/ miércoles 27 de enero de 2021

Las otras crisis que vienen...

Llevamos casi un año hablando de la pandemia por Covid-19, y sus efectos sanitarios, sociales y económicos en todo el mundo. Este fenómeno y la perniciosa actitud de políticos y burócratas de alto nivel que parecieran dispuestos a aplazar el tema haciendo creer que mucho más importante que la salud de los morelenses es la grilla electoral, nos han hecho hacer a un lado los datos recientes que demuestran vivimos en el peor momento de la pandemia en el estado.

Normalizar el conteo de cientos de casos nuevos cada 24 horas es un cambio profundo en la percepción morelense sobre el peligro sanitario actual. Considerar naturales los 100, 200 o 300 casos diarios es nuevo. Hace unos meses, reportar esa cifra habría sido de escándalo, alcaldes, diputados, funcionarios estatales y federales, harían declaraciones lapidarias exigiendo un cambio en la estrategia de salud. Y es cierto que debemos acostumbrarnos a vivir con la pandemia, pero no con los contagios, ni con las muertes que pudieron evitarse con una estrategia sanitaria diferente en las familias, las comunidades, las autoridades.

Porque la cifra que pudiera consolar a muchos, la normalización a 11 por ciento del índice de letalidad del virus en Morelos, es profundamente engañosa. El número de muertes diarias es superior en el primer mes del año al promedio del anterior; pero al detectarse muchos más casos positivos (que antes seguramente existían sin registro), el tabulado de letalidad tenderá a bajar. En números simples, se muere más gente en el primer mes de 2021, también más gente enferma, más camas se ocupan en los hospitales, y mayor es el daño a la interacción social, a la economía, y a la credibilidad de los liderazgos que si no nos han traído hasta acá, bastante poco han hecho por sacarnos de la crisis.

Las amenazas como las enfermedades infecciosas (no habría que perder de vista enfermedades transmitidas por vector, las asociadas al sedentarismo -incluyendo las mentales- y las que podrían derivar de las fallas en la aplicación de inmunológicos contra enfermedades prevenibles por vacunación), los problemas para conseguir el sustento familiar, los eventos climáticos extremos, la erosión de la cohesión social, desigualdad digital, decepción de la juventud, entre otras identificadas por el Foro Económico Mundial como peligros inminentes para todo el mundo, golpearán con mucha mayor fuerza a las comunidades cuya organización política y social está más dañada. En el caso de Morelos, la erosión prepandemia se une al derrumbe provocado por el Covid-19, y ninguno de los actores políticos o sociales parece identificarlos, sumidos en una discusión sobre la legitimidad que unos y otros podrían tener hasta para hablar de los problemas de Morelos.

La pandemia no cederá pronto sin cambios en la estrategia para enfrentarla, lo que no parece vaya a ocurrir mientras el estado no decida enfrentarla y en tanto no se destinen recursos económicos suficientes para establecer apoyos económicos que permitan elevar las restricciones a la movilidad mientras se consiguen las vacunas suficientes para inmunizar a los morelenses.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Llevamos casi un año hablando de la pandemia por Covid-19, y sus efectos sanitarios, sociales y económicos en todo el mundo. Este fenómeno y la perniciosa actitud de políticos y burócratas de alto nivel que parecieran dispuestos a aplazar el tema haciendo creer que mucho más importante que la salud de los morelenses es la grilla electoral, nos han hecho hacer a un lado los datos recientes que demuestran vivimos en el peor momento de la pandemia en el estado.

Normalizar el conteo de cientos de casos nuevos cada 24 horas es un cambio profundo en la percepción morelense sobre el peligro sanitario actual. Considerar naturales los 100, 200 o 300 casos diarios es nuevo. Hace unos meses, reportar esa cifra habría sido de escándalo, alcaldes, diputados, funcionarios estatales y federales, harían declaraciones lapidarias exigiendo un cambio en la estrategia de salud. Y es cierto que debemos acostumbrarnos a vivir con la pandemia, pero no con los contagios, ni con las muertes que pudieron evitarse con una estrategia sanitaria diferente en las familias, las comunidades, las autoridades.

Porque la cifra que pudiera consolar a muchos, la normalización a 11 por ciento del índice de letalidad del virus en Morelos, es profundamente engañosa. El número de muertes diarias es superior en el primer mes del año al promedio del anterior; pero al detectarse muchos más casos positivos (que antes seguramente existían sin registro), el tabulado de letalidad tenderá a bajar. En números simples, se muere más gente en el primer mes de 2021, también más gente enferma, más camas se ocupan en los hospitales, y mayor es el daño a la interacción social, a la economía, y a la credibilidad de los liderazgos que si no nos han traído hasta acá, bastante poco han hecho por sacarnos de la crisis.

Las amenazas como las enfermedades infecciosas (no habría que perder de vista enfermedades transmitidas por vector, las asociadas al sedentarismo -incluyendo las mentales- y las que podrían derivar de las fallas en la aplicación de inmunológicos contra enfermedades prevenibles por vacunación), los problemas para conseguir el sustento familiar, los eventos climáticos extremos, la erosión de la cohesión social, desigualdad digital, decepción de la juventud, entre otras identificadas por el Foro Económico Mundial como peligros inminentes para todo el mundo, golpearán con mucha mayor fuerza a las comunidades cuya organización política y social está más dañada. En el caso de Morelos, la erosión prepandemia se une al derrumbe provocado por el Covid-19, y ninguno de los actores políticos o sociales parece identificarlos, sumidos en una discusión sobre la legitimidad que unos y otros podrían tener hasta para hablar de los problemas de Morelos.

La pandemia no cederá pronto sin cambios en la estrategia para enfrentarla, lo que no parece vaya a ocurrir mientras el estado no decida enfrentarla y en tanto no se destinen recursos económicos suficientes para establecer apoyos económicos que permitan elevar las restricciones a la movilidad mientras se consiguen las vacunas suficientes para inmunizar a los morelenses.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx