/ miércoles 16 de octubre de 2019

Las deudas del IEBEM...

El Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos debe varios millones de pesos en salarios y prestaciones a maestros en activo y jubilados. Nadie se atreve a hacer un cálculo real, o en darlo a conocer desde la autoridad, pero se presume que los adeudos superarían los 10 millones y se siguen acumulando. Eliacín Salgado, titular del organismo, con una calma que cualquier deudor de Elektra envidiaría, asegura que en los pasivos del IEBEM “hay de chile de sal y de manteca” y advierte que se trata de un problema heredado, lo que es sólo parcialmente cierto.

Porque, para salir de la tamalera expresión del funcionario, lo cierto es que el origen de los adeudos también es variopinto; hay los que vienen heredados, lo que significaría que los recursos para la nómina del magisterio fueron desviados por alguien y ahora ya no se encuentran o sencillamente, no fueron adecuadamente gestionados por los responsables que habrían tenido a decenas de trabajadores con la esperanza de pago. Pero también hay los que derivan de la determinación de la Secretaría de Educación Pública de revisar los procesos de gestión de los recursos que fue tomada en diciembre y que aún en abril no estaba bastante clara, lo que atrasó muchos pagos (entre ellos los de escuelas de tiempo completo). Otros derivan de una mala planeación o de errores en la comunicación de la misma que generan plazas que no tienen soporte presupuestal, aunque cubran necesidades. Unos más provienen de las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia para el cálculo de pensiones en salarios mínimos, superiores a las Unidades de Medida y Actualización, que se habían venido usando para resolver los montos de pensiones para trabajadores de la educación en retiro. En efecto, hay de todo tipo de causar con una consecuencia común, Morelos debe dinero a sus docentes.

No es la primera vez que este desaguisado ocurre en la administración del IEBEM; los sexenios de Marco Adame Castillo y Graco Ramírez Garrido, fueron de constantes atrasos y hasta acusaciones de desvíos de recursos en la nómina y prestaciones del magisterio. Cuando el IEBEM nació, allá por 1992, y algunos años después, los docentes de Morelos presumían que se les pagaba siempre a tiempo (hasta antes de la fecha programada) y salarios y prestaciones íntegros. Poco a poco fue cambiando esa dinámica en tanto, de acuerdo con lo que se advertía entonces, los gobiernos estatales usaban los recursos de salarios y prestaciones magisteriales como una especie de caja chica y con ello cubrían otras necesidades.

La práctica del uso inadecuado de la nómina se enfrentó en la reforma educativa de Peña Nieto con la creación del fondo de aportaciones para la nómina educativa, FONE, sin lograr el éxito que se habría pensado dados múltiples factores, entre ellos, las diferencias prestacionales entre los estados y la existencia de plazas no reconocidas por la autoridad federal. El intento de transparencia fue pronto obstaculizado por sus propios problemas (derivados de casi 20 años de descentralización educativa) y por los círculos de corrupción en los gobiernos de los estados que permitían aun el uso discrecional de algunos montos destinados a cubrir, por ejemplo, cuotas de préstamos o de seguridad social de los trabajadores.

Los enormes adeudos que arrastra el IEBEM, es cierto, derivan de problemas históricos, pero también de esquemas administrativos actuales. Eliacín Salgado sabe, debió saberlo desde que asumió el cargo, que estos adeudos existen y que pueden generar una presión política grave al gobierno que, además, parece no tener los recursos suficientes para cubrirlos en lo que resta del año. Decir que el problema es una herencia no funciona en tanto se trata, quiérase o no, del mismo patrón, el IEBEM, debiendo a los mismos maestros. El problema es que la paciencia parece agotarse en las filas del magisterio y ya se percibe un conflicto que no podrá ya ser ignorado.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernvaca.com.mx

El Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos debe varios millones de pesos en salarios y prestaciones a maestros en activo y jubilados. Nadie se atreve a hacer un cálculo real, o en darlo a conocer desde la autoridad, pero se presume que los adeudos superarían los 10 millones y se siguen acumulando. Eliacín Salgado, titular del organismo, con una calma que cualquier deudor de Elektra envidiaría, asegura que en los pasivos del IEBEM “hay de chile de sal y de manteca” y advierte que se trata de un problema heredado, lo que es sólo parcialmente cierto.

Porque, para salir de la tamalera expresión del funcionario, lo cierto es que el origen de los adeudos también es variopinto; hay los que vienen heredados, lo que significaría que los recursos para la nómina del magisterio fueron desviados por alguien y ahora ya no se encuentran o sencillamente, no fueron adecuadamente gestionados por los responsables que habrían tenido a decenas de trabajadores con la esperanza de pago. Pero también hay los que derivan de la determinación de la Secretaría de Educación Pública de revisar los procesos de gestión de los recursos que fue tomada en diciembre y que aún en abril no estaba bastante clara, lo que atrasó muchos pagos (entre ellos los de escuelas de tiempo completo). Otros derivan de una mala planeación o de errores en la comunicación de la misma que generan plazas que no tienen soporte presupuestal, aunque cubran necesidades. Unos más provienen de las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia para el cálculo de pensiones en salarios mínimos, superiores a las Unidades de Medida y Actualización, que se habían venido usando para resolver los montos de pensiones para trabajadores de la educación en retiro. En efecto, hay de todo tipo de causar con una consecuencia común, Morelos debe dinero a sus docentes.

No es la primera vez que este desaguisado ocurre en la administración del IEBEM; los sexenios de Marco Adame Castillo y Graco Ramírez Garrido, fueron de constantes atrasos y hasta acusaciones de desvíos de recursos en la nómina y prestaciones del magisterio. Cuando el IEBEM nació, allá por 1992, y algunos años después, los docentes de Morelos presumían que se les pagaba siempre a tiempo (hasta antes de la fecha programada) y salarios y prestaciones íntegros. Poco a poco fue cambiando esa dinámica en tanto, de acuerdo con lo que se advertía entonces, los gobiernos estatales usaban los recursos de salarios y prestaciones magisteriales como una especie de caja chica y con ello cubrían otras necesidades.

La práctica del uso inadecuado de la nómina se enfrentó en la reforma educativa de Peña Nieto con la creación del fondo de aportaciones para la nómina educativa, FONE, sin lograr el éxito que se habría pensado dados múltiples factores, entre ellos, las diferencias prestacionales entre los estados y la existencia de plazas no reconocidas por la autoridad federal. El intento de transparencia fue pronto obstaculizado por sus propios problemas (derivados de casi 20 años de descentralización educativa) y por los círculos de corrupción en los gobiernos de los estados que permitían aun el uso discrecional de algunos montos destinados a cubrir, por ejemplo, cuotas de préstamos o de seguridad social de los trabajadores.

Los enormes adeudos que arrastra el IEBEM, es cierto, derivan de problemas históricos, pero también de esquemas administrativos actuales. Eliacín Salgado sabe, debió saberlo desde que asumió el cargo, que estos adeudos existen y que pueden generar una presión política grave al gobierno que, además, parece no tener los recursos suficientes para cubrirlos en lo que resta del año. Decir que el problema es una herencia no funciona en tanto se trata, quiérase o no, del mismo patrón, el IEBEM, debiendo a los mismos maestros. El problema es que la paciencia parece agotarse en las filas del magisterio y ya se percibe un conflicto que no podrá ya ser ignorado.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernvaca.com.mx

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