorpión” Calderón no puede ir contra su propia naturaleza, ni el hecho de que su hombre clave en la guerra contra el narco esté en prisión y vaya a ser juzgado por graves delitos de narcotráfico, parecen bajarle el ánimo, en cambio se adjudica una inaudita legitimidad.

La crítica debe ser bien recibida por todos los gobiernos en cualquier circunstancia, mas ante lo que se avecina, el golpeteo malintencionado debe quedar atrás.

Es momento de cerrar filas, los políticos de cualquier partido viven en este país y también sufrirán los efectos negativos facturados por la crisis, por lo tanto deben unir esfuerzos en beneficio de los mexicanos; nos lo deben, las rémoras del desastre habrán de entender que el virus es un enemigo común y no un aliado.